Cuando Felipe Leal era estudiante de arquitectura en la UNAM, a finales de los años setenta, le tocó hacer una tarea sobre la casa que Juan O’Gorman hizo para el pintor Julio Castellanos. Por eso contactó al mítico arquitecto y, tras una respuesta positiva, acudió a su residencia, ubicada donde hoy se encuentra el restaurante San Ángel Inn, para realizarle una entrevista que, casi cincuenta años después, publica El Colegio Nacional con el nombre de Conversación con Juan O’Gorman. Sus vociferaciones.
“Era un hombre de una inteligencia y conocimiento muy profundo; además, era cáustico y crítico”, recuerda Leal en entrevista con MILENIO desde la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. “Fue de las primeras personas en hablar del deterioro ambiental y en decir que Frida Kahlo era extraordinaria. A Diego Rivera lo respetaba, pero con ella tenía una admiración enorme. Fue un visionario, un personaje que dejó una huella en el arte mexicano”.
"Hay volver mucho más intensa la capacidad de lectura"
El responsable de volver peatonal la calle Madero, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, exalta la suerte de “venir cada año (a la FIL) a presentar un libro, me llena de energía. Aunque cotidianamente vivimos con los libros, no muchas veces tenemos ese contacto tan fuerte, tan apabullante. Cada Feria me estructura una disciplina para en diciembre estar aquí presentando”.
“Escribir es un placer. La mayor parte de mis libros son breves, libros de bolsillo, asequibles, muy seductores, pero no por eso no tienen contenido. No quiere decir que sea pobre el lenguaje, sino que se pueda comprender”, dice aludiendo a Conversación con Juan O’Gorman. Sus vociferaciones, que no rebasa el centenar de páginas.
A pesar de la gran cantidad de personas que vuelven a Guadalajara una capital literaria durante nueve días, Leal cree que los mexicanos “no leemos como deberíamos”, por lo que insta a “volver mucho más intensa la capacidad de lectura: es un proceso cognitivo, no solo de placer; es la capacidad de abstraer, de usar las palabras. No hay algo más intimista que eso. Es importante para el desarrollo mental y el enriquecimiento humano”.
Parte de lo anterior para afirmar que el arte “enriquece el espíritu humano, desarrolla tu capacidad de imaginación y te vuelve más fraterno”.
En lo social, resalta que es "una herramienta fundamental para el bienestar”, sobre todo en una época complicada. “Debe ser un bálsamo ante el deprecio, el racismo, la guerra. A mí me refugia, me da esperanza”.
El panorama actual del arte
Retoma a O’Gorman para comentar que antes los artistas y sus visiones se agrupaban de manera más sólida, pero ahora es múltiple: “Hay una diáspora. No puedes decir lo que está dominando ahora porque hay muchas cartas, es un palimpsesto, pero hay una gran estructura creativa. Aunque es irregular porque en unas cosas es muy fuerte y en otras no”.
“No hay un eje, es muy amorfo. Hay cosas que fascinan y otras muy desagradables. También hay autocomplacencia y el narcicismo generado por el teléfono. Hay una necesidad de ser vistos no nada más desde lo visual, sino como persona, llamar la atención, y por eso hay ocurrencias frívolas y otras de gran solidez. Para la sociedad se vuelve complejo distinguir”.
Escéptico ante el porvenir, algo que le da esperanza es el terreno creativo como “elemento de desintoxicación. Se dice que el artista ve lo que los otros no ven. Te hace ver la belleza o la crueldad que hacen reflexionar”.
Leal termina la charla incentivando a profundizar en Juan O’Gorman, quien es reconocido por la creación del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, y la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria, “pero tiene una obra más extensa y fascinante”.
hc