“El verano en que cumplió quince años, Melanie descubrió que era de carne y hueso”. Con este arranque empieza La juguetería mágica, una de las mejores y más célebres obras de Angela Carter: una novela iniciática sobre el despertar a los misterios del cuerpo y del alma y sobre el siempre violento descubrimiento de ese reino del caos y lo inesperado que es la vida.
- Te recomendamos Las páginas psicóticas de Eduardo Rabasa FIL
Una noche, Melanie camina por el jardín con el vestido de boda de su madre y, a la mañana siguiente, todo su mundo se ha hecho añicos. Así de simple, así de inconcebible. Melanie y sus dos hermanos pequeños se verán obligados a mudarse a Londres, a casa de tío Philip, un huraño y genial fabricante de juguetes que vive con su esposa Margaret —una mujer “frágil como una flor prensada”, muda desde el día de su boda— y los dos extravagantes hermanos de ésta. Tras una infancia idílica en la casa familiar, Melanie se ve ahora confinada en un entorno opresivo y delirante, lleno de artilugios y mecanismos creados por su tío, inquietante personaje acostumbrado a tratar a las personas como si fueran otros de sus títeres.
La atmósfera gótica, la prosa exquisita y los guiños traviesos e iconoclastas que han convertido a Carter en una de las autoras británicas más reconocidas del siglo XX hacen de La juguetería mágica un clásico imprescindible sobre el rito de paso de la adolescencia a la madurez, el despertar a la sexualidad y la rebeldía femenina, que generación tras generación es redescubierto por lectores en todo el mundo.
—RP