A menos de tres metros de profundidad, se localizaron, de manera fortuita, vestigios arqueológicos también arquitectónicos de la época del Porfiriato, en la colonia doctores, de la Ciudad de México.
Los hallazgos se realizaron durante los trabajos de remodelación de infraestructura, emprendidos por el gobierno de la Ciudad de México, en las avenidas Chapultepec y Doctor Río de la Loza.
El arqueólogo, Daniel Santos Hipólito, de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del INAH, habla con MILENIO de la trascendencia del descubrimiento:
“Son pocos los datos arqueológicos que se tienen de esta zona, y lo que encontramos es que están marcados los límites de la ciudad de Tenochtitlán, que se supone estaban hacia lo que hoy es avenida Cuauhtémoc. Encontramos en la avenida doctor Río de la Loza, la parte de esos límites, ya que se localizó una estratigrafía tipo de suelo lacustre, a base de carbonato de calcio, y la cual está muy segmentada”.
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Historia de La Doctores
Entre el ocaso del siglo XIX y principios del XX, surgió la colonia Hidalgo como parte de la expansión de la Ciudad de México; un desarrollo habitacional que nombró a sus calles en homenaje a médicos ilustres de la época de la Reforma y el Porfiriato: Eduardo Liceaga, Rafael Lucio, Fernando Zárraga y Leopoldo Río de la Loza, entre otros.
Actualmente, la ahora llamada colonia Doctores recupera una parte de su devenir gracias al trabajo de expertos del instituto.
Si bien dentro del proyecto no se han recuperado piezas completas, en algunas calles, como las de Dinamarca, Havre y Guaymas, se detectaron concentraciones de lozas finas en proceso de manufactura, las cuales, probablemente, por acabados como el denominado oro sobre blanco, fueron elaboradas para imitar marcas de cerámicas europeas como la Petrus Regout & Co. Maastricht, de Holanda.
Otro hallazgo registrado es el relativo a los remanentes de un canal subterráneo de agua, de 1.20 cm de ancho por 1.70 cm de alto, el cual estaba tapiado con lajas de basalto y, por su ubicación, sobre avenida Chapultepec y entre las calles de Morelia y Guaymas, cerca del actual monumento a Giuseppe Garibaldi, pudo haber sido un ramal o derivación del acueducto virreinal de Chapultepec. Los arqueólogos teorizan que el canal habría podido llevar agua a un edificio civil, un templo o alguna plaza del barrio de La Romita.
Entre la avenida Chapultepec y la calle Enrico Martínez también se han encontrado concentraciones de caracoles acuáticos de la especie Helisoma orbicular y Physa sp.
Preservar el pasado de la ciudad
Los arqueólogos han indagado en la historia de esta parte de la Ciudad de México. Ahora se sabe que la actual avenida Río de la Loza se ubica en lo que fue la orilla sur de la isla de Tenochtitlan y el campan de Moyotlan.
“Alfonso Caso, en su obra Los barrios antiguos de Tenochtitlan y Tlatelolco no establece un nombre para el barrio donde actualmente pasa esta parte de la avenida Río de la Loza, pero anota que se encuentra junto a los de Atlampa, Tlacocomulco y Aztacalco”, ligado este último a la citada Romita. explicó Santos.
Después de la Conquista, el campan de Moyotlan se consagró a San Juan y fue el hogar de los descendientes de la nobleza indígena tenochca. No obstante, el área que ahora concentra los hallazgos históricos comenzó su urbanización hasta finales del siglo XVIII, según evidencian los distintos mapas consultados por los investigadores, como el de Carlos López de Troncoso, de 1760.
Los terrenos de la antigua colonia Hidalgo fueron por mucho tiempo llamados La Indianilla, a partir de tres indígenas que compartían nombre: María Clara, María Concepción y María Paula. Así se conoció a la estación central de tranvías de la ciudad: La Indianilla.
Cabe anotar que, como parte del salvamento, también se han registrado y protegido segmentos aislados de rieles de tranvía de mediados del siglo XX, a profundidades de 10 centímetros o, incluso, en superficie.
BGHL