Coleccionista erudito y apasionado, Carlos Monsiváis fue reuniendo durante décadas un catálogo personal de la fotografía en México, desde fines del siglo XIX hasta principios del XXI. Imágenes anónimas o de grandes creadores que narran nuestra historia, o al menos una parte significativa de ella.
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Maravillas que son, sombras que fueron es el resultado de esa vocación por la historia. Es una documentada mirada sobre una disciplina que llegó a nuestro país a mediados del siglo XIX impulsada por fotógrafos franceses, norteamericanos y alemanes, que en su desarrolló ha registrado rostros, atmósferas, escenarios cotidianos, bélicos o eróticos inscritos en el devenir nacional.
La historia de México no estaría completa sin las fotografías de los Casasola. La revolución, con sus trenes, sus caudillos; con la mujer convertida en soldadera que es al mismo tiempo “proveedora, cocinera, forrajera, amante, enfermera”. Todo este mundo fue retratado por los hermanos Casasola, testigos de un pueblo en armas, y Carlos Monsiváis lo desmenuza, lo analiza a profundidad, con un irremediable espíritu crítico y una buena dosis de humor.
En este libro publicado por la editorial Era, Monsiváis reflexiona también sobre la obra de fotógrafos como Manuel Álvarez Bravo, autor “de una galería imprescindible de políticos, escritores y pintores”; como lo fue también su primera esposa, Lola Álvarez Bravo, creadora, entre tantas otras, de una serie impresionante sobre Frida Kahlo, antes de que la mercadotecnia se encargara de hacerla popular y proyectarla al mundo.
El libro es una antología de textos publicados como prólogos o ensayos para catálogos, revistas, suplementos culturales. En él, entre tantas otras cosas, Monsiváis recuerda el trabajo de los Hermanos Mayo, exiliados españoles de dos familias distintas reunidos bajo un apellido inventado, que llegan en 1939 y revolucionan, con su calidad y técnica, el fotoperiodismo en México, en el que introducen la cámara Leica, que comenzaron a utilizar desde 1934.
Las imágenes clásicas de Gabriel Figueroa, el mundo de estrellas de Armando Herrera, las fotografías de la Ciudad de México de Héctor García, el trabajo de Rogelio Cuéllar, Mariana Yampolsky, Lourdes Grobet, Rodrigo Moya, Nacho López, Graciela Iturbide, Pedro Meyer, Yolanda Andrade y muchos otros es aquí motivo de celebración y homenaje.
Los textos reunidos en Maravillas que son, sombras que fueron responden —o pretenden responder— algunas preguntas sobre la fotografía en México, interrogantes sobre lo ocurrido en nuestro país en poco más de un siglo; los cambios de mentalidad y los sucesos a veces violentos que los han propiciado, la manera como nos hemos inscrito en un mundo que tolera o incluso ve con naturalidad y regocijo a la multitud desnuda frente a la cámara de Spencer Tunick en el corazón de la Ciudad de México, en otros tiempos impensable por los anatemas religiosos y las llamadas buenas costumbres.
RP | ÁSS