“Lo bueno es enemigo de lo grande” es una frase de Milton Glaser, el creador en 1973 del logo I Love NY con un corazón. Este logotipo fue parte de una campaña para llevar turismo y para que los neoyorquinos amaran a su ciudad, que estaba en crisis emocional y económica. El logo funcionó, reunió a la población y al turismo alrededor de esa seducción por Nueva York. El éxito fue tal que lo replicaron muchos países en su propia versión.
El acierto de Glaser fue el equilibrio del diseño, la síntesis y la primera persona “Yo”, ahí surge el compromiso de amar, cuando dices “yo te amo”, esa campaña estableció esa unión del “yo” con una ciudad. El amor por NY se multiplicó en el marketing y hasta ahora en las tiendas de Times Square venden toneladas de camisetas, gorras y souvenirs con ese logotipo.
Los tiempos cambian y la corrección política avanza destruyendo la creatividad con voracidad, el gobierno de Nueva York cambió el logotipo para hacerlo “más inclusivo, más amable y en línea con las nuevas tendencias”. Así es, jodieron algo que era perfecto. Ahora es We love NY, es decir “nosotros”. ¿Quiénes son “nosotros”? ¿Ellos? ¿Aquellos? Ese es el problema, no hay compromiso.
Es parte de la obsesión de la corrección política, son capaces de destruir la literatura, el arte, el cine, a las personas mismas, todo para poner por encima su ideología de las falsas buenas intenciones. En esta ocasión es el símbolo de una ciudad que tiene décadas de vigencia y que no daba señales de ser obsoleto, al contrario, cada vez que un turista pone un pie por primera vez en Nueva York, es como un ritual para regresar, comprarse un souvenir con ese logo.
Es vergonzoso el desprecio que la ideología tiene por la creatividad, por la autenticidad, nada tiene más valor que su ideología. Es muy claro por qué destruyeron la individualidad del “Yo” por la masa, porque masa es invisible, se suma y desaparece en estadísticas. El individuo tiene nombre, sentido, emociones, ideas, y es responsable de sus actos, como odiar o amar, la masa no. La corrección política adora a la masa porque ahí está la alienación de espíritu, cuando dejamos de existir como individuos nos aniquilan la voluntad.
Ya estropearon su logotipo, la gente está furiosa, lo lanzaron y lo repudiaron en las redes, la nueva agencia de diseño y marketing ha conocido la ignominia de una mala idea para una misión demasiado grande. El logotipo además está desequilibrado, los diseñadores no pueden creer que lo hayan aprobado, pero ese es el punto, que la estética no existe para estas personas, existen sus pedestres fines.
El consenso fue el rechazo a ese logo del “We”, ya pueden hacer un “we hate the we logo” desde su estética y su significado, entonces el amor por la ciudad sí está depositado en el símbolo de Glaser. La destrucción de los símbolos destruye a la identidad, es la búsqueda de la corrección política, es verdad: “Lo bueno es enemigo de lo grande”.
AQ