Las conmemoraciones son oportunidades para nuevos acercamientos. Sucede esto con la obra de Carlos Fuentes, quien fue embajador de México en Francia (1975-1977), donde ejerció el oficio con el que creció y se educó desde niño, mirando a su padre, el diplomático Rafael Fuentes Boettiger.
En este texto se presenta una visión panorámica de esos dos años que fue embajador, recurriendo para ello a sus informes diplomáticos, que se encuentran en el Archivo Histórico “Genaro Estrada”.
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A Fuentes le toca ser embajador en un periodo en el cual el debate internacional se centra en los países del Tercer Mundo. México, con el presidente Luis Echeverría, tomó la bandera con la Carta de los Deberes y Derechos Económicos de los Estados y esta política del gobierno mexicano se encuentra descrita a lo largo de los informes del intelectual.
Dentro de los temas que destacan en sus informes se encuentra la relación de Estados Unidos con los países de América Latina. Fuentes hace saber al gobierno mexicano: “Armando Uribe ve en el nombramiento del señor Schlaudeman y el desplazamiento del señor Rogers una clara voluntad de endurecer la política norteamericana hacia nuestros países, sobre todo en el momento decisivo del cambio de poderes en México.”
Es de destacar la manera minuciosa y profunda con que el embajador analiza la situación de la relación con los Estados Unidos. A pesar de la lejanía, nunca pierde de vista cómo se mueve el mapa geopolítico entorno a América Latina.
En los informes se encuentra presente la mirada de un analista enterado del día a día. Basta poner dos ejemplos. El primero entorno al disgusto por la “Reforma Haby”. Respecto a ello comenta: “Le Figaro y Le Monde del día de hoy informaron que varias centenas de manifestantes, convocados por Sindicatos de Maestros, se reunieron ante el Eliseo, para hacer patente su oposición a la adopción de la “Reforma Haby”, oposición que, tal como se informó en el oficio mencionado, ha sido sistemática por parte de todos los sectores interesados, tanto los maestros como los alumnos e inclusive las federaciones de padres de familia.”
El segundo es el seguimiento que le da a la política francesa, donde describe el debilitamiento del gobierno de Giscard D´ Estaing y el fortalecimiento de la izquierda encabezada por François Mitterrand. En un informe del 15 de marzo de 1976 hace saber el recibimiento que le dieron a Mitterrand en su viaje a Argelia:
El Sr. Mitterrand viajó a Argelia invitado por el F.L.N., partido único argelino. No obstante se le reservó una acogida parangonable a las que se reservan a un jefe de Estado […] en las mentes de todos los interesados estaba presente el hecho de que en las elecciones presidenciales de 1974 el Sr. Mitterrand alcanzó el 49% de los sufragios del electorado francés. No es de extrañar, en estas circunstancias, que el viaje del Sr. Mitterrand fuese interpretado como una apuesta al futuro por parte del gobierno argelino.
Ante el debilitamiento del gobierno y el avance de la izquierda en el terreno electoral, Fuentes informa sobre la expectativa francesa ante los cambios vividos, en los cuales se sabe que es necesario que el presidente de un giro en su política.
Los informes permiten entender que no todo en política exterior es terso, también se presentan escenas que distan de ser diplomáticas. El embajador narra un hecho de esta índole al referirse a la visita del presidente francés a la U.R.S.S. donde fue tratado de una manera pocas veces vista:
[…] Durante la cena gala ofrecida por el Secretario General Brezhnev al Presidente Giscard la noche de su llegada, se hace públicamente una insólita pugna ideológica en colaboraciones de esta naturaleza. El Secretario Brezhnev hace hincapié en la necesidad de frenar la carrera armamentista. El Presidente Giscard contesta diciendo que las medidas adoptadas en este terreno dependen de la situación mundial y deben poner a salvo la seguridad mundial y la seguridad nacional de los Estados.
[…] En mi concepto, las lamentables humillaciones sufridas por el Presidente Giscard en la U.R.S.S son solo un indicio de la política de doble hegemonía que, con perfecta sincronización y pareja brutalidad, están aplicando los EE.UU. y la U.R.S.S. ante las pretensiones europeas de independencia e influencia internacionales.
La anterior escena es ejemplo de la falta del sentido diplomático de una nación, dichas pugnas se dieron en un mundo bipolar, donde ambos bandos —capitalista y socialista— pretendían imponer su agenda y ganar hegemonía.
Destaca la relación con la República Española, sobre ello el embajador, informó: “Me es grato informar a usted que el pasado día 2 de los corrientes, los señores José Maldonado y Fernando Valera, Presidente y Ministros de Negocios Extranjeros de la República Española en el exilio y sus señora esposas, nos invitaron a almorzar a mi esposa y a mí al Círculo Republicano de París, a efecto de manifestar, una vez más, el sentimiento de gratitud de la República hacia México y sus Autoridades.”
Por lo anterior no resulta extraño que Fuentes haya decidido renunciar a la Embajada de Francia cuando se enteró que el gobierno de José López Portillo había nombrado como embajador de México en España —recién restablecidas las relaciones diplomáticas— a Gustavo Díaz Ordaz. A lo cual se refiere: “Dejé mi puesto como embajador en Francia el primero de abril de 1977 e inmediatamente alquilé una casa a las afueras de París en donde pudiera empezar a escribir nuevamente.”
Carlos Fuentes se negaba a tener que felicitar “al carnicero de Tlatelolco” como embajador. Por ello decidió renunciar; a tal acción Díaz Ordaz respondió: que su renuncia le “daba mucha risa.”
Fuentes no volvería a ocupar puesto alguno dentro del gobierno, pero había marcado una pauta para los siguientes embajadores: de establecer una política diplomática más amplia y plural no basada únicamente en la política y economía sino también en la cultura.
ÁSS