Entre las mejores películas del 2023 está Ellas hablan (disponible en Amazon). Dirigida por la canadiense Sarah Polley, la obra parece adolecer de lo que es —más bien— su logro mayor, el uso de la voz. Y es que todos sabemos que los manuales de guion afirman que el cine debe ser, ante todo, visual. Lo otro, sentencian, es teatro filmado. Pero en este y otros aspectos, Ellas hablan desafía las convenciones que limitan lo que en esencia no puede ser limitado: la creatividad.
Ellas hablan está basada en una novela de Miriam Toews, quien comenzó a gestar un vívido conocimiento del mundo menonita a partir de que trabajó con el mexicano Carlos Reygadas en Luz silenciosa, una obra que, como Ellas hablan, parece salida de la imaginación tortuosa de quien confunde al diablo con Dios. Reygadas siguió su propio camino y consiguió redimirse de la pretensión de hablar de lo que no sabe en Nuestro mundo, la obra más honesta que ha hecho, mientras que la actriz protagónica de Luz silenciosa siguió investigando el mundo menonita y produjo esta novela de no ficción en la que Polley se ha basado para que dialoguen las preocupaciones más actuales del feminismo con el fundamentalismo cristiano: San Pablo.
Resulta claro que tanto la escritora del texto original como la directora canadiense saben de qué están hablando. Y hay en ambas un agradecido respeto tanto hacia el feminismo como hacia la religión. En la puesta en escena, Polley da luz a la pertinencia de luchar contra la violencia que ejerce la sociedad hacia las mujeres. Y lo hace usando precisamente las cartas de Pablo, un autor muy acusado de introducir en el mundo toda la intolerancia que no tuvo Cristo. Pero Pablo también es profundo y Polley lo sabe, por eso cita una y otra vez pasajes que demuestran que las ideas preconcebidas de quienes creen que el fanatismo es culpa de Pablo tal vez se están apresurando.
¿Qué significa perdonar? ¿Es el varón violento por naturaleza? ¿Cuál es el significado del matrimonio y el amor carnal? Basadas en el caso real de tíos, primos y padres que drogaban y violaban a las mujeres de su comunidad, Ellas hablan es una suerte de confrontación entre San Pablo y el feminismo del siglo XXI. No se trata, en absoluto, de un asunto banal. Por más antirreligioso que uno sea, parece incuestionable que en el cristianismo se gestaron las nociones que, a la larga, pusieron al centro de la moral políticamente reinante a los marginados, a los enfermos, a las mujeres y los niños.
Antes del Sermón de la Montaña sólo se bendecía al poder, de modo que el cristianismo no solo defiende a las adúlteras como dicta el lugar común, se pone en el lugar de la víctima y es aquí donde la película Ellas hablan resplandece con autenticidad, pues al hablar del amor cristiano en contraste con las sociedades en las que estamos viviendo hace de este grupo de mujeres discutir de cosas muy actuales. Porque resulta claro que Polley no está hablando aquí sólo de menonitas; su película está dirigida a todos aquellos que vivimos en estas sociedades en las que, como anunciaba Nietzsche, hemos matado a Dios.
Menonitas o no, Ellas hablan profundiza en las búsquedas de Sarah Polley, quien en Lejos de ella se preguntaba también por el significado del amor, el olvido y el perdón. En fin, aunque Ellas hablan es una de las mejores películas del 2023, la mejor es Close, no cabe duda. También es cierto que las dos invitan a pensar el porqué de ciertas luchas que a veces no podemos o no queremos entender.
ÁSS