Fredrik Gertten: “La gente desconoce que la vivienda es un derecho humano”

Entrevista

El cineasta sueco visitó México para presentar Push, documental que aborda cómo transnacionales despojan a gente de sus viviendas para construir lujosos conjuntos inmobiliarios que nadie va a habitar por sus elevados costos.

El documentalista y periodista Fredrik Gertten, director de 'Push'. (Cortesía)
Ciudad de México /

El cineasta sueco Fredrik Gertten (Malmö, 1956) llegó a presentar su más reciente documental a uno de los barrios donde es más notoria la gentrificación, la especulación inmobiliaria y el encarecimiento de la vivienda en México, la colonia Roma. Sonríe y admite que Push (2019) sí pasa por película de terror.

“Es una buena palabra para el filme. Porque es horrible lo que está pasando con la vivienda en el mundo. Aunque, en ese sentido, cuando estás construyendo un documental el público tiene que sufrir un poco antes de que entremos a algo de esperanza. Así es la dramaturgia, como la realidad”, dice en entrevista Gertten, muy parecido físicamente al recién fallecido actor hollywoodense William Hurt.

Para Gertten, es increíble que la gente no tome conciencia de que el derecho a la vivienda es un derecho humano, contemplado en tratados internacionales —como la Declaración Universal de los Derechos Humanos—, que son ley para países como México, en cuya Constitución federal, de hecho, se establece en el artículo 4 que “toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa”.

“La gente desconoce que la vivienda es un derecho humano. Aunque se trata del lenguaje y ahora yo lo escucho desde todo el mundo. El lenguaje de Leilani Farha ahora ha llegado. Además, como es una ley internacional que todos los gobiernos han firmado, también es una herramienta”, expone el cineasta.

Push (traducida como Expulsar) se presentó ya en una edición del Festival Internacional de Cine de la UNAM (FICUNAM) en 2020 y aborda el tema de la crisis global de vivienda después de 2009, pero sobre todo como transnacionales como Blackstone, con capitales buitres, despojan a gente pobre y rica de sus viviendas, para construir lujosos conjuntos inmobiliarios que nadie va a habitar por el precio. Uno no puede sino recordar casos en México en barrios como Coyoacán, Santa Fe o la alcaldía Benito Juárez.

Gertten también presentó su filme en la Cineteca Nacional, donde se exhibe desde el 4 de marzo, vecina al complejo de torres de vivienda y plazas comerciales de lujo que se levantan en el pueblo de Xoco, a pesar de la oposición de sus pobladores y el impacto ambiental y urbano que implican.

A lo largo del filme de hora y media, Gertten sigue a la relatora especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la Vivienda Adecuada, la canadiense Leilani Farha por Londres, Berlín, Estocolmo, Valparaíso, Vancouver, Barcelona, entre otras ciudades, para exponer los problemas de gentrificación, desahucios y lavado de dinero en la industria inmobiliaria global, en voz de afectados y de especialistas como el Nobel de Economía Joseph Stiglitz, la socióloga holandesa Saskia Sassen, la alcaldesa catalana Ada Colau e incluso el periodista italiano especializado en mafia y narcotráfico Roberto Saviano.

Casos brutales, como el del barrio londinense de Notting Hill, donde un misterioso incendio, que causó decenas de muertes, se suscitó en un edificio de departamentos a cuyos habitantes la empresa transnacional de capitales especulativos Blackstone quería desalojar para construir viviendas de lujo.

Periodista de formación pero fundador con su hermano, el documentalista Markus Gertten, de la productora WG Films con sede en la ciudad sueca de Malmö, Fredrik ya había abordado temas sociales enfocados a las ciudades y problemas urbanos en trabajos previos, como Bikes vs. Cars (2015).

“En Bikes vs. Cars abordo la situación del tráfico en las ciudades, de cómo los autos ya tomaron todo. En ese sentido trata sobre algo similar que Push: cómo los poderosos toman el poder en la ciudad y cambian el contenido. En el caso de Push, hemos tenido ciudades por miles de años, pero apenas desde hace unos 70 años los poderosos entraron con este mecanismo y cambiaron todo. Y es a partir de un lobby, no es algo que hayamos elegido. Me interesan mucho esos procesos”, señala el documentalista.

—¿Cómo se involucró con la relatora especial Leilani Farha? Al final la convierte usted en personaje.

Yo tenía idea de este documental. Y siempre estoy buscando cómo contar cuáles son los aspectos de la vida criminal, la especulación en la vivienda y el lujo. Y en este caso cómo el capital buitre entra en las casas de los más pobres, que es un fenómeno casi nuevo. En Bikes vs. Cars entrevisté a la antecesora de Leilani, la brasileña Raquel Rolnik, profesora urbanista de la Universidad de Sao Paulo, que ha escrito mucho sobre el tema. Y empecé a seguir a Farha por Twitter. Sacó un artículo muy interesante en un diario de Vancouver, sobre la financialización, que también se llama comodificacion, que es cómo la vivienda la conviertes en una mercancía como el oro, el petróleo. Sentí que ella podía funcionar en mi documental.

