Para el origen de todas mis cosas: Agripina
Lo menos te he llamado tres veces:
levántate y ven; busquemos la abertura
por donde has de entrar.
PURGATORIO
Canto décimonono
PRÓLOGO
(yo/carnicero)
1
salgo cada día al amanecer
fumo un puro que no termino nunca
se consume en la ventana
a un costado de la puerta
merodean perros columpiándose en su redondez
sus colmillos y narices secas raen el aire
2
en simétricas hileras
dentro del congelador
exhibo piezas
muslos caracoles
muslos higiénicamente delgados
muslos con pequeñas cicatrices
asoman brillantes manos su pequeña forma
dos de ellas
gentilmente retraídas
muestran anillos dorados
3
tengo cabezas con largos cabellos
otras de cabellos ralos encendidos en rojo y negro
algunos de sus labios
con rastros de pintura
todos los días canto
déjame tomarte
ordenaré primero el sexo
y al final tu cara
con esos ojos abandonados
deja que te acomode en mi vitrina
y el tiempo haga su trabajo
no te engaño
no olvidaré tus restos en un café decente
ni te haré el amor por última vez
permite que te envuelva
en un periódico blanco
4
limpio todos los días
entre las redondeces blancas y morenas
debajo de los pubis depilados
que se asoman como miserables gatos
mi letrero se mueve
a veces
con el aire
DESCENSO
(one way ticket)
Metro
uno
fuiste tú quien ideó el plan
quien me arrojó al mundo
hecho dolorosa artificialmente
me puso en este andén vacío
sólo para mí
fue parte de tu plan
tu bien estructurado plan
construir túneles
en los estantes de tu casa
para que yo asomara en ellos
dos
fuiste tú quien hizo el metro donde viajo ahora
quien hizo las monedas para comprar boletos
quien hizo los boletos y los entregó
apretando suavemente mi mano
fuiste tú quien se sentó conmigo en la estación
antes de emprender el viaje
y no me dirigió la palabra
tres
eres este túnel
de costillas oxidadas
que paso
ese par de relojes en lo alto
marcando distintas horas
este botón azul de emergencia
que no funciona
cuatro
tú me arrojaste agua en la cara
camino al túnel
diciendo lo torpe que he sido
lo buena que he sido
tú colocaste metales
retorcidos en mi espalda
para enderezar mi cuerpo
y resistir el viaje
cinco
en el pasillo del metro
sobre mis manos untaste opio
diciendo
compra menos destruye más
me diste este paso de serpiente
que busca
y mancha el piso de acero
ahora mismo debajo mío
de un aceite negro luminoso
seis
eres tú
quien sostiene estas vías sobre las que viajo
las que me van a salvar
eres tú
tras las luces amarillas del vagón
dentro de ellas
eres tú
cada uno de los asientos
siete
tu cálculo fue
ser ese hombre tras el cercado
lanzándome piedras
tu cálculo fue
armar los barrotes
en que ahora me sostengo
ocho
has puesto música encapsulada
sobre este cielo gris
sólo para mí
nueve
tú
avanzando antes que la velocidad
tú
ángel que hizo los aviones plateados
que sobrevuelan el metro
tú
creador de esta botella de agua
meciéndose en mi saco
diez
no hay mapas en este metro
están en tu cabeza
doblados en tres partes
como las tres almas que tienes
y me heredarás
tan pronto se abra
la primera estación
once
tú estallas el vidrio
tú revuelves mis cabellos negros
como listones de seda interminables
tú arrancas incendias
la ropa clara
que llevo puesta
doce
tú has dejado esta gota terca estirándose
sobre el cristal y no se acaba
para que yo la vea
trece
avanzo y me pierdo de ti
me pierdo de mí
escucho al final del túnel
tus aullidos y los míos
AQ