La equivocada muerte de Jill Masterson

Ciencia

En ‘Contra Goldfinger’ el célebre villano decide bloquear la piel de una antigua aliada, seducida por el Agente 007, con una cubierta de pintura dorada para asfixiarla.

Shirley Eaton como Jill Masterson en 'Goldfinger'. (United Artists)
Gerardo Herrera Corral
Ciudad de México /

Jill Masterson ya estaba muerta cuando James Bond despertó. Tendida boca abajo sobre la cama, la rubia yacía sin vida, completamente pintada de oro.

Jill había cometido el error de caer en brazos del irresistible espía británico. Fue por eso por lo que su jefe, un villano sin escrúpulos, decidió cubrirla con pintura dorada para que muriese “por asfixia con los poros cubiertos”. La imagen de una mujer áurea y muerta se convertiría en un icono del crimen; una más de las muchas maneras de matar que la serie policiaca más conocida del mundo ha propuesto. Es sin duda el asesinato más recordado de la interminable serie de películas del agente 007, y es una muerte mal entendida.

Contra Goldfinger, como se la llamó en México, es una de las películas de espionaje de 1964 en que James Bond aparecía por tercera vez. En esa ocasión, interpretado por Sean Connery, nos mostró cómo se puede ser audaz, inteligente, galante, invencible, distinguido, todo esto, y más, al mismo tiempo. Quien dijo que nadie es perfecto se equivocó, James Bond ha salvado a nuestro planeta muchas veces, al mismo tiempo que ha seducido docenas de mujeres y, por si todo eso fuera poco, el agente más deseado sabe que un martini se toma agitado no mezclado.

​Como las otras, la inolvidable película que ganó un Oscar por el trabajo de edición está basada en la novela homónima de Ian Fleming, el escritor creador de la serie que sigue llenado salas de cine.

A 50 años de su exhibición Goldfinger es considerada por muchos como la mejor película de James Bond y a la escena de Jill, dorada y muerta como una imborrable escena que marcó las páginas y la memoria de muchos.

En la película Quantum of Solace se incluyó un homenaje al fatídico deceso mostrando a una mujer desnuda en una cama, cubierta esta vez, de petróleo crudo. Ahora se trataba de Camille Montes quien también fuera una de las más cercanas compañeras del Agente 007 y cuya muerte despertó de nuevo un profundo deseo de venganza en James Bond.

Y es que el agente recibió la misión en Miami Beach de investigar al joyero internacional Auric Goldfinger, sospechoso de realizar contrabando de oro entre países de Europa.

En el hotel donde estaba hospedado 007 ve cómo Goldfinger hace trampa en un juego de Gin Rummy ayudado por la secuaz rubia Jill Materson (Shirley Eaton). Es entonces que Bond chantajea a Goldfinger con delatarlo a la policía por su treta al mismo tiempo que seduce a Jill con arrollador encanto.

En venganza, Goldfinger ordena a su sirviente Oddjob asesinar a Jill pintándola por completo para de esa manera asfixiarla con pintura dorada.

En el libro de Ian Fleming se da la siniestra orden con peculiar y equivocado conocimiento de las cosas:

“Ordenó a su sirviente coreano pintar el cuerpo de Jill con pintura dorada. Si cubres a alguien completamente de pintura, tu piel no podrá respirar y morirás.” (Capítulo 8, “Muerte por oro”; de Goldfinger, de Ian Fleming)

Esta manera de pensar se repite en el libro y ha sido una constante de las reseñas que nos han hecho creer que, bloquear la piel con una cubierta de pintura impediría la respiración ocasionando la muerte. No es el único error del autor. La serie está plagada de entuertos de todo tipo que en la mayor de las veces hacen la delicia de los espectadores. Sin embargo, la idea de muerte por asfixia es muy aceptada por la gente que piensa equivocadamente que la piel respira.

Una mujer pintada completamente de oro puede llegar a presentar problemas de salud, pero no será por asfixia.

La transpiración es el sistema de refrigeración más importante del que dispone nuestro cuerpo. Al detectar un aumento de la temperatura, el hipotálamo desencadena la producción de sudor. Este es producido por las glándulas sudoríparas, ubicadas en las capas más profundas de la piel: la dermis y la epidermis. El sudor, que se compone de agua, sales minerales y toxinas, es expulsado a través de los poros de nuestra piel. Cuando el sudor se evapora de la superficie de nuestra piel libera el exceso de calor y mantiene nuestra temperatura constante.

Con la vasodilatación los capilares crecen, estos son conductos sanguíneos de menor diámetro que se encuentran cerca de la superficie de la piel. La sangre que circula por ellos está más cerca del aire exterior que la sangre del resto de nuestros vasos sanguíneos. Al dilatarse el capilar una mayor cantidad de sangre queda expuesta al aire, lo que permite que ésta se enfríe y que nuestra temperatura corporal se mantenga.

La chica dorada no murió por asfixia ni por hipertermia o hipotermia. Los asesores del director pidieron que el abdomen de la actriz quedara libre de pintura —por si acaso—. El medio en que se filmó la escena de la película estaba lo suficientemente fresco como para mantener la temperatura de la actriz y se contaba con la presencia de médicos listos para actuar en caso de que fuera necesario. Después de la filmación se procedió a remover la pintura de la piel, pero todo eso no impidió que se generara la leyenda según la cual Shirley Eaton falleció como resultado del procedimiento.

Puede ser que existan mil maneras de morir, pero la muerte por asfixia cutánea no es una de ellas.

¡Feliz día de muertos!

AQ

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