Astrid Cruz: una viola para Piazzolla

Doble filo

La violista, integrante del dúo Tango Mortale, habla sobre sus compositores favoritos y sus héroes musicales en este ping-pong verbal Laberinto.

Astrid Cruz asegura que su instrumento la eligió a ella, no al revés. (Instagram: @astridcruz.viola)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

La joven violista Astrid Cruz, quien estudió en la Escuela Superior de Música, forma parte de la Orquesta Sinfónica de Minería, de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes y del Cuarteto Fundamental. En 2018, ella y César Olguín (bandoneón) crearon el dúo Tango Mortale y en 2020 grabaron un disco con título homónimo; en octubre ofrecerán una presentación en la Ciudad de México y otra en noviembre dentro del Festival de Música de Morelia. Hoy Astrid juega ping pong con Laberinto.

—¿Qué es la música?

Todo lo que se expresa sin palabras.

—¿Y el silencio?

Un espacio mágico.

—¿Qué es una partitura?

Una oportunidad.

—¿Y la viola?

De donde soy.

—¿Por qué la elegiste?

Ella me eligió a mí.

—El violista a quien más admiras.

Mozart tocaba varios instrumentos, entre ellos la viola.

—Otro instrumento que te gustaría dominar.

Toco el piano, pero debo mejorar mucho.

—Una pieza para viola.

Mejor varias de Paul Hindemith.

—Una enseñanza de Carlos Miguel Prieto.

Que todo es posible.

—¿Y de Ludwig Carrasco?

Ver las cosas con perspectiva.

—Tu día más feliz en un escenario.

Cuando debutamos con Tango Mortale.

—Una composición de Piazzolla.

Zita.


—¿Te apantalló Sarah Brightman?

Ella es una mujer despampanante.

—¿Y Hugh Jackman cantando?

Participar en ese show me marcó porque él hace su trabajo con mucho amor.

—¿Qué impresión te causó Ricardo Mutti?

Un gran asombro.

—¿Y Enrique Diemecke?

Me provocó mucha curiosidad.

—Un compositor mexicano.

Silvestre Revueltas.

—Y uno popular.

Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri.

—Un concierto memorable como espectadora.

Maxim Vengerov en Bellas Artes.

—Un gusto musical culposo.

Me gusta la trova, pero sin culpa.

—Un disco en una isla desierta.

De Piazzolla en trío con César Olguín, Jorge Cristians y Francisco López.

—Y un libro.

El conde de Montecristo.

—¿Qué aprendiste en la escuela de música?

A conocer a las personas.

—¿Tuviste fiesta de 15 años?

Sí, con vals y toda la cosa.

—¿Quisieras que tus hijos fueran músicos?

Sólo si ellos lo desean.

—Una lección de esta pandemia.

Las cosas se hacen hoy.

—Música para tus últimos minutos de vida.

Tangos.

—Tu epitafio.

“El destino toca a la puerta”.

AQ

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