La casa Octavio Paz y su avatar Marie-Jo

Poesía en segundos

Gran noticia para la cultura en México: los archivos, la biblioteca y una parte significativa de los objetos personales de valor histórico del poeta mexicano y de su compañera ya tienen un lugar de exhibición.

Exterior de la casa "La Perulera". (Foto: Jesús Quintanar | MILENIO)
Víctor Manuel Mendiola
Ciudad de México /

Es una grata sorpresa, en medio de tantas malas noticias políticas y económicas, observar los inicios de la recuperación del acervo literario e intelectual de Octavio Paz con la formación de un nuevo fideicomiso. Durante largo tiempo, todo parecía perdido y muchos sentimos zozobra.

Ahora, de acuerdo con el acto oficial realizado el viernes 19 de marzo de este año, con la presencia de Claudia Sheinbaum, Alejandra Frausto y Lucina Jiménez, en la Perulera (una agradable casa de finales del siglo XVIII, propiedad de una familia peruana, ubicada en el barrio de Tacuba), los archivos, la biblioteca y una parte significativa de los objetos personales de valor histórico del gran poeta mexicano y de su compañera, Marie-Jo, ya tienen un lugar de exhibición. A este sitio podrá acudir toda clase de público y, lo que no es menos importante, escritores e investigadores podrán efectuar consultas o iniciar nuevos estudios. La noticia tiene un valor muy positivo porque implica el reconocimiento de que, sin importar el carácter social y político de la visión crítica de Paz, su enorme grandeza en la invención poética y en la creación de ideas de muy diversa índole es un tesoro extraordinario para todos los mexicanos, independientemente de la clase social, la actividad de trabajo o la ideología.

Un espacio de la casa. Foto: Jesús Quintanar

En la inauguración, durante el 25° aniversario luctuoso, las autoridades dieron a conocer las dimensiones del equipo de trabajo (alrededor de treinta especialistas en la recuperación de documentos) y el grado de avance museográfico en la presentación de los diversos materiales. La sensación que despertaba el acto en el ánimo de los que estábamos presentes era, por lo menos eso me pareció, de que existe una clara decisión de poner a disposición del público y del mundo de las letras este invaluable patrimonio de la cultura moderna mexicana. Ojalá que de verdad sea así. El hecho de que el proyecto de la recuperación haya ocurrido bajo las gestiones de la subsecretaria de cultura, Marina Núñez, nos deja comprender lo que parece una buena ejecución de lo realizado hasta ahora y también de que estamos ante una selección correcta, en términos de apertura y voluntad de trabajo, de quienes van a dirigir la casa que resguarde y promueva el patrimonio intelectual de Octavio Paz. Como directora, ya está al frente la escritora Leticia Luna y, como subdirector, el poeta Josué Ramírez.

El evento tuvo una resolución afortunada en las intervenciones del crítico Anthony Stanton y de la compañía de teatro del INBAL. Stanton no sólo subrayó el hecho fundamental de que Octavio Paz quería que su legado fuera una propiedad de nuestro país, sino que destacó que la gran originalidad de la obra del autor de El laberinto de la soledad, Posdata y El ogro filantrópico, provenía de su acción, de su carisma como poeta. Por otro lado, la puesta en escena, bajo la dirección de teatro del INBAL, de un dueto amoroso y un coro de voces que surgían de todos los muros, hizo un homenaje inesperado y fresco a la poesía de amor y a la revelación de la cultura hindú y su avatar, Marie-Jo, en la “patria de sangre... única patria en la que creo”, de Octavio Paz.

AQ

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