Editor, librero, agente literario, Guillermo Schavelzon, quien nació en Buenos Aires en 1945 y durante diez años, perseguido por la dictadura argentina, en la década de los setenta vivió exiliado en México, donde fue cofundador de la editorial Nueva Imagen, ha escrito un libro en el que recuerda sus relaciones —amistosas y/o profesionales— con algunos de los más reconocidos personajes de la literatura contemporánea, entre ellos Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Elena Poniatowska, Edith Aron, Ricardo Piglia y Paul Bowles.
El enigma del oficio. Memorias de un agente literario (Océano, 2023) es el título de este volumen de reflexiones, anécdotas, apuntes sobre un medio que, asediado constantemente por los reflectores, conserva, sin embargo, rincones vedados para los extraños.
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En el primer párrafo del capítulo inicial, Schavelzon advierte: “Este no es el libro de un escritor, sino el de un testigo. Es la crónica, subjetiva y personal, de ciertas experiencias públicas y privadas que me acercaron a algunos escritores y a otros protagonistas del mundo del libro, mi mundo desde que tenía diecinueve años hasta hoy, más de cincuenta años después”.
Escrito con un estilo que atrapa desde el principio, El enigma del oficio revela rasgos y secretos de autores como Rulfo, a quien no le gustaba estar en su casa. Schavelzon cultivó con él una relación “muy afectiva, pero no íntima”. Habla de su gusto por la música clásica, de su pasión por la lectura, de su conocimiento de la historia de México. “Rulfo era triste, como sus historias, pero con una fuerza enorme”, dice el autor de este libro en el que comenta también el interés de Rulfo por la Feria del Libro de Buenos Aires, a la que asistía cada año, la visitaba uno o dos días y después se ausentaba por un par de semanas sin decirle nada a nadie, solo unos pocos sabían que viajaba a Tucumán, donde tenía un amor secreto.
La historia de una larga entrevista con Orfila Reynal, que durante dieciséis años fue imposible publicar por la renuencia del gran editor argentino, entre otras cosas director del FCE y fundador de la editorial Siglo XXI, es el pretexto para recordar su carrera y sus puntos de vista sobre la edición y autores como García Márquez, quien solía quejarse de los editores, que según él lo explotaban y engañaban. “A mí me ha dolido que una personalidad tan grande en el mundo de las letras como García Márquez exprese constantemente ese desconcierto, ese inconformismo que tiene con los editores, pues si no hubieran existido a él le hubiera sido difícil difundir por millones su gran obra literaria”, le dijo Orfila Reynal a su interlocutor.
Un elogio al valiente discurso de Elena Poniatowska al recibir el Premio Cervantes en 2014; una semblanza de Quino, el genial autor de Mafalda, a quien Nueva Imagen publicó la serie de libros sobre este entrañable personaje que fue rechazada por Orfila Reynal para Siglo XXI. Y sobre todo un homenaje a Julio Cortázar, con quien Schavelzon mantuvo una relación cercana, forman parte de este fascinante inventario, en el que vemos a Cortázar en sus recitales de poesía en Ciudad Universitaria y en el zócalo de Coyoacán en 1983 , ante miles de lectores agradecidos con su presencia. En Coyoacán, recuerda Schavelzon, editor de algunos de sus libros en México: “Unas cinco mil personas amontonadas, de pie o sentadas en el suelo, lo escuchaban en silencio y aplaudían a más no poder. Julio Cortázar se había convertido, en ese viaje, en una especie de héroe popular”.
El enigma del oficio. Memorias de un agente literario se ha convertido, sin duda, en una lectura imprescindible para los amantes de los libros y sus creadores.
AQ