La nuez | Un cuento de Rose Mary Salum

Ficción

La siguiente historia, una especie de monólogo marcado por la soledad y la nostalgia, es una de las ocho incluidas en el libro Una de ellas, que forma parte de la colección Dislocados.

"Hace poco soñé que me desprendía de mi piel como quien se quita una cáscara del cuerpo..." (Ilustración vía Mixkit)
Rose Mary Salum
Ciudad de México /

“…Ser por esa noche

el pájaro. Solo por esa noche

la ventana cerrada. La soledad. El viento”.

Eduardo Chirinos


Ven, siéntate aquí conmigo, justo a mi lado Estoy desconcertada Hace unos minutos me quedé dormida y soñé que un hombre me abrazaba No era un gesto corporal común, unos tentáculos exploraban cada parte de mi cuerpo Me tomaba por la espalda y se movía con cadencia No, no eras tú Él era alto, fornido, tenía el tipo de ese artista que tanto nos gustaba cuando recién nos casamos, ¿lo recuerdas? Yo tampoco Su nombre se ha ido borrando de mi memoria Cada vez me importa menos el mundo exterior y más mi persona Es raro, ¿verdad? Antes vivía hacia fuera, al pendiente de ti, estaba al tanto de las noticias, las últimas novedades del arte y los actores políticos del momento Ahora no me interesan Veo esto como una película repetida Siempre es igual: los mismos personajes, las mismas circunstancias, las mismas conclusiones Ahora todo para mí ha cambiado, me preocupan mis propios descubrimientos Mis padres me notan extraña, preguntan qué me sucede Tú me percibes distinta, tus hermanos dicen que soy rara y algunas amistades me evaden Tengo miedo Voy quedando deshabitada A nadie le importa el diálogo porque con frecuencia conduce a la amargura Anoche salí con Lola y Rebeca Ya para terminar la cena percibí cómo me fueron dejando al margen de la conversación En realidad fue mi culpa, no me gustaron los comentarios que hizo Lola sobre las mujeres Se burlaba de algunas de ellas pero apenas puse atención ¿Debería ser más compasiva? ¿No es eso lo que se espera de una mujer? Sin embargo, esto ya no me atañe Por eso temo, porque eres lo único que me queda y si te pierdo, estaría sola Ven, no te vayas, te juro que no son cursilerías No, tampoco me estoy haciendo ideas raras ¿Para qué querría traer a Lola con nosotros? No te entiendo No necesito una compañera Hace poco soñé que me desprendía de mi piel como quien se quita una cáscara del cuerpo Esta era gruesa y dura, con un poco de esfuerzo, la abría y la tiraba al piso El cascarón se desplomaba y mi cuerpo desnudo quedaba al descubierto No me mires así, como si estuviera drogada ¿Recuerdas aquella época en la que perdimos todo y no teníamos dinero ni para ir al cine? No salíamos a ningún lado Aunque me equivoco, tú salías a deshoras No quiero decir más que lo que estoy diciendo Nos sentábamos los fines de semana frente al televisor con una bolsa de nueces que impaciente quebrabas para luego deglutirlas mientras veíamos dos o tres películas Al final, ya con los ojos como granadas, nos desnudábamos para mojarnos en nuestros propios cuerpos Fue una época hermosa, ¿verdad? Es cierto, también difícil Sí, eso también lo recuerdo Ya sé que siempre quisiste una familia numerosa pero, ¿fue mi culpa no haber podido tener hijos? De eso los dos somos responsables En esta búsqueda absurda de nuestro ser solíamos usar drogas hasta perdernos Me parece injusto insinuar que todo fue culpa mía, si por eso vivimos este exilio voluntario Fue idea tuya la de venir a este país para atender ese problema médico Y mira, no ha sido tan malo, de otra manera no hubiéramos adoptado a Talina Ella llegó como una ráfaga de aire fresco En efecto, no ha sido fácil Lo sé Menos para mí aunque no es necesario recordarlo Tampoco tus largas ausencias No insinúo nada, menciono cómo sucedieron las cosas De no haber sido por Rebeca, no sé qué hubiera hecho Lola ni se paró por la casa, al menos no por mí No seas tan presumido, un poco de modestia te iría mejor No, espera, no te levantes, te digo que te quedes Anda, abrázame Nunca me he sentido tan desprotegida Es como si el amor se hubiera desprendido dejándome desierta No sé, no preguntes qué me sucede No, ya te dije que no es la edad, ni tampoco que extrañe a Talina Ya lo mencioné antes, he trabajado en mí misma todos estos años y ya no me conformo con cualquier cosa No digas eso Ven, no te enojes, no soy soberbia, te digo que me siento aislada ¡No quiero buscar amigas! Siempre tus mismas respuestas No, de ninguna manera, no pienso llamarla A ella menos que a nadie ¿Por qué te enojas? ¿Qué dije para que reaccionaras así? Ven, regresa, no me dejes aquí Tengo mucho miedo Le temo a esta soledad Antes las personas así tenían un espacio, vivían enclaustradas en un mundo para sí mismas Ahora es distinto Una se va quedando sola, despoblada Me cuesta estar con la gente y cuando te pido tiempo para hacer mis meditaciones te enfadas conmigo No, no empiezo No, tampoco estoy buscando pleito ¿Me dejas explicarte? En el sueño que tuve hace unos minutos Pero por qué reaccionas así, te digo que es un sueño Me hablas como si te hubiera sido infiel ¿Cómo que casi? No todo el mundo es como tú No estoy tratando de decir nada, solo digo lo que veo ¿Qué no quieres hablar de eso? Continuaré hablándolo hasta que me escuches A ratos pienso que te comportas como un niño Deja de avanzar Anda, vuelve Extiende tus propios tentáculos a mi alrededor Ven Por favor


Dislocados es una iniciativa de la Universidad Rice y Literal Publishing que difunde obras escritas en español de inmigrantes de América Latina y España. Los textos pueden descargarse gratuitamente en dislocados.org


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