Il sogno di Scipione (El sueño de Escipión) es una acción teatral en un acto, compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart basada en un texto de Pietro Metastasio, en italiano. Lleva por número KV 126.
Se dice que Mozart tenía apenas 16 años cuando la compuso, sin embargo, encierra un carácter personal y mozartiano en los momentos de la descripción del sueño de Escipión, quien tiene que decidir si consagra su vida a la constancia o a la fortuna. Las flautas, elemento propio de las composiciones del austriaco, son nítidas y evocativas, mientras que las voces van con seguridad de lo onírico a lo dramático.
La historia registra que el compositor creó la obra en homenaje al arzobispo de Salzburgo Segismundo III de Schrattenbach, quien falleció en diciembre de 1771, antes de escucharla. Tres meses después designaron a su sucesor, Colloredo, quien fue el ganón e incluso recibió una dedicatoria especial, a cambio de la cual se pudo escenificar por primera vez en la residencia arzobispal.
No es una ópera común: rara vez se representa en la actualidad. Su estreno mundial después de 208 años fue el 20 de enero de 1979.
El portal Música en México, siguiendo la recomendación del #QuédateenCasa, está programando diariamente una ópera diferente del Festival Mozart de OperaVision. El día de hoy le toca el turno a esta pieza, interpretada por el Teatro La Fenice’s, que ofrece la oportunidad de descubrir este trabajo poco conocido de Mozart gracias a que OperaVision la compartió el día de hoy.
Se puede disfrutar en la página de OperaVision, en Música en México y directamente en YouTube.
En este espacio les compartiremos la ópera diaria del Festival Mozart. Aquí la liga directa al video de hoy.
La Historia
Mientras el general romano Escipión está durmiendo en el palacio de Massinissa, las figuras alegóricas Fortuna y Constanza se le aparecen en un sueño, exigiéndole que elija a una de ellas como su pareja de toda la vida. Fortuna posee todas las riquezas del mundo y Constanza toda la sabiduría. Escipión quiere saber más antes de decidirse por una de ellas, pero Fortuna, en particular, es reacia a concederle más tiempo, admitiendo que es tan cambiante y caprichosa como el viento. Mientras Escipión admira la asombrosa belleza de su entorno, Constanza le explica que en la tierra somos incapaces de reconocer tales maravillas, y que tenemos que alejarnos cuando tratamos de mirar al sol.
Escipión pregunta quién habita en el Elíseo, y es visitado de inmediato por un cortejo de héroes muertos que incluyen a su padre Emilio y su abuelo adoptivo Publio. Éste último le dice a Escipión que sólo sus cuerpos están muertos y le insta a vivir una vida virtuosa para que en su momento pueda unirse a los héroes inmortales. Escipión está preocupado porque su padre Emilio no parece feliz de reencontrarlo, pero Emilio responde que en el cielo la felicidad es una emoción mucho más tranquila y menos demostrativa. Escipión quiere quedarse en el Elíseo, pero Constanza y Fortuna insisten en que aún no está permitido, mientras que Publio y Emilio le recuerdan que debe regresar a la tierra y cumplir el camino del destino por el bien de Roma.
Ha llegado el momento de que Escipión decida entre Fortuna y Constanza. Una después de la otra intentan persuadirlo. Fortuna afirma que el destino de los hombres está determinado sólo por su libre albedrío, mientras que Constanza afirma que solo ella puede hacer frente a Fortuna y recompensarlo con virtud. Escipión elige así a Constanza. Mientras Fortuna convoca una terrible tormenta en su furia, Escipión vuelve a despertar en el palacio de Massinissa y reconoce el presagio de su sueño. Decide comprometerse con la constancia más que con la fortuna.
En la escena final, la musa Licenza resume la moraleja del sueño y declara que la historia no era tanto sobre Escipión como sobre el patrón de Mozart, el Arzobispo Colloredo.
Con información de Música en México y OperaVision.
vmb