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Canto de amor a La Habana

Al margen

El nuevo libro de Leonardo Padura es un homenaje a la ciudad donde nació y en la cual permanece, fiel no solo a sus costumbres sino a Mantilla, su barrio en la periferia.

Alma Gelover
Ciudad de México /

Ir a La Habana (Tusquets, 2024) es el homenaje de Leonardo Padura a la ciudad donde nació el 9 de octubre de 1955 y en la cual permanece, fiel no solo a sus costumbres sino a Mantilla, su barrio en la periferia, fundado por su tatarabuelo paterno; un barrio que nunca ha conocido “la prosperidad ni la elegancia”, como dice el narrador de su novela Pasado perfecto.

En este libro van de la mano la memoria, la literatura y el periodismo, que Padura ejerció durante varios años en la revista cultural El Caimán Barbudo y posteriormente en el diario Juventud Rebelde y en La Gaceta de Cuba, de la que renunció como jefe de redacción para convertirse, el 1 de enero de 1996, “en el primer escritor independiente cubano”.

Benito Taibo, autor de 'Cuchara y memoria'. (Foto: Ángel Soto)
Benito Taibo, autor de 'Cuchara y memoria'. (Foto: Ángel Soto)

Con fotografías de Carlos T. Cairo, Ir a La Habana —dice Padura— “es el canto de amor a la ciudad en que nací y vivo, escribo y padezco, el sitio del mundo al que pertenezco, como una bendición o una fatalidad inapelables: como el agua que en esta isla nos rodea por todas partes”. Es un mirada histórica y actual sobre ese lugar que la revolución ha transformado, sobre los cambios en su fisonomía pero también en los hábitos que los habaneros —y en general todos los cubanos— han debido adoptar no por gusto sino por simple sobrevivencia, como alimentarse incluso de gatos, por ejemplo, durante la gran crisis de los noventa.

El libro se divide en dos partes, en la primera Padura cuenta su vida “de habanero periférico”, pero esa biografía se complementa con fragmentos de sus novelas y relatos que abordan lo mismo: el devenir de una ciudad que en una época lejana fue bullanguera y luminosa. En la segunda parte, dice el autor: “he querido reunir una serie de textos periodísticos escritos en diversos momentos (desde la década de 1980 hasta casi ayer mismo) en los que recorro historias, personajes, lugares y preocupaciones habaneras”.

Portada de 'Ir a La Habana', de Leonardo Padura. (Tusquets)

El resultado es una revelación: la de una ciudad que guarda secretos vedados para los turistas accidentales, la de una urbe que ha perdido muchas de sus señas de identidad (cabarets, clubes, restaurantes, cines), en la que han cambiado nombres de calles y edificios, en la que el exilio —temporal o definitivo, como sucede en todo el país— de amigos y familiares es incesante; una ciudad cuyos atractivos se reservan para los extranjeros que pueden pagarlos o para una reducida élite de políticos, a la que nunca le faltan recursos para la buena vida.

Su niñez en Mantilla, sus años de estudiante universitario y luego como periodista, que le permitió asomarse a los distintos barrios de La Habana, su vida como escritor independiente, lo viajes que le han permitido volver a mirar su ciudad con curiosidad y asombro, pero también con tristeza por su evidente deterioro, son los ingredientes de este libro cuyo título proviene de una expresión popular en los barrios periféricos: “en mi casa a cualquier desplazamiento desde Mantilla hacia los centros comerciales, institucionales e históricos de la ciudad se le decía ‘ir a La Habana’”, recuerda Padura, quien admite que todavía usa esa expresión asociada al viaje, y ahora también a la aventura que representa pasear por la páginas de este libro.

AQ

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