“Y también, en el documental no sólo es hablar de cosas importantes, sino también de personajes, alguien que puede funcionar en él, porque el público tiene que estar mucho tiempo con estas personas. Fue a Europa, filmamos con ella en Londres, luego la acompañamos a Chile y a Canadá. También con Saskia Sakken. Y después a editar a casa y a ver cómo podía financiar el proyecto, que es otro viaje. Entendí que tenía la suerte de que con Leilani Farha salió un personaje principal”, explica Gertten.

Además, subraya que Farha no recibe pago de la ONU por ser relatora especial, ella debe buscar su propio financiamiento. “Trabajó mucho tiempo en una organización no gubernamental que apoya a los sin casa. Es su oficio. Para ella es un honor trabajar como relatora especial. Tiene una calidad especial”.

—A pesar de tu conocimiento previo del tema de la gentrificación y de la financialización de la vivienda. ¿Qué fue lo que más te aterrorizó durante el proceso de filmar tu documental?

Cuando yo entendí que la crisis financiera de 2008 había cambiado a todo el mundo de la vivienda. Fue muy fuerte que Blackstone —hay muchos, pero este es el modelo— entró en 2012 y compró deuda de los bancos, cien mil o más casas en Estados Unidos, la mayoría de afroamericanos o latinos quienes de un día para el otro tenían ya que alquilar su propia casa y no podían rescatarla de los bancos porque los bancos vendieron todas las casas con deuda. El paquete eran mil millones de dólares. Después, en España, igual compraron toda la deuda, y al final compraron todos los bancos. Blackstone es el dueño de más vivienda en España e igual en Irlanda.

—Hablas de que hay esperanza. Yo la vi en tu documental en el trabajo de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau y, particularmente, en que son mujeres las que están encabezando esta lucha a favor del derecho a la vivienda.

Ada Colau, de hecho, no era política, era activista en contra de los desahucios durante la crisis en España, y a partir de ello formó un nuevo partido político en España (la Plataforma por los Afectados de la Hipoteca), eso fue tan fuerte. Es interesante tener una alcaldesa que entró a la política por esa razón, la defensa de la vivienda, por eso Barcelona está al frente de todo el mundo, igual que Berlín, que está muy radical y donde ahora hubo un plebiscito en septiembre sobre nacionalizar apartamentos de compañías que tenían más de tres mil departamentos, el más grande tiene 350 mil departamentos. Es algo que está pasando ahora. Palabras que no hemos escuchado en 50 años, como “nacionalizar”.

—Aquí en México son palabras que de inmediato se condenan.

Es el terror de todo el mundo. Ahora, en Inglaterra (por la invasión de Rusia a Ucrania), están sacando casas de los oligarcas rusos, también sus yates. Es algo que pensábamos imposible, ahora está pasando. Lo hacen en Barcelona también: si un banco tiene un apartamento que ha tomado por alguna deuda, si está vacío, la comuna tiene derecho a sacarlo y pagarlo a la mitad.

Gertten aborda en Push el papel nocivo para la vivienda que tienen transnacionales como Airbnb y se enteró que en Ciudad de México, desde el Congreso local de mayoría de la izquierda, se buscó regular estas plataformas, y también ir contra los desalojos en favor del derecho a la vivienda. Ambas iniciativas fueron echadas abajo por la oposición de derecha, al igual que la propuesta de establecer límites a la gentrificación capitalina cuando se discutía su primera Constitución en 2016, que también se abortó por la oposición de derecha representada por diputados constituyentes del PRI y PAN.

“La derecha depende mucho de los bolsillos de los lobbies, no debería ser así, pero así es. Sin embargo, también los que votan por la derecha están sufriendo. Ellos, los políticos de la derecha, no representan a sus electores, pienso yo, representan más el dinero que apoya sus campañas, y eso es un problema. Y eso he notado, que los alcaldes de muchas ciudades, como la de México, buscan esos cambios, pero en los gobiernos nacionales o en los parlamentos nacionales los paran, porque ahí es donde la actividad de los lobbies es más fuerte”, expone Gertten, quien no obstante expone ejemplos como el de Dinamarca.

“Es una lucha en cada país. En Dinamarca ahora tienen una Ley Blackstone. Un día, el ministro de Vivienda llegó a una proyección de Push, en la que había muchos inquilinos de Blackstone, y se suscitó un debate muy fuerte. Y hoy hay una ley que le complica a esta transnacional ganar dinero tan rápido”.

Cuenta que en la presentación de Push en Moscú, ante alrededor de 500 personas, una joven arquitecta se acercó a él y le preguntó qué se podía hacer en Rusia, donde el gobierno y los ricos son lo mismo.

“Cuando el gobierno y los ricos son lo mismo es muy difícil en esos países que haya espacio para moverse y empujar leyes a favor del derecho a la vivienda. Estuve en San Francisco y una joven me dijo también que se sentía menos sola después de ver mi documental, porque ahora entendía que no era su culpa haber perdido su casa, porque era un patrón global. Y eso cambia algo, porque a veces nos sentimos como perdedores individuales —perdimos como colectivo—, pero si entendemos eso, también es más fácil organizarse para cambiar las cosas”, concluye Gertten para quien todavía hay esperanza.


AQ

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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