La cultura en la 4T a debate

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Andrés Manuel López Obrador cumplió un año al frente del gobierno de México. Un grupo representativo de académicos, intelectuales y escritores valora su gestión

El debate del papel de la cultura en la 4T (Foto: Paula Vázquez Cordova)
Laberinto
Ciudad de México /

El sector cultural, científico y académico es una de las grandes fortalezas de México. No solo crea; también reflexiona y discute. La Cuarta Transformación ha puesto en marcha algunos cambios y transformaciones que han generado un caudal de opiniones encontradas que van del optimismo al rechazo. Diez figuras comparten aquí sus opiniones sobre los nuevos vientos que soplan en ese sector.


Hciendo Historia

John Ackerman (académico)

Ya hicimos historia y estamos viendo cambios que difícilmente tendrán vuelta atrás. Hay hechos objetivos a nivel cultural como la cobertura. No solo se han incrementado las becas y apoyos para jóvenes y discapacitados, también está cambiando la forma de relacionarnos con la sociedad. Hay un avance en la promesa del Presidente de mejorar la condición de los mexicanos en la que se incluye el ámbito cultural. El dinamismo de un Congreso que debate y discute, agiliza la política pública en todos los sentidos. No hay garantía de que la Cuarta Transformación cumplirá todo lo que promete, pero se va por buen camino. Los grandes pendientes van por el lado de la economía y la seguridad, no por ningún otro lado.


Aciertos y pendientes

Sabina Berman, (dramaturga, conductora de televisión)

Me parece muy atinada y atractiva la idea de llevar las artes a los poblados más violentados de nuestro país. Lo que no me gusta es que las artes profesionales se quedaron donde estaban y con un recorte económico. Me gustaría que la Secretaría de Cultura fuera coherente con los gobiernos de izquierda e impulsara la danza, el teatro, la música. Respecto al Fondo de Cultura Económica, creo que Taibo lo está haciendo muy bien. Me emociona ver libros de doce pesos y deseo que este segundo año creen más colecciones. Sus cifras económicas son más altas que las de la administración pasada. Coincido con él en que los precios son una limitante para el consumo cultural. He visto la forma en que aumenta la asistencia a los teatros cuando los precios son muy accesibles. No sé por qué cuesta tanto trabajo aceptar algo que tiene una lógica evidente y que se comprueba todo el tiempo en las taquillas o en la venta de libros. Que un libro cueste 250 pesos excluye a un amplio margen de la población. ¿Por qué tenemos que hacer elegir a la gente entre arte y comer? Ante la política de austeridad los ajustes son una realidad, pero lo más preocupante no son los recursos, sino el desinterés hacia las artes profesionales.


Un gran deterioro

Concepción Company (lingüista y filóloga)

La política cultural va de la mano con la educación. Los lineamientos de un país deben regirse por la política educativa y, en este sentido, México me parece un desastre. No es posible decir que las evaluaciones son punitivas, en absoluto. Sin duda es real la necesidad de atender la diversidad étnica del país, pero tiene que haber una educación desde la primaria que promueva una mejor calidad de vida. Hay que convencer a los jóvenes y las familias que la educación te salva. Los niños de diez años no saben leer, saben deletrear, pero no comprenden; ahí están los recientes resultados de la prueba PISA. Para mí, la política cultural ha tenido un gran deterioro, aunque las autoridades digan que tienen otros datos. En la Academia Mexicana de la Lengua y El Colegio Nacional ha habido unas negociaciones complicadísimas para salir de la incertidumbre. Estoy trabajando en un proyecto de memoria histórica en convenio con el Instituto Politécnico Nacional; nos acompañan siete jóvenes filólogos que viven de eso, pero al día de hoy no tenemos la certeza sobre si estaremos trabajando con ellos el día de mañana. La incertidumbre de las instituciones culturales es terrible. A lo mejor al final llegan los recursos, pero la incertidumbre quita continuidad.


