El teatro de Carmina Narro

Teatro

​La obra de la también productora, cuentista, guionista y actriz se abre paso a navajazos francos que producen filosas verdades en boca de sus personajes.

La dramaturga Carmina Narro. (Foto: Rogelio Cuéllar)
Alegría Martínez
Ciudad de México /

Los personajes de Carmina Narro supuran una ruda honestidad. Envueltos en circunstancias cotidianas que avanzan sobre la vía de la tragedia, se lanzan rumbo a salidas desesperadas que pueden abrir puertas o sellarlas drásticamente, con lo que generan el cambio que los hará salir del estado límite en que los ubica la dramaturga, aunque la única opción sea el precipicio.

Llegado el primer mes del nuevo año en el que las temporadas inician, en su mayoría, a mediados de la segunda quincena, la opción de leer teatro se abre generosa para quienes necesitan el elixir que sólo puede proveer la escena, por más amargo que se perciba.

A dos meses de culminar 2019, Ediciones El Milagro publicó dos tomos con obras de Carmina Narro, nacida en Los Mochis, Sinaloa, en 1969: Después de la ira, compuesto por ocho textos, y Sin ganas de matar, integrado por seis.

​La obra de la también productora, cuentista, guionista y actriz se abre paso a navajazos francos que producen filosas verdades en boca de sus personajes, mujeres y hombres marcados por heridas invisibles y abiertas bajo la cicatriz de un pesar múltiple y crónico que los determina.

Estancia en París, primer título de Sin ganas de matar, desarrolla esa lucha a muerte entre tres estudiantes de literatura que buscan ganar una beca para ir a París. La decisión está en manos del catedrático que se interna en un irónico y miserable juego de seducción y poder ante unos huérfanos de sí, impulsados a la traición, la expansión de sus propios límites y el encuentro con el vacío. Raquel, Manuela y Adrián, personajes que nutren ésta —y con otros nombres y complejas características, la obra de Narro—, emergen de una sociedad mexicana de vicios arraigados en la que quizá la única salvación sea el arrojo y la franqueza.

El color de tu piel, incluido en el mismo volumen, cuyo personaje central es también una escritora, plantea una historia sobrecogedora de discriminación, dominación y chantaje, que revela un Nueva York desconocido donde la identidad mexicana se extravía y el odio se extiende entre mujeres y hombres del mismo origen, permeados por el abuso y un acendrado racismo.

Aplausos para Mariana, incluida en el volumen Después de la ira, invita al lector a asomarse a los camerinos de un teatro antes de que la función comience, donde el elenco padece malformaciones físicas que pudieran ser reflejo de un interior torcido, que les permite hacer tránsitos infértiles, incluido un incesto no aceptado y una tiranía asumida que vincula a los personajes con ellos mismos y con los otros, rumbo a un final irremediable.

Carmina Narro escribe un teatro mexicano que revela, mediante una dramaturgia consistente que cincela a los personajes, define circunstancias, toma riesgos y asume consecuencias. Sus personajes dicen lo que les hierve dentro, por más extremo que sea. Lastimados y carentes de asideros, cada uno busca conseguir el mínimo triunfo, aunque sea a costa de sí mismo.

La dramaturga abre y cierra sus planteamientos. Establece los espacios, propone la escenografía y los movimientos. Vicente Leñero diría que dirige desde el papel, como en efecto lo hace ahí y ante el escenario. Entrega la obra completa, en lugar de enunciar, para que los demás dispongan y la provee, además, de un humor que escuece, porque critica y expone la podredumbre de personajes que al nombrar con valor su miseria recuperan una dignidad magullada, siempre a la sombra de una humillación constante.

Los dos volúmenes de El Milagro, editados por Pablo Moya, dan testimonio de la fecha en que algunas de las obras fueron estrenadas y de las becas otorgadas para su escritura, de las actrices, los actores, directores, escenógrafos, iluminadores, músicos, productores, y de los teatros donde fueron presentadas.

Los libros integran textos de Sabina Berman, Víctor Hugo Rascón Banda, Juan José Gurrola, David Olguín, Guillermo Fadanelli, Rafael Pérez Gay, Rodrigo Johnson, Ernesto Velázquez y Patricia Rosas Lopátegui.

Carmina Narro es una chingona, decía Gurrola a voz en cuello desde la sala de su casa. Coincido contigo, querido Juan José, donde sea que te encuentres.

RP | ÁSS

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