Laura Luz, entre calaveritas de azúcar y la Catrina internauta

Doble filo

La actriz y directora de Los cuentos de la Catrina juega ping-pong con Laberinto.

La actriz y directora mexicana Laura Luz juega ping-pong con Laberinto. (Foto: Facebook)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

Laura Luz dirige Los cuentos de La Catrina, obra de Allan Poumián que en su quinto año brinca de los teatros al streaming porque la pandemia anda pidiendo su calaverita.

Laura Luz creció entre bambalinas con un papá empresario de la farándula y mamá cantante. Como actriz ha trabajado en programas de comedia en Televisa y TV Azteca. Participó en más de 500 funciones de Los monólogos de la vagina y tiene espectáculos unipersonales para prevenir tanto el cáncer de mama como la violencia contra la mujer. En el Cervantino de 2018 y 2019 participó en Alquimia y transmutaciones, montaje realizado dentro del Cereso femenil de Guanajuato. Hoy juega ping-pong con Laberinto.

—¿Qué es el arte?

Un alimento de la canasta básica.

—¿Qué es el teatro?

Un gran espejo.

—¿Y el teatro vía streaming?

Una puerta para continuar.

—¿Hay que reírse de la muerte?

Por supuesto.

—¿Has escrito calaveritas?

De niña, muchas.

—Un platillo para tu ofrenda cuando estés en el más allá.

Enmoladas de Oaxaca.

—Calaveras de azúcar o de chocolate.

¡De azúcar!

—Dirigir a Mario Iván Martínez.

Un compromiso y aprendizaje.

—Una enseñanza de Margarita Isabel.

“Como veo, doy”.

—¿De qué sirve el teatro escolar?

Para darle cauce a la energía.

—Un momento de El diluvio que viene.

La construcción del arca.

—Manolo Fábregas en una frase.

El Hombre Teatro.

—Fela en tres palabras.

Fuerte, consistente, aplicada.

—El teatro en corto.

Reto a la autenticidad del actor.

—¿Qué aprendiste de las reclusas?

La hermandad para salir adelante.

—Un dramaturgo mexicano muerto.

Hugo Argüelles.

—Y uno vivo.

Reynolds Robledo.

—Un actor.

Gonzalo Vega.

—Dos libros en una isla desierta.

Obras completas de Sor Juana y Momo.

—Una película.

La misión.

—Tu obra favorita de Shakespeare.

Noche de epifanía.

—¿Él ya lo dijo todo?

Sí, y nosotros seguimos inventando.

—¿Qué te dejó Una familia con ángel?

Fortaleza, empeño y buena memoria.

—Un recuerdo de A flor de piel.

Al terminar una función, una señora me dijo: “¿Verdad que, aunque seamos mujeres, somos valiosas?”. Le contesté: “Somos valiosas por ser mujeres”.

—¿Has pintarrajeado estatuas?

No, pero sí lo haría.

—El papa Francisco apoyando la unión civil de personas del mismo sexo.

Ya era hora.

—Tu epitafio.

“Aquí yace una sonrisa”.

AQ | ÁSS

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