Es difícil encontrar
a todo lo largo de los Diarios
y la correspondencia de Kafka
ningún otro consejo que éste:
hay que tener paciencia.
“La paciencia es la llave maestra
para enfrentar todas las situaciones”.
Que su convicción sea tan firme
quiere decir que si con algo batalló
toda su vida el autor de La metamorfosis
fue con la impaciencia.
Este fue el gran pecado de los alquimistas:
no ser capaces de esperar
a que la Tierra llevase a cabo su labor.
La Alquimia no es sino el arte espurio
de apresurar a la naturaleza.
O de intentar hacerlo…
Podemos constatar los nefastos resultados
de esta impaciencia por todas partes.
Porque no es posible acelerar
los procesos naturales
sin pagar el precio.
Y con frecuencia el precio es muy alto.
Podríamos decir sin exagerar
que una especie de plantas o animales
desaparece de nuestro planeta cada día.
Entre 200 y 2000 cada año… por lo menos.
Pero hay expertos que calculan
que se pueden estar perdiendo
más de 20 especies todos los días.
Sin embargo, tarde o temprano,
lo mismo con que sin nosotros
—porque somos opcionales—
todo sistema recupera su equilibrio.
El meteoro que acabó con los dinosaurios
y con un alto porcentaje de las especies
del planeta hace 66 millones de años,
no acabó con la vida.
Después de un tiempo
todo fue reciclado, reutilizado,
y se regeneró un equilibrio
del cual, como especie, somos hijos.
¿Paciencia? ¿Impaciencia?
Nada se desperdicia.
Todo lo que ha pasado
es lo mejor que pudo haber pasado,
porque toda el agua
que ha corrido bajo el puente
nos ha traído hasta aquí.
AQ