En este solar yace y duerme,
al que Amor mató de un dardo,
pequeño y pobre estudiante
llamado François Villon.
De tierra no tuvo un surco.
Lo dio todo, nadie ignora:
mesas, tablados, pan, canasta.
Galanes, decid este verso:
Reposo eterno, Señor, dadle,
y una claridad perpetua,
a quien no tuvo escudilla
ni una brizna de perejil.
Le raparon cabeza y barba
—cual nabo que se rasca y pela.
Reposo eterno dadle aquí.
Rigor lo mandó al exilio,
y en el culo con una pala
le dio, pero aun dijo: “¡Apelo!”
—que no es término muy sutil.
Reposo eterno dadle aquí.
ÁSS