Hace una semana la fachada art déco del Frontón México empezó a cubrirse de blanco, quien camina diariamente por el Monumento a la Revolución constató cómo cubrieron de repente las esculturas en bajo relieve que representan a un jugador de pelota vasca.
El inmueble en la colonia Tabacalera diseñado por el arquitecto Joaquín Capilla y el ingeniero Teodoro Kunhardt fue prácticamente tapizado por trabajadores subidos en montacargas con plumas que los ayudaron a elevarse seis metros de altura; también cubrieron las ventanas y las cornisas del inmueble con plástico negro.
La pregunta era: ¿a qué se debe la transformación de la construcción inaugurada en mayo de 1929 frente a la Plaza de la República?
Después, durante este fin de semana, empezaron a aparecer trazos, formas geométricas multicolores en el lado derecho del edificio. Y en la azotea, de lado izquierdo, en la esquina de Ponciano Arriaga, se apreciaba un rostro que miraba hacia Reforma.
La respuesta es que se trata de una intervención y una muestra inmersiva del pintor, escultor, diseñador y especialista en arte urbano Okuda San Miguel (Santander, España, 1980).
Transformación
La obra se titula Metamorfosis, consiste en una acción exterior, una exposición inmersiva y un formato de obra artística para invitar al público a contemplar, ser parte y vivir esta propuesta artística.
MILENIO registró cómo fue transformándose la construcción en un inmenso lienzo en blanco, que en poco tiempo quedó listo para convertirse en la experiencia de Okuda San Miguel, cuyo trabajo se ha mostrado en 80 ciudades del mundo.
Óscar San Miguel Erice, mejor conocido como Okuda, detalla en entrevista exclusiva que el Frontón México. que lucía un color marrón, fue detalladamente cubierto con un vinilo blanco especial para poder pintar sobre él sin tocar sus paredes originales.
Esto se debe a que el edificio está catalogado como inmueble de valor artístico por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
La obra mural, que por primera vez se hace en México, será efímera. Durará del día de la apertura de Metamorfosis, 1 de febrero y hasta la clausura, el 12 de marzo. Lo que sí permanecerán son sus 11 esculturas e instalaciones interactivas en 3D, con ambientación, banda sonora, proyecciones de videomapping y luz interior.
El artista multidisciplinario cuenta que buscaba intervenir algún inmueble en Ciudad de México porque tiene 25 años trabajando en el espacio público, haciendo murales, aunque también desde hace una década realiza en su estudio obras que se ven en todo el mundo: escultura, pintura, grabado, fotografía, video e instalación.
“Desde 2014 que pinté mi primer edificio histórico, una iglesia en el norte de España, me di cuenta de que mi trabajo funciona muy bien, con un lenguaje digital y contemporáneo sobre edificios clásicos, y el Frontón tiene los elementos perfectos para este contraste”.
Un viaje
Relata que tiene experiencia con el contacto con monumentos arquitectónicos, ya que hace dos años, tras pintar en Cantabria el Faro de Ajo, que data de 1930, se suscitó una controversia porque había intervenido directamente en los muros de una construcción con valor patrimonial, después se realizó una consulta y la población decidió que se quedara con el sello de Okuda a pesar de que el compromiso había sido volver a pintarlo de blanco.
“Ahora el Faro es un éxito, es uno de los símbolos de la identidad de la localidad de Cantabria, al parecer se quedará así pintado de forma permanente y cuando consigues eso es magia. Después de la Cueva de Altamira con sus pinturas rupestres, consideradas las representaciones artísticas más importantes de la prehistoria, el Faro es el segundo atractivo más visitado en la entidad”, destaca.
Así que en broma dice que puede hacerse una votación entre todos los mexicanos para que se quede la intervención de Metamorfosis en el Frontón México.
Quienes acudan a la exhibición en la Plaza de la República, apreciarán también la escultura monumental Skull House, en forma de cráneo de 10 por 6 metros de altura y de base, respectivamente, que realizó con la colaboración de artesanas y artesanos mexicanos. Y no solo eso, los visitantes podrán ingresar en su interior.
La intención es que el público viva el arte y logre establecer un diálogo con el lenguaje del artista.
Además de la experiencia inmersiva, los asistentes disfrutarán de atmósferas que invitan a un viaje hacia una nueva manera de vivir el arte contemporáneo, muy al estilo de Okuda.
caov