‘El genio de los solos’ y la música del lenguaje

Literatura

En la novela más reciente de Ivo Quallenberg, los personajes alternan entre la sacralidad de la música y los desarreglos de las notas cotidianas que traicionan sus aspiraciones idílicas.

Portada de 'El genio de los solos'. (Ediciones Eternos Malabares)
Ricardo Venegas
Ciudad de México /

En una entrevista realizada hace algunos años, le dije al escritor Ivo Quallenberg: “Hay un sentido que raya en la ironía en la mayoría de los relatos de tu libro Diario de los años muertos, ¿lo haces conscientemente?” Respondió: “A mi entender, la ironía busca develar el cariz risible del desencanto sin perder la capacidad crítica. Somos seres trágicos y también ridículos. La ironía pone en cuestión los aspavientos políticos, los amores ridículos, los suspiros de un persignado. Estoy pensando en un hecho real que ocurrió en una iglesia, olvido hace cuántos siglos: un hombre reza de rodillas en el interior de una iglesia. Ruega por su salud. Bajo las losas yacen sepultados los cadáveres de algunos mártires. Ruega el hombre sin saber que a través de las losas mal selladas suben los humores de los cadáveres en descomposición. Ruega por su salud sin saber que pronto los vapores lo enfermarán. Atroz y cómico a la vez. Al parecer, en la ironía hasta los cadáveres ponen su grano de arena”.

Ivo Quallenberg nació en la Ciudad de México y radica en Cuernavaca desde hace varios años, es licenciado en Economía por la Universidad Autónoma Metropolitana y cursó la maestría en filosofía en la Universidad de Barcelona y la maestría de sociología en la New School for Social Research. Trabajó en diversas instituciones públicas —Centro de Educación para Adultos, Fondo Nacional para Actividades Sociales y Museo de Culturas Populares—, además de haber participado en diversos proyectos de investigación social de la UNAM, ha escrito tres novelas y tres libros de cuentos. Entre sus libros se encuentran el mencionado Diario de los años muertos (2013) y El destino dobló la esquina (2015).

En El genio de los solos (Ediciones Eternos Malabares/ Fonca, 2024), la novela más reciente de Quallenberg, los personajes alternan entre la sacralidad de la música y los desarreglos de las notas cotidianas que traicionan sus aspiraciones idílicas. Están condenados a transitar de un mundo melódico, armonioso e impoluto, a una sórdida cotidianidad cuyas cacofonías desembocan en la pedestre y vulgar tos. Siempre la tos. La condición del hombre: la tos efímera que aspira a transformarse en una nota musical eterna.

Esta novela explora las relaciones conflictivas que un ser humano mantiene consigo mismo, con sus ensoñaciones y utopías, con su resistencia a ceder ante las convenciones sociales, con sus deseos de alcanzar la plenitud en el arte y en el amor, un radical e innegociable deseo de existir sin bemoles, en contrapunto con la incapacidad de sostener un amor sublime sin caídas en el tiempo. La ficción salva al soñador, la realidad lo hunde, y más se hunde, más vuela.

AQ

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