La cultura nos salva

Julieta Fierro (astrónoma, divulgadora de la ciencia)

Alejandra Frausto me cae bien, creo que ha hecho cosas adecuadas, como destacar la diversidad cultural y étnica de México. Sé que hay molestia en otros sectores porque quisieran ver mayor apoyo a otros proyectos, y es verdad que a uno le gustaría ver más arte en todos lados. La cultura es aquello que nos salva y nos hace pensar en otras cosas, pero estamos en un momento de recortes presupuestales. En el campo de la ciencia, por desgracia, no se está utilizando el enorme potencial que tenemos. No veo un gran proyecto científico. Me preocupa la desconfianza frente a los investigadores que se vinculan con la industria. Otro problema es que no nos estamos abriendo al mundo. La idea de pensar en hacer ciencia para México es cerrada: la vocación científica es internacional. Los grandes proyectos son multinacionales y se exponen en congresos internacionales. Cerrarnos a la cultura universal nos deja fuera de la diversidad y de la solución de los grandes problemas. Comprendo que durante mucho tiempo dejó fuera a las culturas autóctonas, pero esto no debería sustituir a una visión universalista; al contrario, deberían ser complementarias.


Culturalmente invencibles

Jorge F. Hernández (escritor)

Soy de las personas que están deseando que en el año 2020 las coyunturas permitan aumentar el presupuesto como inversión en cultura. La etimología de economía moral tiene mucho más que ver con cultura que con finanzas. Si es así, hay que invertir en educación, en libros, en danza, en pintura… Lo mejor que tenemos, desde hace siglos, es que somos una civilización culturalmente invencible. Si nosotros le invertimos a eso… nos salvamos.


El petróleo se acabará, la cultura no

Eduardo Matos Moctezuma (antropólogo)

Con los últimos acuerdos de los diputados en cuestión de presupuesto ha habido mejoría, porque originalmente se restringieron mucho los recursos para instituciones culturales y científicas. Hay que tomar conciencia de la importancia de la cultura. El petróleo se acabará, pero la cultura es nuestra identidad. Es peligroso restringir la investigación porque equivale a restringir el conocimiento. Solo puedo hablar por mi área y en lo que concierne al Proyecto Templo Mayor del INAH debo decir que contó con medios, pero antes pasamos por una situación difícil ante la amenaza de no poder recontratar a personal indispensable para realizar nuestro trabajo. Es decir, la política cultural de un gobierno no puede ir en contra de la generación de conocimiento.


Exigir inversión en la cultura

Élmer Mendoza (escritor)

Creo que Alejandra Frausto no ha tenido el apoyo que debe tener, que no está dentro del proyecto de la Presidencia impulsar a los artistas, los proyectos de formación, la educación artística. La presencia de los creadores mexicanos fuera de México está muy restringida. No está muy clara la definición. Los artistas debemos exigir que haya inversión en la cultura. La inversión en un capital intangible, no debe tener justificación, no se puede comprobar con datos duros. Pero es algo que no debe cancelarse.


Una política decepcionante

Rafael Pérez Gay (escritor, editor)

La política cultural en el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido decepcionante. Entre otras cosas, por la poca disposición presupuestal que ha habido para apoyar a las distintas expresiones culturales: letras, danza, música o cine. Al hablar de poco dinero hablamos de poco interés. La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, no ha podido más que administrar lo poco de idea y recursos que el Presidente ha puesto en estos asuntos. El dinero se está yendo a la Secretaría del Bienestar y a Pemex.

Hay también un cambio importante en la política del libro a partir de la llegada de Paco Ignacio Taibo II. El Fondo de Cultura Económica, Educal y la Dirección General de Publicaciones se han convertido en una secretaría del libro. No me atrevo a adelantar lo que va a ocurrir con esto, pero necesitamos estar atentos porque decir que hay un plan editorial para el pueblo es decir nada. Necesitamos ver en qué va a consistir, cuáles serán los títulos y las colecciones. Prometer que los libros serán baratos suena interesante, pero cualquier editor te dirá que es difícil hacer libros en México. Durante mucho tiempo he sostenido que una excepción cultural para el libro sería una auténtica política de izquierda. Los libros tienen que ver con el conocimiento y el conocimiento tienen que ver con los expertos y al Presidente, me da la impresión, no le agradan los expertos. Algo positivo es que Beatriz Gutiérrez Müller creara el Instituto de la Memoria. En resumen: si nos atenemos al presupuesto, la cultura recibe el mismo trato que en el pasado e incluso peor porque se confunde cultura con adoctrinamiento, cuando lo cierto es que la cultura es diversidad. En su informe, el Presidente dijo que necesita un año más. Habrá que ver.


