Acoger animales era asunto de mi hermano.
Su compañía, pensaba, lo llevaría por buen camino.
En la infancia adoptó un renacuajo con patas crecidas,
rabo pronto a desaparecer,
y ojos;
ojos que mudan la piel cuando nos miran.
Una tarde de lluvia Maya
absorbió del todo su cola
y en un brincovuelo
estrelló sus deseos contra las piedras.
Carlos amparó lagartijas,
arañas con seis patas
y cuanto perro hambriento se encontraba.
Dijo que sería investigador de animales
y coleccionista de insectos.
Papá le propuso ser un hombre de negocios.
Enna Osorio Montejo, originaria de la Ciudad de México, radica en la ciudad de Oaxaca. Estudió la licenciatura en Humanidades en la Universidad de las Américas, Puebla. Becada por el FONCA en el Programa Jóvenes Creadores 2011-2012 en la disciplina de poesía.
ÁSS