Aigul Akhmetshina es el nuevo rostro de la juventud de la ópera, aunque ella no es nueva en el género.
A sus 27 años, la mezzosoprano rusa, nacida en un pueblito de la República de Baskortostán, ha protagonizado siete producciones diferentes sólo de Carmen, el rol con el que debutó hace seis años en la Royal Opera House en Londres y con el que se convirtió esta temporada en la cantante más joven en debutar al personaje de Bizet en una nueva producción de la Metropolitan Opera House de Nueva York, que el próximo sábado 27 de enero podrá verse en transmisión en vivo en 72 países, entre ellos México.
Si la MetOpera ya tuvo en la anterior producción de época de Richard Eyre ambientada en Sevilla a una Carmen del Báltico, la letona Elīna Garanča; si ya tuvo una Carmen del Cáucaso, la georgiana Anita Rachvelishvili; o una Carmen de Occitania, la francesa Clémentine Margaine; para su nueva producción moderna, ambientada en el actual Estados Unidos, a cargo de la británica Carrie Cracknell, ahora el turno es para una Carmen de los Urales, joven, nacida con el siglo, fanática del rock y el pop de Christina Aguilera y Whitney Houston, feminista, interesada en las redes sociales, que disfruta patinar en Central Park, que ama la música de Queen y escucha a Amy Winehouse y a Depeche Mode.
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Desde Nueva York, Aigul Akhmetshina conversa en exclusiva sobre su carrera y la ópera de George Bizet, en la que comparte escenario con el tenor polaco Piotr Beczała (Don José), la soprano estadunidense Angel Blue (Micaëla), su compatriota el bajo-barítono Kyle Ketelsen (Escamillo), con Daniele Rustioni al frente de la orquesta de la MetOpera y el coro dirigido por Donald Palumbo.
De ojos rasgados, morena, sonriente, la mezzo de los Montes Urales se identifica con Cenicienta, el rol que hizo antes de iniciar su carrera con Carmen, en la versión del cuento de hadas que hizo Rossini: La Cenerentola. Carmen es su segundo rol con la MetOpera, el primero fue la Maddalena de Rigoletto.
La función de Carmen del sábado 27 de enero podrá verse en México, en el Auditorio Nacional y en el Conjunto Santander, entre otros espacios, con la transmisión en vivo desde Nueva York, a las 12:00 horas.
Debutó su carrera con La Tragédie de Carmen en la Royal Opera House en 2017, a los 21 años, y, a los 27, debuta el rol con la MetOpera. Imagino que es una de las más jóvenes Carmen en la historia. ¿Qué da la juventud a un personaje como ella, que en la novela de Prosper Merimée y en la ópera de George Bizet parece ser alguien muy joven pero con profunda experiencia de vida?
La edad de Carmen no está especificada ni en el relato original ni en la ópera. Su profunda experiencia de la vida aparentemente viene de una dura educación que la hizo resiliente y fuerte. Pero, a pesar de sus dificultades, ella es una soñadora que cree en el amor y en una vida mejor. Su representación en la ópera la muestra fuerte, valiente y llena de energía, lo que refleja su espíritu juvenil sin importar su edad.
¿Qué requiere técnica y dramáticamente para interpretar a una Carmen moderna?
Comprender la visión del director es crucial para mí en mi interpretación de Carmen. Necesito conectar con el personaje emocionalmente para encarnarlo en el escenario. Cantar Carmen no es demasiado difícil para mí; representar sus cambios emocionales sin caer en los clisés es el verdadero reto. Trabajar en la pronunciación francesa añade profundidad, y dar vida a Carmen requiere un sentido de espontaneidad en el escenario capturando su naturaleza impredecible. Tener un poderoso equipo y funciones en vivo infunden a la producción nueva energía y momentos de espontaneidad, que hacen que esta experiencia realmente sea viva.
La nueva producción de la MetOpera también es el debut en esa casa de Carrie Cracknell, la directora de escena. ¿Qué tiene de nuevo esta producción? ¿Qué la hace diferente para usted de aquellas en las que ha participado, como la que hizo de Gerard Jones en Londres?
En la producción de Carrie Cracknell, que podrán ver en México, apuntamos a destacar importantes preguntas del presente, en particular enfocándonos en la ignorancia humana. Enfatizamos la necesidad de la amabilidad y atención entre unos y otros, para sugerir que si la gente no ignora los signos de violencia, quizás las tragedias no ocurrirían. También apuntamos a arrojar luz sobre la desigualdad social, ilustrando cómo algunos individuos recurren al crimen debido a las limitadas oportunidades que tienen para una vida mejor. Esta producción enfatiza en crear conciencia sobre estos temas.
