Nunca es tarde para publicar una nueva antología, por ser necesaria, por la necesidad apremiante de que contenga una actualizada configuración de voces líricas femeninas. La historia de la desolada literatura mexicana merece, si no hacer un recuento de todas la voces anteriores, sí apostar por conocer las contemporáneas, porque así como se encuentran frutos preciados en la tierra, en las cuevas, en los bosques, podemos considerar y valorar con el tiempo, lo mejor o más representativo de la poesía escrita por mujeres y, eso a través de una comparativa, en un consenso de lo publicado en las mencionadas, poder analizar y estimar así, a través de una futura historia, las que se consideren representativas.
Hablo de la desolada y brillante historia de la poesía escrita por mujeres, porque paradójicamente, hoy se da la oportunidad de que puedan los y las lectoras interesarse por sus escritos. Un ejemplo innegable de la exclusión sistemática que ha padecido la poesía femenina, lo podemos ver reflejado en una de las antologías más importantes del país: Ómnibus de poesía del poeta Gabriel Zaid, donde las seleccionadas, desde su punto de vista, en seis siglos de poesía, deben ser solo siete: Dolores Guerrero, María de la Portilla de Grever, Consuelo Velázquez, Sor Juana Inés de la Cruz, Concha Urquiza, Rosario Castellanos y María Sabina. Estas voces subyacen entre una diversidad predominante de hombres que se recopilan en dicha publicación.
En las últimas décadas ha habido un esfuerzo por recopilar algunas de estas voces, sin embargo, los viejos criterios, las viejas ideas literarias han creado un pensamiento denostativo, no dando oportunidad a la inclusión suficiente para poder replantear los criterios dichos bajo otra perspectiva.
En Árbol de lunas, antología con veinte voces, publicada por Ediciones Eternos Malabares, confluyen temáticas desarrolladas ya por otras mujeres desde siglos anteriores, y que logran darle cierto giro temático, vale la pena leerlas para lograr una investigación futura un tanto más acertada en base a una perspectiva más fresca respecto al género y las aportaciones en el arte poético aun no contempladas, pues estamos viviendo tiempos de evolución identitaria, y en consecuencia creativa.
Las autoras incluidas en esta afortunada reunión son Cynthia Karina Jiménez Zamora, Diana Fabiola Álvarez Salas, Frida Varinia Ramos Koprivitza, Ginna Ramírez, Griselda Quezada de la Rosa, Itzela Sosa-Sánchez, Jasmín Cacheux, Leticia Martínez Gallegos, Martha Janette Miranda López, Mónica Puyhol, Norma María Guadalupe Zamarrón de León, Patricia Mercado Capistrán, Rocío Barrionuevo, Silvia Leticia Torres Dávila, Silvia Tomasa Rivera, Tonantzi Mejía Salazar, Verónica Volkow, Manuela Virginia Mercado García, Wendy Lucía Morales Prado y Yolanda de la Torre.
No está por demás mencionar a Marija Gimbutas, cuando en El lenguaje de la Diosa nos habla de las eras femeninas desde el Paleolítico, donde nos muestra y nos demuestra vestigios de una civilizatoria matrilineal (o tal vez matriarcal, no con la connotación que se le da ahora) donde nos habla de nuestra aportación alfabética y, entre otras áreas la artística y la artesanal, nos introduce en un tempo civilizatorio que si hubiera tenido continuidad —lo que ahora se define como conciencia femenina— tendría un mayor desarrollo, pues queda esclarecido que las mujeres erigimos en tiempos ancestrales las bases de la humanidad y, que si bien ha habido un lapso de cinco mil años demeritorios, en este momento podemos continuar y remitificar, reescribir después de los tres largos puntos suspensivos.
Es digno de celebrar la aparición de Árbol de lunas, antología de poesía y narrativa de mujeres en Morelos, editada por Ricardo Venegas y Eternos Malabares/ FONCA, que ponen su fuerte voluntad en contraparte a los tiempos adversos.
AQ