'La asistente' exhibe la epidemia de los ambientes tóxicos

Los paisajes invisibles | Nuestros columnistas

Escrita y dirigida por Kitty Green, la cinta profundiza en las condiciones laborales que permiten o promueven el abuso sexual.

Julia Garner en 'La asistente'. (Amazon)
Iván Ríos Gascón
Ciudad de México /

El auto espera en la calle oscura, solitaria. El humo del escape semeja el vapor de un aliento humano. Al lado del auto dormita una amplia fachada de puertas y ventanas homogéneas. Una chica rubia sale de una de las puertas y sube al auto, que se perfila hacia Manhattan. Es temprano, muy temprano aún. La rutina laboral ha comenzado.

Jane es la primera en arribar a la oficina. Llena la bandeja de papel de las impresoras, limpia el despacho principal, reparte la correspondencia en los cubículos, prepara café, revisa mails, contempla el amanecer desde la ventana. Poco a poco, la oficina cobra vida. Llegan los colegas. Jane entrega documentos en las distintas áreas de la empresa. Hace llamadas: programa vuelos, reserva habitaciones de hotel, organiza horarios con el chofer y ordena los almuerzos. Saca fotocopias de libretos y recibe a actrices para casting. Uno de los asistentes masculinos la insulta porque el sándwich que recibió no era el correcto. Y los escarnios se repiten en el enlace telefónico con la esposa del jefe, y con el jefe.

Jane vuelve a limpiar el despacho principal. Encuentra un pendiente. Surte botellas de agua en la sala de juntas. Da la bienvenida a una nueva empleada. Va a ser asistente, como ella. Es una pueblerina atractiva, sin experiencia, muy joven. La acompaña al hotel de lujo que, creía, la empresa sólo pagaba al talento artístico. Detalle curioso: el jefe acordó reunirse con la nueva asistente en el hotel.

Jane ata cabos de la extraña situación: aspirantes a actrices y empleadas que pasan horas a solas con el jefe; chistes de los ejecutivos sobre las “escapadas” del Señor; órdenes tajantes del departamento contable para que no indague sobre ciertos gastos del director. Asimismo, Jane contacta a la joven que perdió el pendiente. La joven va a la empresa a recogerlo. Su actitud es fría, displicente.

Jane está intranquila. Recuerda a la nueva empleada, a la que llevó al hotel lujoso. Es tan joven. Tan inexperta. No lo comenta con nadie. Se presenta en Recursos Humanos y expone sus sospechas. La respuesta del delegado de asuntos laborales es uno de los ejes simbólicos de La asistente, escrita y dirigida por Kitty Green, una película que no aborda únicamente el acoso o el abuso sexual sino la opresiva cotidianidad de los ambientes tóxicos.

La primera (y elemental) lectura del filme de Green sería la de la imaginaria dramatización de la rutina de una colaboradora de, digamos, Harvey Weinstein, o de un tipo semejante: Jane (Julia Garner) labora en la industria del entretenimiento. Su jefe (a quien, por cierto, nunca vemos sino que sólo se materializa a través del auricular) tiene un extraño poder sobre ella: la humilla con saña pero, a su vez, le promete llevarla a la cúspide de la empresa. De igual manera, los videos del casting y las fotos de las aspirantes coinciden sutilmente con cierto patrón físico e histriónico, lo mismo que con el patrón laboral del jefe. Recibe a las elegidas al final de la jornada, cuando en la oficina sólo quedan Jane y él. Y ya lo sabe: por el teléfono le dirá que puede irse a casa, que ya no la necesita.

Sin embargo, en La asistente hay más. La película expone ciertos conflictos o patologías laborales como la cosificación; la explotación de las ambiciones como medio de complicidad; los pactos de género; el servilismo embozado de lealtad; la renuncia absoluta a denunciar, criticar o disentir; la traición a la dignidad, al respeto a sí mismo; la sumisión irrestricta a las figuras de autoridad; la degradación abierta: después oír las inquietudes de Jane, el delegado Wilcock (Matthew Macfadyen), dice: “No creo que haya algo de lo que debas preocuparte”. Jane no sabe qué responder. Y él: “No eres su tipo”. La película de Green visibiliza lo que ocurre en otras industrias y en todos los niveles porque es un fenómeno endémico.

 La asistente está disponible en Prime Video.

AQ

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