César Olguín: “Para tocar el bandoneón hay que estar loco”

Doble filo

El músico y compositor argentino define a Piazzolla, comparte lo que más le gusta de México y elige entre Fito Páez y Charly García en este ping-pong verbal

César Olguín, músico y compositor argentino radicado en México. (Foto: Octavio Hoyos | MILENIO)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

El compositor y bandoneonista César Olguín nació en la provincia de San Luis, Argentina, creció en Córdoba, radicó en Buenos Aires y desde hace cuatro décadas vive en México. El más reciente de sus discos acaba de salir del horno: Pincelada de tango, que grabó con varios aliados. El 28 de agosto acompañará al Cuarteto Latinoamericano de Cuerdas en el concierto “De Piazzolla y otros tangos”, en el Centro Cultural Teopanzolco de Cuernavaca. Por lo pronto, Olguín juega ping-pong con Laberinto.

—¿Qué es la música?

El lugar de donde soy y donde quiero estar.

—¿Qué es el tango?

El género musical que me permite expresarme por encima de mi autocensura.

—¿Qué se necesita para tocar el bandoneón?

Un certificado médico de estar mentalmente enfermo, hay que estar loco. Julio Pane sí tiene en realidad un certificado.

—Aníbal Troilo en dos palabras.

Un ángel.

—Piazzolla en una.

Genio.

—Una composición de Piazzolla.

La totalidad de su obra.

—¿Qué se siente tocar en la Sala Neza?

Es algo mágico.

—¿Y en el Palacio de Bellas Artes?

Todos los teatros son respetables, pero Bellas Artes es importante mundialmente.

—Un compositor de música clásica.

Son muchos… Bach.

—Una composición de él.

Tocata y fuga en re menor.

—Un gusto musical culposo.

Sólo escucho lo que me gusta, sin culpa.

—Un disco en una isla desierta.

Me llevaría el silencio.

—Una composición propia.

Tití. Preludio para mi madre”.

—Otro instrumento que también le gustaría tocar con virtuosismo.

El violonchelo, pero no me creo un virtuoso del bandoneón.

—Su día más feliz en un escenario.

Siempre soy muy feliz en el escenario.

—Su día más triste.

Cuando murieron mi madre y mi hermano.

—La última vez que sintió envidia.

En este momento siento envidia de que sólo usted hace las preguntas.

—Una lección de esta pandemia.

Desafortunadamente el mundo no cambiará.

—La virtud que más admira.

La bondad.

—El libro que más le ha servido.

Uno de cocina de Petrona C. de Gandulfo, que en Argentina es como Chepina Peralta.

—Del 1 al 10, ¿cuánto picante aguanta?

Muy bajo, como 3.5 o cuatro.

—Lo que más le gusta de México.

La hospitalidad de la gente.

—Fito Páez o Charly García.

Charly García.

—Messi o Maradona.

Los dos.

—Su epitafio.

“Nació hombre y murió tratando de ser bandoneonista”.

AQ​

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