El resplandor (1980) es una de las mejores películas del cine mundial. No la tiene fácil Mike Flanagan cuando decide dirigir Doctor Sueño, la secuela. Es cierto que Flanagan tiene a su favor La maldición de Hill House, una excelente serie que escribió y dirigió hace poco, pero resulta imposible evitar la comparación y dejar que el universo de Doctor sueño hable por sí mismo. Para empezar, el protagonista de la película es Dan, el niño listo que en la película de Stanley Kubrick escapó de su papá en un laberinto. Dan tiene ya treinta y tantos y, gracias a sus poderes mentales, hace amistad telepática con Abra, una chica de trece que desde los cinco viene desarrollando su poder paranormal. El director pasa aquí sus primeros trabajos, pues trata de conseguir que el espectador no se dé cuenta de sus influencias, a saber, Sexto sentido y X Men.
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Volviendo a la película, resulta que no solo Dan ha contactado a Abra en el universo de los telépatas; hay por el mundo un grupo de jipis que viven en casas rodantes que son auténticos palacios con jacuzzis, camas de tamaño extra grande y, en lugar de cantina, un elegante depósito en el que guardan “el vapor” de los niños que asesinan. Porque sí, los jipis éstos se dedican a asesinar muchachos. Y es que se nos informa que los infantes, sobre todo cuando son inteligentes y paranormales, tienen un vapor vital que a ellos les da mucha vida. Aunque la película tarda en despegar, la verdad es que resulta entretenida.
Sucede sin embargo que una vez que están planteados los temas se evidencia lo diferentes que son Kubrick y Flanagan. El primero se daba tiempo para construir escenas largas y generar un misterio que poco a poco se convertía en terror. El segundo, en cambio, acostumbrado a la rapidez de las series, trata de contar demasiadas cosas y, cuando no lo logra, produce diálogos explicativos que caen mal. Si la película se salva es por el mundo interior de Flanagan: la casa embrujada, la familia disfuncional y la relación entre la adicción y el fantasma. Dan, por ejemplo, para olvidar que cuando tenía cinco años su papá lo persiguió con un hacha, se ha dedicado a beber.
Luego de una noche más loca de lo normal, decide escapar de sí mismo e irse a meter a un pueblo chico que, como sucede en estas películas, es en realidad infierno grande. Dan deja de beber y pasa los días conversando mentalmente con su amiga Abra. Pero, claro, los jipis telépatas los descubren y Dan tendrá que echar mano de sus poderes paranormales para salvar a su amiga, lo cual incluye conducirlos hasta el lugar más hambriento de Estados Unidos: El Overlook. Suena La Sinfonía Fantástica de Berlioz. El tema de El resplandor nos lleva de la mano hasta el hotel donde habrá de librarse una batalla telepática entre fantasmas, casas embrujadas y asesinos de niños. Si uno no recuerda bien la película de Kubrick no entenderá mucho, pero, por otra parte, Doctor Sueño no es de esas películas que necesiten muchas explicaciones. Basta con dejarse guiar por el misterio sin hacer demasiadas preguntas. ¿Cómo va a explicar Dan a la policía que desenterró el cadáver de un niño muerto sin avisar antes al 911? ¿A quién le importa? Lo importante aquí es entretenerse, volver a disfrutar de los pasillos del malvado hotel de Kubrick y no hacer demasiadas comparaciones porque, si uno las hace, corre el riesgo de encontrarse tan perdido como Jack Nicholson en el laberinto helado del Overlook.
Doctor Sueño
Dirección: Mike Flanagan | Estados Unidos | 2019
RP