El escritor Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) vuelve a las canchas con No fue penal (Almadía), en el que narra en dos tiempos la historia de un par de amigos futboleros: El tanque y Valeriano Fuentes. Debido a una tragedia ellos tienen que separarse pero volverán a encontrarse en el último minuto de juego.
Villoro también escribió la pieza Hotel Nirvana para la Compañía Nacional de Teatro, sobre el escritor y psicólogo Timothy Leary y sus utopías.
En entrevista con MILENIO, el autor se calza los tachones, se arregla el gafete de capitán y, fiel a su costumbre, dispara al arco con potentes respuestas que acaban en el fondo de la red.
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¿Vuelves a saltar a la cancha?
Sí (risas), originalmente quería hacer un monólogo teatral de un entrenador en su área técnica, pero luego me pareció más interesante hacer dos versiones de la misma jugada, de la misma situación. La historia trata de dos futbolistas que fueron muy amigos y padecieron una jugada que fracturó a uno de ellos y acabó con la carrera de los dos.
"La posibilidad de que se reunieran muchos años después me pareció que le daba una dimensión distinta a esa herida, porque hay heridas que cicatrizan y otras que siguen sangrando y no han sanado. Estos dos están contando sus versiones, algo que además me parece muy atractivo porque ambos pueden tener razón a su manera".
¿El Tanque es el técnico que sufre en la cancha?
Quería captar la desesperación del tipo que está en el área técnica. Se trata de una cárcel sin rejas, en donde ellos están tratando de componer el partido a gritos, cosa que es imposible, pero siempre me ha parecido muy dramática esa situación y lo que estarán pensando.
¿Cuál es la idea central del juego en la novela?
Una de las cosas que trato de postular en estas dos historias es que las jugadas del futbol tienen vida íntima, es decir, los goles son públicos, pero las razones para meterlos o para fallarlos son privadas. Las ilusiones, los traumas y las frustraciones que puede tener un jugador determinan lo que hace en la cancha. Entonces, esta es la historia secreta de lo que pasó en esas dos jugadas cuando eran jóvenes y ahora ya de adultos, uno es entrenador y el otro es el videoárbitro que puede sancionarlo.
¿Y ante todo son amigos?
Es una historia de amistad y a veces el destino te pone un cuatro, entonces alguien es tu gran amigo y tú sin querer lo perjudicas, que es el caso de la lesión que tienen. Pero eso no los separa tanto, tiene un trasfondo fuerte y es que a los dos les gustaba la misma mujer y el que fue un gran futbolista también se queda con ella.
"Entonces, le gana por partida doble, como jugador y como galán y ahí parecería que hay un motivo sentimental para que el otro lo fracture y aunque se trata de un accidente, el destino está proponiendo que ese accidente tenga una motivación".
¿No fue penal es también un espejo de la sociedad?
El futbol es un espejo de la realidad un tanto distorsionado. Es como los espejos de las ferias que son cóncavos o convexos y agrandan las figuras o las acortan, y según hemos visto, con casos trágicos como la trifulca en el estadio Corregidora en Querétaro, el crimen organizado ha infiltrado las porras, las barras, entonces esa parte del fanatismo futbolístico, la violencia, la manera en que el crimen organizado puede aprovecharse de la pasión, etcétera, está presente también en esta historia.
¿Por qué siempre vuelves al futbol en la literatura?
Todos nos creemos facultados para dirigir un partido, incluso cuando lo vemos por televisión gritamos como si nos pudieran oír los jugadores y el comentarista dice algo y no lo bajamos de estúpido y nos peleamos con él, sobre todo ahora que están bastante deteriorados los comentaristas con sus polémicas armadas y baratas, todo esto forma parte de ver el juego.
"Por eso me gusta llevar el balón al mundo literario, pienso ¿cómo vamos a entender lo que sucede en el mundo contemporáneo si no entendemos cómo se divierte la gente? Y si queremos saber cómo era el antiguo Egipto o el mundo de los mayas del periodo clásico, tenemos que conocer también sus diversiones".
¿Y nuestra época se define en buena medida por el futbol?
Claro, es el principal entretenimiento del planeta. Eso es algo que me jala mucho. Por otra parte, yo soy muy aficionado y no he podido prescindir de esta pasión en la escritura. A Julio Cortázar le encantaba el jazz y lo incorporaba a su literatura, Javier Cercas es muy goloso y sus personajes siempre están comiendo algo, no puedes evitarlo. Los gustos que tiene un escritor acaban tarde o temprano entrando en lo que uno hace, y tus pasiones las involucras.
Bienvenidos al Hotel Nirvana
¿De qué trata la obra que montará la Compañía Nacional de Teatro?
Voy a estrenar en marzo Hotel Nirvana, es una obra que involucra a 11 actores. Por primera vez puedo tener tantos actores y se basa en el momento en que Timothy Leary, el gran profeta del LSD que había sido profesor en la Universidad de Harvard, tuvo que dejar Estados Unidos, se refugió en México y convirtió un hotel en Zihuatanejo en la sede mundial de la exploración de la conciencia.
¿Nuestro país se hizo famoso en el mundo?
México se convirtió en el país donde se abrían las puertas de la percepción, vinieron muchas personas a pensar en la posibilidad de una utopía en donde entendiéramos el mundo de otra manera.
¿Y qué sucedió?
Entre estas personas había agentes de la CIA y el gobierno mexicano fue presionado para expulsar a Timothy Leary. Esto sucedió y antes de salir, Leary se entrevistó con funcionarios mexicanos y les dijo:
“Miren, la caja de Pandora ya se abrió, las drogas que expanden la conciencia pueden ser utilizadas de manera regulada y controlada y ustedes pueden convertirse en la Suiza psicodélica, el gran país de la industria farmacéutica controlada, regulada para fines de la conciencia. Si no lo hacen, todo va a quedar en manos del narcotráfico”, y ya sabemos lo que sucedió. Entonces, esta obra, Hotel Nirvana, trata de esa utopía.
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BSMM