En la producción de Gerard Jones también tocábamos la ignorancia humana, pero desde un ángulo diferente, poniendo a Amy Winehouse como ejemplo. Adicionalmente, en La Tragédie de Carmen representábamos a una mujer en busca de amor, apoyo y comprensión, que luchaba contra la soledad y la autodestrucción. Ella se sentía atrapada, incapaz de escapar de él, de la realidad y de su propia confusión. Este acto extremo fue el resultado de sentirse explotada y empujada hacia su autodestrucción por parte de todos a su alrededor. En la producción de Gerard Jones representamos una versión de Carmen en la que ella comete suicidio, lo que lleva a Don José a poner fin a la vida de ella.
Cada producción profundiza en diferentes estados emocionales, lo que me ha permitido explorar y comprender al personaje de Carmen en formas únicas.
Carmen quizás sea el personaje más sexualizado de la ópera. ¿Cómo se siente al respecto, usted, una mujer, joven, del siglo XXI? ¿Cómo aborda Cracknell esto en su producción?
En la producción de Carrie Cracknell reconocemos la sensualidad de Carmen al representarla como un personaje multidimensional más allá de su sexualidad. Apuntamos a mostrarla como un individuo complejo con profundidad yendo más allá de su representación sexualizada tradicional de una sola dimensión. Carmen está representada con deseos, retos y complejidades, abrazando su humanidad plena, con lo que evitamos reducirla meramente a un objeto sexual.
En enero de 2018, el Maggio Musical de Florencia montó una Carmen, pero cambió el final: Don José ya no asesinaba a Carmen, sino que ella sacaba una pistola y mataba a Don José. ¿Está usted a favor de este tipo de producciones que cambian una obra artística como ésta?
Pienso que es mejor no cambiar fundamentalmente una obra maestra como Carmen. Dado que la ópera permite diferentes interpretaciones, alterar la trama de esta forma va más allá de la interpretación.
¿Qué ha descubierto de usted misma a través de estos años al cantar e interpretar un personaje tan poderoso como la Carmen de George Bizet? ¿Qué otros personajes en otras óperas han sido importantes en el ascenso de su carrera y en lo personal para Aigul Akhmetshina?
Cantar e interpretar un personaje tan poderoso como Carmen me ha enseñado mucho de mí. Veo similitudes con Carmen, ya que yo también me considero valiente. Incluso cuando tengo miedo, prefiero hacer las cosas que arrepentirme por no hacerlas. Tomo responsabilidad total de mis acciones y valoro la honestidad, justo como Carmen. Quiero ser aceptada y amada por lo que soy y aprecio mi libertad. Otro personaje que amo es la Charlotte de Werther, que es todo lo contrario a Carmen. Ella encarna dignidad, amabilidad e integridad. Rosina es otro rol importante para mí. Ella es lista, obstinada, y va por lo que quiere. Cada personaje que represento se conecta de manera poderosa conmigo, y puedo hablar sobre ellas por horas porque tienen un lugar especial en mi corazón.
Usted es una mujer del siglo XXI. ¿Qué puede decir Carmen la ópera del siglo XIX y Carmen el personaje a las nuevas generaciones?
Carmen, la ópera y el personaje, hablan a las nuevas generaciones mostrándoles la fortaleza e independencia de una mujer que sigue su propio camino. Su historia resuena en públicos modernos, al enfatizar temas de empoderamiento e individualidad. El personaje de Carmen sigue inspirando al encarnar el espíritu de la autodeterminación y de la liberación de las expectativas sociales.
¿Cómo se sintió al estrenar esta producción en la premiere de Carmen en diciembre pasado en la MetOpera? El público ahí ya se había acostumbrado a la producción de Richard Eyre que se ambienta en la Sevilla del siglo XIX.
Al final de la premiere sentí una mezcla de felicidad y alivio. Había estado nerviosa sobre cómo la audiencia iba a recibir mi interpretación, especialmente cuando justo están ahí acostumbrados a la producción de Eyre. La presión fue intensa, pero al final todo salió bien. Amo estar en el escenario y compartir mi arte. Mi esperanza es que aunque una sola persona se haya ido del teatro con reflexiones y sentimientos tras la función, eso significa que hicimos algo bueno. Nuestra misión es conmover el alma de la gente y proveerla con una experiencia significativa, en especial luego de un largo y caótico día.
