Gloria Koenigsberger: “Al estar pegado al celular uno se aísla”

En entrevista con MILENIO, la pionera del internet en México recuerda la noche que nació su interés por la ciencia y opina sobre el mal uso que se le da al sistema global de información a través de las redes sociales.

"Se han tomado las redes sociales como armas de guerra". (Especial/Notimex)
Ciudad de México /

El 20 de julio de 1989 Gloria Koenigsberger no solo celebró un aniversario más de la llegada de Neil Armstrong a la Luna, también vio que sus esfuerzos – físicos, mentales y, sobre todo, burocráticos – de varios años rindieron frutos a través del siguiente texto: “Este primer mensaje es un pequeño paso para nosotros y es un gran paso para la universidad”.

Estas palabras fueron las primeras que se enviaron del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) al Centro Nacional para la Investigación Atmosférica (NCAR, por sus siglas en inglés) en Boulder, Colorado; palabras que, explica la doctora en astronomía por la Universidad Estatal de Pensilvania en su libro Los inicios de internet en México, marcarían el comienzo de la red en el país.

Koenigsberger es considerada pionera de este sistema global de información porque su afán por acceder y compartir investigaciones astronómicas la convirtió en el eslabón de las instituciones (UNAM, ITESM, NCAR, National Science Foundation y NASA) que negociaron y lograron la conexión a finales de los años 80.

“Para los que vivimos sus inicios, la RedUNAM, con su conexión a Internet y las posibilidades que esto abrió, rebasaría nuestros sueños más ambiciosos mostrando una vez más que hay que soñar en grande, porque la realidad llega a rebasar por mucho nuestros sueños”, indica la experta en el apartado Reflexiones finales de la obra que se publicó en 2014.

Todo comenzó con un eclipse

El interés de Gloria por la ciencia despertó en su infancia, específicamente la noche que su papá la llevó a la azotea de su casa para ver un eclipse de luna: “El primer impacto fue ver el cielo de noche. Luego, él nos explicó ‘Ahí está la luna y lo que va a pasar es que la sombra de la tierra está pasando enfrente de la luna y esté generando eso que estás viendo’. Nos quedamos a verlo y fue impresionante. En esa época tenía un diario y anoté: ‘Anoche vimos un eclipse, voy a ser astrónoma’”.

Lo decretó y lo logró, aunque su camino no estuvo exento de dificultades, por ejemplo: el empecinamiento de su mamá para que se desarrollara como secretaria bilingüe “porque ganan mucho dinero’”.

“Un día salió una noticia en el periódico de un astrónomo americano, Anthony Aveni, que viajaba mucho a México, estudió las ruinas prehispánicas. Salió un artículo sobre él y no sé por qué mi mamá decidió que le iba a escribir: ‘Querido doctor Aveni, mi hija quiere ser astrónoma. ¿No cree que sería conveniente que aprendiera taquigrafía, mecanografía y las tareas de una secretaria bilingüe para que pudiera ser asistente de algún astrónomo?’”.


La doctora en astronomía. (Foto: Notimex)

Para sorpresa de Gloria y su mamá, el experto les respondió: “Gloria, tu mamá nos dice que quieres ser astrónoma. Taquigrafía y mecanografía pueden ser muy útiles, pero si quieres ser astrónoma tienes que estudiar física y matemáticas, y luego vas a tener que hacer un posgrado en alguna universidad. Lamentablemente la universidad donde trabajo (Colgate, en Nueva York) no acepta mujeres, pero están otras buenas universidades donde podrías entrar”.

Esa fue la luz”, externa la también docente en entrevista con MILENIO, y señala que la respuesta de Anthony “da la idea de cómo era la visión en cuanto a la participación de las mujeres, y ojo que Aveni no dijo: ‘Vas a ser asistente’, sino: ‘Vas a ser astrónoma’, que fue muy progresista de su parte”.

Y es que cuando se matriculó en la Facultad de Ciencias la participación de las mujeres era mínima, por no decir inusual: “Éramos como cinco mujeres y 40 hombres”. La situación en Estados Unidos tampoco era diferente: “Cuando llegué a mi primera clase de posgrado éramos dos mujeres en la clase de Cuántica, los demás hombres. Y todavía en los 90 en México éramos pocas astrónomas, en el mundo se veía como una rareza, eran condescendientes contigo”.

