El lenguaje utilizado de manera elegante y precisa construye historias que permiten al lector entrar a otro mundo, dialogar con otra gente y trasladarse a lugares desconocidos. Cuando esto sucede cada palabra va construyendo, en la imaginación, escenarios donde se cruzan la realidad con la ficción y permite al lector gozar de la buena literatura. Este efecto es provocado con la lectura de El Apocalipsis según san Goliat (KRK Ediciones, 2023) de Basilio Baltasar.
La novela es perfecta por la manera como utiliza el lenguaje, donde cada palabra es puesta en el lugar indicado. Su lectura da la impresión de que el escritor cuidó lo dicho, quitó y puso palabras hasta encontrar la adecuada y construir una prosa poética que provoca el efecto de una lectura armónica, donde el coro de voces que aparece encarna las vivencias y pasiones que se van narrando, pareciera sin relación, y se encuentran para generar un círculo del cual no pueden escapar, son dibujados para quedar plasmados en la eternidad de la palabra.
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La memoria se presenta de manera escurridiza y se plasma en un gran lienzo compuesto de fragmentos de recuerdos “bajo la densa mara de su vello, entre los diminutos pezones, se asoma la cabeza de una sierpe coronada. Con sus escamas metálicas, sus retorcidos cuernos de marfil y sus fauces vomitando llamaradas de fuego rojo. Una culebra que sale del ombligo, repta por la espalda y sisea como pitón atrapada en su cuerpo de gimnasta pendenciero”. Las imágenes difusas son un espejo que refleja el interior de los personajes engañados por el subconsciente. Se presentan de la manera más humana posible y vencen a la razón regresando, por momentos, a la condición bestial que les permite explorarse y conocerse.
El Yo se impone hablando desde adentro del ser de cada uno de ellos, Claudia Velasco frente la Durand se va mostrando y a medida que se exhibe envuelve a quien está enfrente. La hace parte de su realidad. La captura mediante su imaginación trasladándola a su interior y obligándola a querer saber más, porque mientras la Durand conoce a Claudia se comprende y se encuentra a sí misma.
Cada personaje es un espejo donde se miran los otros encontrando un rostro desconocido que parece espantarlos. Cada uno narra una realidad que no es suya porque le pertenece al otro. La memoria entra en una locura desenfrenada donde las personas y los tiempos chocan, se mezclan y se funden creando una nueva historia y tratando de entender las contradicciones de la sociedad donde todo merece ser reinventado, repensado y planteado de nueva cuenta: “Lo que parece raro —añadió pensativo mi padre— es que el redactor del Génesis prefiera sacar a Eva de la costilla de Adán, cuando habría sido más verosímil que la divinidad creara primero a la mujer y luego, siguiendo el orden natural de los cuerpos, la hubiera fertilizado y fuera ella la que pariera al primer hombre, al Adán del Edén, al hijo de Eva. Tal y como sucedió luego, mucho tiempo después, cuando el espíritu volátil de la luz inseminó a la Virgen María”.
El Apocalipsis se opone al Génesis narrando la destrucción abrupta de esa fundación. Donde las personas tendrán que ser juzgadas por sus pecados. El redactor, que sabemos se llama Basilio, muestra el final de los personajes, quienes para ser absueltos tienen que juzgarse y presentarse ante el tribunal —conformado por los lectores— para encontrar la tranquilidad que su alma necesita, ¿y qué también necesitamos nosotros?
El autor-redactor construye una historia donde los párrafos son unidos uno con otro a través de frases categóricas que muestran sabiduría y que dan una vuelta de tuerca en la imaginación del lector: “Al hombre predestinado por la fortuna le conviene sentarse a esperar”; “El tiempo —pensaba— no cura las heridas que uno sabe mantener abiertas”; “Un amante repulsivo desmiente la orden de procrear”; “Aguantará hasta el día que descubra el origen de la turbación, el motivo por el cual una mujer que consigue lo que desea, desprecia lo que posee”; “Llegaron como almas en pena, escuálidos, sin lágrimas”.
El Apocalipsis según san Goliat tiene un hilo invisible que confundirá al lector, quien tratará de encontrar en el gran lienzo a Goliat. ¿Quién es él? ¿Cuál es su función en la obra? Es el misterio que se tiene que descubrir con la lectura.
Basilio Baltasar con gran ingenio permite que los sueños y la realidad se encuentren en la palabra. Que la pintura y la historia dialoguen con el presente; la fuerza del cuerpo y la fragilidad de la vida choquen infundiendo miedo a la memoria; y que todo sea reescrito de nueva cuenta una y otra vez, para ser leído siempre como la primera. La novela nos recuerda que desconocemos el futuro y que el presente es parecido al pasado, entonces ¿lo será también el futuro?
AQ