Vosotros sabéis algo
Vosotros sabéis algo y no me lo queréis decir,
Vosotros sí que sabéis algo,
¿De qué otro modo viviríais,
Cómo hubieran vivido tantas décadas si no
Mis padres
Y vosotros, los ancianos del mundo?
Perdone que le pare en la calle,
Señor octogenario,
¿No podría revelarme a mí también
Ese terrible misterio?
Me arrodillo en la lava turbia
A vuestros pies, ancianos:
Reveladme el misterio...
Con zarpas impares las frías estrellas os acarician
Y vosotros no morís.
Vínculos
Todo soy yo misma.
Dame una hoja que no se parezca a mí,
Ayúdame a encontrar un animal
Que no gima con mi voz.
El suelo se abre por donde yo piso
Y a los muertos que llevan mi rostro
Los veo abrazados y procreando a otros muertos.
¿Por qué tantos vínculos con el mundo,
Tantos padres y tantos hijos obligados a venir al mundo
Y toda esta alocada semejanza?
El universo me persigue con los miles de rostros míos
Y sólo si me golpeo a mí misma me defiendo.
La frontera
Busco el principio del mal
Igual que en la infancia buscaba los bordes de la lluvia.
Corría con todas mis fuerzas para encontrar
El lugar donde
Sentarme en el suelo y contemplar
A un lado la lluvia, al otro la no lluvia.
Pero la lluvia siempre cesaba
Antes de que descubriera sus fronteras
Y luego volvía a llover antes de
Saber hasta dónde alcanzaba el cielo despejado.
He crecido en vano
Con todas mis fuerzas
Aún sigo corriendo para encontrar el lugar donde
Sentarme en el suelo y contemplar
La línea que divide el bien del mal
Pero el mal siempre se detiene antes
De descubrir la frontera
Y comienza de nuevo
Antes de saber hasta dónde llega el bien.
Busco el principio del mal
En esta tierra
Sucesivamente
Nublada y soleada
El ojo cerrado
No me atrevo a cerrar los ojos ni un instante
por miedo
a aplastar el mundo entre mis párpados
a escuchar cómo se rompe haciendo ruido
como una avellana entre mis dientes.
¿Cuánto tiempo podré robarle aún sueño al sueño?
¿Cuánto tiempo podré mantenerlo vivo?
Miro con desesperación
y siento una compasión perruna
ante el universo inerme
que perecerá en mi ojo cerrado.
Oh, reír
Oh, reímos y lloramos, y lloramos y lloramos
Asomarse encontrar multiplicar acordar
Hasta donde está fijado y fijado hasta cuando
Libre es sólo el ser sagrado, el gran mimo
Hasta el último paso desde el primer llanto
Todo está escrito en el cielo y en la tierra
Pero nadie puede saber cuándo estallamos
De repente reímos y lloramos, y lloramos y lloramos
Qué obediencia gemela ese mismo abismo
Y los gatos escuchan y los perros hablan
Nos salvamos conocemos elevamos nombramos
Sólo reímos y lloramos, y lloramos y lloramos
Traducción Viorica Patea y Natalia Carbajosa
AQ