Contra las críticas roñosas

Paco Ignacio Taibo II (escritor, director del FCE)

No estoy capacitado para hablar de la política cultural, pero sí de la política vinculada al libro. Me he movido con orejeras a través del trabajo conjunto Educal-Fondo de Cultura Económica-Dirección General de Publicaciones. Funcionamos como un solo equipo esperando que se produzcan las fusiones formales. Uno de los objetivos de este primer año era crear una colección popular en términos de millones de ejemplares en la calle para llegar a públicos que no estaban leyendo por razones económicas y de distribución. Otro, la creación de redes de distribución paralelas, así como la mejora de nuestras propias librerías. Esto lo hemos conseguido. La red Librobuses funciona muy bien, pero en zonas muy limitadas del país. Se rescataron las salas de lectura y se crearon varios miles de clubes de lectura. La red está en expansión y conseguimos mantenerla enviándole libros. Revivimos la Colección Popular y ahora ofrecemos decenas de títulos a jóvenes de menos de treinta años. El FCE se había negado a mirar a la fantasía y la novela policiaca. Mantuvimos la presión del catálogo y reeditamos, e incluso añadimos, algunos textos en las áreas de ciencias sociales. El proyecto de literatura infantil y juvenil funcionó muy bien. Hicimos una operación de saneamiento para bajar los costos y lo conseguimos en un 30.5 por ciento. Suspendimos un montón de cosas, como cocteles y alfombras, para apoyar a más ferias en todo el país. El plan de choque con que trabajamos este año llegará a 230 actividades. En términos generales, habremos bajado dos millones de libros en nuestras bodegas alrededor del mundo con las operaciones de ventas de saldos y descuentos. Nuestros críticos podrán decir lo que quieran sobre colecciones como Vientos del pueblo, pero lo cierto es que llevamos cuatro títulos agotados en ediciones de 40 mil. Respecto a la calidad… son libros de batalla y costo muy bajo. Tal vez quienes están en contra de la colección tienen problemas de clase y racismo. ¿Qué conflicto les crea que se vendan 40 mil ejemplares de un cuento de Elena Poniatowska? Es una crítica roñosa que en los hechos queda desbancada.


Del disparate al recorte

Juan Villoro (escritor)

Había mucha esperanza de que un gobierno que pretendía ser progresista apoyara notablemente la cultura, la ciencia y el conocimiento. Nos ha quedado a deber en ese sentido. Ha habido recortes muy fuertes en muchos campos. En la FIL me he encontrado con personas de universidades públicas que están recibiendo la mitad del presupuesto. El Cinvestav sufrió recortes muy fuertes, la gente que hace teatro y que requería apoyos oficiales no los ha recibido. Educal aceptó pagar la deuda que tiene pendiente con la condición de entregar el 20 por ciento menos, lo cual es casi una extorsión.

Al mismo tiempo, hemos visto disparates como la Luz del Mundo en Bellas Artes, celebrando los 50 años de un líder religioso que fue arrestado por abuso sexual en Estados Unidos; vimos la apertura de plicas de concursos de literatura, el falso anuncio de la voz de Frida Kahlo… Del disparate al recorte, no podemos lanzar las campanas al vuelo diciendo que esto está bien. Hay gente que está haciendo muy bien su trabajo, como Mardonio Carballo. Creo que hay buenas medidas, pero en conjunto se queda la impresión de que no se invierte lo suficiente en cultura.

RP

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