“Futuro” | Por Alberto Blanco

Meditaciones

De la noche a la mañana todo cambió. Todos, de un modo u otro, cambiamos.

Vehículos blindados en el Zócalo en la Ciudad de México, en 1968. (Wikimedia Commons)
Alberto Blanco
Ciudad de México /

En mis años de escuela primaria y secundaria

—de mediados de los 50 a mediados de los 60—

el mundo, la sociedad, todo alrededor, parecía

tan firme y ordenado como un monumento.


El dólar costaba 12 pesos con 50,

y se usaba una moneda de 20 centavos

para llamar desde un teléfono público.


Sin embargo, a mediados de los sesentas

se comenzaron a percibir ciertas fisuras

en la plaza pública: algunos gestos

de rebeldía inocente disfrazada de moda,

de música estridente y desacuerdos familiares.


Después del Movimiento del 68

las fisuras ya eran grietas, y los desacuerdos

eran zafarranchos descarados

y problemas constantes con toda autoridad.


Yo que había sido sin grandes esfuerzos

un alumno modelo toda mi vida,

fui a recoger mi certificado de la preparatoria

solo para toparme con un director fuera de sí:

“¡Cría cuervos y te sacarán los ojos!”

Me aventó el certificado con desprecio…

“¡No quiero que vengas a patearnos el pesebre!”


Juró y perjuró que no podría yo entrar

a la universidad… de su cuenta corría.


Las amenazas se volvieron polvo

cuando pocos días después

estalló el Movimiento Estudiantil,

cerraron la Universidad Nacional

y de la noche a la mañana todo cambió.

Todos, de un modo u otro, cambiamos.


Hoy en día aquellas disidencias, rebeldías

incipientes nuevas tribus urbanas

y culturas periféricas y alternativas

han pasado a ocupar el centro

de un escenario tan variado y tan vasto

que ya nadie sabe dónde está el centro.


Proliferan los movimientos separatistas,

nacionalistas, neo-esto y post-aquello;

opciones alternativas de conducta,

políticas, sexuales, trabajo y vida.


En este campo de pelota sin bases

no es fácil orientarse

ni saber quién es el ampáyer principal

ni dar con un centro…

si es que en la vida social de hoy

existe todavía un centro.


Como decía el gran Yogui Berra:

“El futuro ya no es lo que era antes.”

AQ

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