“Pero luego empezó todo un movimiento de que los comités internacionales querían tener mujeres, y el rol de la mujer empezó a ser mucho más importante. Creo que, en fechas actuales, por lo menos en el mundo académico, sí hay bastante respeto, sí se nos ve como equivalentes. Probablemente dentro de la sociedad todavía permanece esa visión de: ‘¿Una mujer estudiando física? Si te vas a casar, vas a tener hijos’, pero afortunadamente está cambiando”, asegura.

La mala adopción de la red y otros problemas complejos

Para Gloria Koenigsberger una mala adopción del internet es la que lleva al internauta a no apartarse del celular: “Al estar pegado al celular uno se pierde por completo lo que está sucediendo a su alrededor, uno se aísla; la gente cree que está más conectada, pero en realidad está más aislada porque no se da cuenta lo que está pasando en su entorno, además está viendo lo que está sucediendo en otros entornos que a lo mejor no son reales”.

Aclara que no tiene nada en contra de ocupar los dispositivos móviles para comunicarse con familiares, amigos o en cuestiones laborales, “pero en el momento que estamos pegados viendo todos los videos o el chisme ese es un problema, nos distorsiona. Y desafortunadamente la gente lo está utilizando para controlar a sus hijos: vas a un restaurante y ves al niño de tres años en la mesa con una tableta enfrente para que no dé lata. Es inculcarle al niño el aislamiento”.


"La gente cree que está más conectada, pero en realidad está más aislada". (Foto: Cuartoscuro)

Sobre su uso de redes sociales, la doctora revela que abre Facebook “cuando quiero enterarme de algún amigo de la prepa o hay grupos de astrónomos donde participo”, aunque asegura que su actividad en las plataformas de este tipo es mínima: “Muy pocas veces doy mi opinión, muy pocas participo en alguna discusión a menos que sienta que tiene alguna utilidad, porque muchas de estas conversaciones son gente externando sus frustraciones, en particular en aquellas redes que uno puede ser anónimo”.

Se han tomado las redes sociales como armas de guerra social, de pensamiento, económica y política. Es la famosa analogía de que un cuchillo se inventó para ayudar a cortar cosas, pero hay gente que lo utiliza para matar. Entonces no es culpa del cuchillo, que es una herramienta muy importante, es el uso malévolo lo que está mal”, agrega.

Asimismo, rememora que la red al principio fue financiada por un organismo gubernamental que tenía reglas muy rígidas – “Cuando empezamos a usar la red no podía haber ningún tráfico comercial, estaba todo restringido a cuestiones académicas” –, pero llegó un momento donde “alguien tenía que pagar por toda esta estructura” y se dio el cambio de mando a las empresas privadas.

“Ahí empezó el flujo del tráfico comercial. Yo no tengo problema con eso, pero el problema viene cuando grandes consorcios se dan cuenta del poder de venta y con sus recursos empiezan a dominar: hoy en día uno hace una búsqueda y no te aparece el changarro de la esquina, que te lo puede vender más barato, sino la empresa más poderosa, más lucrativa, es la que primero aparece. ¿Quiénes controlan el flujo de la información? ¿Quiénes tienen la capacidad económica para controlar esos espacios? Se dice que es culpa de sus sistemas, los algoritmos, que te colocan en primera instancia ciertas cosas versus otras. Ahí ya se vuelve un problema complejo”.

Estructuras burocráticas rígidas

La doctora cree que la situación actual de los científicos mexicanos “está peor” que en décadas pasadas debido a la rigidez de las estructuras burocráticas:

“Yo entiendo perfectamente bien que tenemos que tener cuidado con el dinero, no tengo ningún problema con planear de antemano cómo se va a gastar, pero la parte que me parece desastrosa es que nos piden que planeemos nuestra investigación hasta el último detalle. ¿Por qué creo que esto es desastroso? Por ejemplo: si pido dinero para un proyecto de estudio de la estrella A y al año la estrella explota como supernova, yo estoy ahí para hacer esa investigación y sacar adelante el proyecto, pero las estructuras están diseñadas de tal forma que cambiar es un tache. O acabamos limitándonos a lo que dijimos que íbamos a hacer o rompemos las reglas”.

hc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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