En el Berlín de los años ochenta, en medio de la tensiones políticas que se derraman ante la etapa final de la Guerra Fría, dos amantes mexicanos cuya relación va a la baja, se aprovechan de la facilidad con la que se puede invadir una propiedad en aquella ciudad para aislarse del mundo. En su confinamiento voluntario en aquel bunker-okupa el Gato, rockero en decadencia, y Carolina, actriz de performance desempleada, transitan la delgada línea del círculo vicioso con vital decadencia, al ritmo de “Sad song” de Lou Reed, bajo los efectos del LSD. Aquel muro que en poco tiempo caerá, resulta la metáfora perfecta para la desunión de dos almas que se juraron pasión eterna, y que ahora juntan los pedazos desparramados de su amor por el suelo, con la obstinada esperanza de que la separación fracase.
La puesta en escena La guerra fría, de Juan Villoro, regresa a cuatro años de su estreno. De acuerdo con su autor la obra se inspira tanto en el álbum Berlín, de Lou Reed, como en lo experimentado por Villoro durante su estancia en aquella urbe, entre 1981 y 1984. En aquel dramático momento del enfrentamiento ideológico entre Estados Unidos y la entonces Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, numerosos jóvenes vivían en la ciudad sin pagar renta, como okupas, y el autor conoció a artistas mexicanos que aprovechaban la circunstancia para buscar ahí opciones creativas.
“El título de la obra alude a la tensión política, pero también a la que se establece en una pareja. El disco de Lou Reed narra una relación tóxica y destructiva. El compositor se asomó al abismo, pero no dio el último paso. La Guerra Fría trata de eso, de conocer las atractivas posibilidades de lo que te hace daño sin morir en el intento” explica Villoro.
Por su parte, para Mariana Giménez, directora de la puesta, la obra “habla de lo insoportable de la presencia del otro en el encuentro amoroso, lo único que se construye con armonía y auténtica devoción es la ausencia, tan artística y perfecta, una ficción”. Ella cree que “la caída del muro en 1989 provoca un sentimiento extraño, se suponía que era un símbolo de libertad, hoy parece solo una pérdida más. Lo interesante de la pérdida es que cuando ya no hay nada más que perder, pareciera que por fin algo se gana”.
Con las actuaciones de Mariana Gajá, Bernardo Gamboa y Jacobo Lieberman, La Guerra Fría llega por una corta temporada al Teatro Estefanía Chávez Barragán de la Facultad de Arquitectura, del 25 de enero al 24 de febrero de jueves a sábado a las 19:00 horas. El costo del boleto va de los 100 a los 200 pesos y puede adquirirse en taquilla o a través del sistema Boletopolis. Se recomienda el uso de cubrebocas, así como mantener la sana distancia.
AMS