Antonio Velázquez
Adriana Tafoya es una poeta que confía en el arte de comunicarse y vencer el tabú. Echa mano de la crítica social para solventar el camino del lector y llevarlo a la reflexión. Incansable, cuenta con trece obras publicadas, dirige la editorial VersodestierrO, organiza talleres de poesía los fines de semana, congrega a escritores y escuchas en Los miércoles itinerantes de poesía. Además, es creadora y promotora, desde hace once años, del torneo poético Adversario en el cuadrilátero, y forma parte del consejo editorial de la revista Blanco Móvil. Su trabajo ha sido traducido al náhuatl, al portugués, al francés y al italiano.
Asegura que hay un boom del “querer ser poeta”, pero sostiene que muchos aspirantes flaquean al no estar acostumbrados al rigor y a la disciplina que exigen las letras.
¿Cuánto tiempo lleva cómo poeta y cómo fueron los inicios de esta carrera?
En el año 2000, de manera autodidacta, trabajando en fanzines y revistas, participando en grupos de poetas, hasta que termine formando el propio, VersodestierrO, una revista dedicada a la poesía. En 2005 escribí mi primer libro, Animales seniles, y de ahí comencé a publicar al menos un libro cada año.
Entiendo que tienes trece libros de poesía. ¿En qué te inspiras?
En el deseo de comunicarme con los demás. Soy una persona solitaria, encuentro motivación en querer conectarme a través de las letras, sobre todo de la poesía, la forma más emocional y bella que conozco para hacerlo. Abordo diferentes temáticas: la vejez, el paso del tiempo, la crítica social.
Mi propuesta es hacer que el lector entre en conflicto con la sociedad a través de mis textos, que llegue a una reflexión. En ocasiones pienso que es una alevosía minar mis textos para los lectores.
Sin embargo, primero trabajaste como editora de VersodestierrO y la llevas por buen rumbo después de catorce años, ¿Cuál es tu fuerte: la poesía o el trabajo editorial?
Nada es un hecho en la cultura, todo está en proceso, más en este país donde las letras y las artes no son prioridad. La situación hizo que me convirtiera en todoterreno. De echar a andar una revista pase a dirigir una editorial. He trabajado como asesora cultural, hago corrección de estilo, he escrito algunos ensayos. No me gusta quedarme quieta y parece que eso ha funcionado.
¿Cómo percibes la escena poética nacional?
Existe un boom en cuanto a escribir poesía, es decir, hay más aspirantes a poeta que antaño, lo que se refleja en mayor interés por los proyectos que tienen que ver con declamación poética: slams, batallas, poesía en voz alta... Creo que puede ser el inicio de una especialización, de un estilo propio.
¿A qué te refieres con un estilo propio?
A una disciplina con sus propias reglas. Cada año organizo un torneo de poesía: Adversario en el cuadrilátero. Llevamos diez ediciones y he notado que hay personas que han participado varias veces, que cada vez son más especializadas, preparan sus textos, miden el tiempo, es decir, entrenan como deportistas para este evento.
¿Qué te dejan estos años de trabajo cultural?
Satisfacción por conectar con las personas. Mis lectores buscan el stand de VersodestierrO porque saben que estoy ahí. Me dicen: “Vengo por el nuevo, tal y tal del pasado me gustaron”. El público que he alcanzado es fraternal, muy interesado y obsesivo, como yo.
¿Qué planes tienes?
Mis planes son inmediatos. En este momento está programado ir a la Feria Internacional del Libro del Instituto Politécnico Nacional, presentar los libros de VersodestierrO. Además, dentro de la feria participo en una conferencia el 9 de septiembre en el Foro Einstein discutiendo si existe la poesía transgresora en México. En octubre llevaremos a cabo la onceava edición de los Torneos de Poesía que organizo; en distintas sedes de la capital, una de ellas será el Museo de la Ciudad de México. Estamos ocupados y estamos contentos.
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