El fotógrafo Héctor García Cobo (México, 23 de agosto de 1923-México 2 de junio de 2012), que se identificaba con los personajes de Los Olvidados, de Buñuel; el hombre sensible que al andar de “pata de perro” capturó el corazón de la capital gran parte del siglo XX, será recordado y objeto de un homenaje en el centenario de su natalicio, desde agosto y hasta enero del próximo año.
Para conmemorar esta fecha tan significativa se organizaron nueve exposiciones que, bajo el nombre Héctor García: centenario del nacimiento del fotógrafo de la ciudad, presentarán las facetas del artista plasmadas en cerca de un millón 700 mil negativos, resguardados en la Fundación María y Héctor García.
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También se puso sobre la mesa la necesidad de su cuidado, limpieza y preservación para lo que se requieren 2 millones de dólares, se informó en conferencia de prensa.
Fue alumno de Manuel Álvarez Bravo y Gabriel Figueroa, y en tres ocasiones ganó el Premio Nacional de Periodismo: 1958, 1968 y 1979.
En este reconocimiento se exhibirán las imágenes icónicas, y también otras inéditas. Por la relevancia de su acervo, su esposa María y su hijo Héctor, también fotógrafo, lograron que el Museo Nacional de Arte, el Centro de la Imagen, el Museo de la Ciudad de México, la Galería de las Rejas de Chapultepec, el Museo del Estanquillo, LMI Gallery y el Instituto Guimarães de la Embajada de Brasil en México se sumaran a este homenaje, con excepción del Palacio de Bellas Artes porque, de acuerdo con Marina Núñez, subsecretaria de desarrollo cultural de la Secretaría de Cultura, la familia del fotógrafo no lo pidió.
Trayectoria sólida
En conferencia de prensa en el complejo cultural Los Pinos, Núñez indicó que la conmemoración permitirá revalorar la carrera prolífica de uno de los más importantes fotorreporteros de México.
Héctor García, Johan Trujillo, directora del Centro de la Imagen, y Claudia Curiel de Icaza, secretaria de Cultura de la Ciudad de México, compartieron palabras emotivas para evocar al fotógrafo originario del barrio Candelaria de los Patos, criado con carencias económicas.
“El próximo 23 de agosto, cuando celebremos el centenario de Héctor García Cobo, me gustaría recordarlo como él mismo se presentó al mundo a través de este autorretrato, como el hombre que, en la cúspide de su capacidad creadora, nunca olvidó sus orígenes y supo declarar, hasta el último día de su vida, que su lealtad estuvo siempre con los olvidados del progreso”.
García relató que cuando su abuela dejaba a su papá encerrado en casa, en los años 20 del siglo pasado, el pequeño se asomaba por debajo de la puerta que daba a la calle, imaginando y dando forma a las sombras, a las pisadas y a los sonidos efímeros que quedaban en su memoria.
Esa imaginación lo llevó a crear un gran catálogo de imágenes que fue recopilando en su recorrido por Ciudad de México, el cual aún se conserva gracias a que su esposa, María García, se encargaba de guardarlo y preservarlo.
El fotógrafo de la ciudad retrató a Frida Kahlo, a David Alfaro Siqueiros preso en Lecumberri, así como a José Clemente Orozco y Diego Rivera. Además de haber fotografiado a personalidades del mundo del espectáculo y la política. Dejó huella con sus fotos de movimientos sociales como el ferrocarrilero de 1959 y el estudiantil de 1968.
Dos millones de dólares
Tras la exploración que hizo del acervo de la Fundación María y Héctor García, la doctora Laura González, investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, coordinadora del seminario de investigación en fotografía, dijo que urge preservar estos valiosos documentos fotográficos a través de limpieza, restauración y digitalización. Hizo una invitación para que se reúnan recursos económicos, de alrededor dos millones de dólares, para que estos testimonios de la historia de México se preserven.
La intención es que siga vivo este archivo. “En estos momentos, no se puede pensar en un archivo físico nada más, la posibilidad de catalogar y preparar un archivo que se pueda consultar de manera virtual es de primera importancia porque eso hace que se visibilice a nivel internacional. Es un trabajo tremendo más allá de la digitalización, primero hay que estabilizar los negativos con la ayuda del personal especializado de la fototeca. Sin duda, se necesita voluntad política”.
La experta aclaró que a pesar de que el acervo se observa en condiciones estables para los estándares internacionales, se requiere, por ejemplo, de una bóveda fría pues todo el material a color debe estar en refrigeración para que “no evolucione de forma negativa”.
hc