¿Cómo encontró y conmovió la ópera a una niña que nació y creció en un pueblito de la República de Bashkortostan, y que escuchaba música pop y rock?
Siempre he sido una enorme fanática de la música y escucho de todo género todo el tiempo. Comencé a cantar en los escenarios desde muy joven. Al principio quería ser una estrella del pop, pero me di cuenta que mi voz se ajustaba más a un tipo diferente de música; descubrí que tenía un amplio rango vocal y disfrutaba las notas altas que emocionaban a la gente. También amo actuar y transformarme en diferentes personajes, así que la ópera parecía algo natural para mí. Mi pasión por la ópera se solidificó cuando fui a una función en el Bashkir State Opera and Ballet Theatre (Ufá, Rusia) cuando tenía 14 años, que me dejó completamente asombrada.
Hace poco cantó La Cenerentola en el Teatro Real de Madrid. ¿Aigul Akhmetshina se siente también una Cenerentola, una Cenicienta en el mundo de la ópera?
Por supuesto. Siento una conexión y veo paralelismos entre Cenicienta y yo. Mi vida también cambió en un solo momento, muy parecido a la de ella. Poca gente lo sabe, pero mi verdadero debut, mi primer rol, fue Cenerentola. Canté el rol justo antes de unirme al programa de jóvenes artistas de Londres, donde fui enviada a un pequeño festival en Francia llamado Opéra de Baugé para obtener ahí algunas experiencias teatrales. La Cenicienta fue siempre mi cuento de hadas favorito. Mi mamá solía cantarme una canción de la versión de la película de La Cenicienta de la Unión Soviética cuando era niña. Suelo cantar esa canción también. Por todas estas razones, claro que me siento como la Cenicienta en el mundo de la ópera.
¿Qué es, entonces, Carmen para usted?
Carmen, la ópera y el personaje, son muy importantes para mí. Representan a una mujer poderosa e independiente que sin temor sigue su propio camino. Su historia refleja la lucha y el triunfo de una mujer que abraza su individualidad y su libertad.
El sábado 27 de enero próximo la función se transmitirá en vivo a más de 70 países, incluyendo México. ¿Cómo se siente de cantar para casi todo el mundo y no sólo para un teatro? ¿Cómo se siente con tanta tecnología alrededor suyo mientras canta?
Definitivamente es emocionante cantar y actuar para una audiencia global, pero sí me pone un poco nerviosa. Es más fácil conectar con la gente cuando compartimos espacio, así que transmitir toda esa energía a través de una pantalla es un reto. El hecho de que esté ocurriendo en vivo y que sea grabada para la posteridad añade presión. Apuntamos a la perfección, pero hay que recordar que esto es una función en vivo y cualquier cosa puede ocurrir. Personalmente, prefiero la inmediatez de una audiencia en vivo, pero comprendo la importancia de hacer la ópera accesible para gente de todo el mundo. Haremos lo mejor para compartir nuestra energía y pasión con los espectadores de todos esos 72 países, y espero que ellos también disfruten la función.
¿Qué sigue en su carrera? ¿Cuál es el repertorio y los retos que tiene en mente?
Actualmente estoy terminando la temporada de Fifty Shades of Carmen (Cincuenta sombras de Carmen), donde estoy constantemente encontrando nuevos acercamientos para cada producción. De cara al futuro, tengo nuevos retos para los próximos años, planeo enfocarme en el repertorio del bel canto para mantener mi voz fresca mientras tengo todavía una amplio rango vocal. La próxima temporada, retomaré roles como el de Elisabetta, en Maria Stuarda, y Rosina, en El barbero de Sevilla. También haré mi debut como Adalgisa, en Norma, entre otros planes. Gradualmente estoy expandiendo mi repertorio y asumiendo nuevos retos.
¿Y quién es Aigul Akhmetshina?
Wow… Esa es una pregunta difícil. Aigul Akhmetshina es una mujer que trabaja muy duro para encontrar alegría en todos los aspectos de la vida. Ella es tenaz y obstinada, rechaza creer en la palabra “no”. Y, por otro lado, ella cree fuertemente en el poder del arte para hacer del mundo un mejor lugar.
ÁSS