En su programa de “Lettres d'intérieur” de Radio Inter, el periodista y crítico literario Augustin Trapenard leyó este lunes una poderosa carta de Annie Ernaux, la autora de No he salido de mi noche, dirigida el presidente francés, Emmanuel Macron, en la que cuestiona acremente su política social y la manera como ha afrontado la actual crisis del Covid-19, que mantiene a Francia en virtual estado de sitio.
Inicia con una cita: “Te escribo una carta/ Que puedes leer / Si tienes tiempo”, es el comienzo de la canción “The Deserter” de Boris Vian, escrita en 1954, “entre la guerra en Indochina y la de Argelia”. Es el preámbulo para refutar la afirmación de Macron: “Estamos en guerra”, pronunciada durante su discurso a la nación el 16 de marzo.
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No, le dice Ernaux, “no estamos en guerra, el enemigo no es humano, no es nuestro prójimo, no piensa, no quiere dañar, ignora las fronteras y las diferencias sociales, se reproduce ciegamente mientras salta de un individuo a otro”.
Pero dado que el presidente francés valora el lenguaje bélico, dice la escritora, en todo caso las armas “son las camas de hospital, los respiradores, las máscaras y las pruebas, son los científicos, médicos y cuidadores”.
Con emoción y coraje, continúa: “Como líder de Francia, te has quedado sordo a los gritos de alarma del mundo y de la salud. En noviembre pasado, durante una manifestación, leímos en una pancarta: ‘El Estado cuenta su dinero, nosotros contaremos a los muertos’, esta frase suena trágicamente hoy".
"El enemigo ignora las fronteras y las diferencias sociales"
Ernaux cuestiona la política económica y social del presidente francés y rinde homenaje a los servidores públicos, que en los últimos años han tenido que enfrentar numerosos recortes. Ellos, le escribe, son lo que, a pesar de todo, hacen posible que el país siga funcionando: el personal de salud, de correos, de ferrocarriles, los maestros (“tan mal pagados”), etcétera.
La escritora no se guarda nada en sus reclamos y afirma:
“Y aquellos que una vez dijiste que no eran nada, ahora lo son todo, ellos que continúan recogiendo la basura, marcando los productos en las cajas, entregando pizzas, para garantizar esta vida tan esencial como intelectual, vida material”.
“Es un buen momento para hacer preguntas”, dice la escritora. “Un tiempo para desear un mundo nuevo. ¡No el tuyo! (…) Muchos de nosotros ya no queremos un mundo en el que una epidemia revele desigualdades notorias, al contrario, queremos un mundo donde las necesidades básicas, la alimentación saludable, la atención médica, la vivienda, la educación y la cultura sean garantizados a todos, un mundo cuya solidaridad actual muestra, precisamente, esa posibilidad”.
El final de la carta es contundente: “Sepa, señor presidente, que ya no dejaremos que nos roben la vida, es lo que tenemos y ‘nada es mejor que la vida’, como dice la canción de Alain Souchon”.
ÁSS