Vidas entre páginas: libreros de viejo en la CdMx

Al margen

Mercurio López Casillas nos cuenta la historia de 31 personajes que han dedicado su vida a comprar y vender libros de segunda mano en banquetas, tianguis, puestos callejeros o librerías.

Hay libreros legendarios que han muerto sin que nadie haya registrado su experiencia en este oficio. (Foto: RM)
Alma Gelover
Ciudad de México /

Relatos autobiográficos de 31 personajes que han dedicado su vida, o cuando menos 20 años de ella, a comprar y vender libros de segunda mano en banquetas, tianguis, puestos callejeros o librerías como La Torre de Lulio o El Burro Culto es lo que contiene Libreros de viejo en la Ciudad de México (RM, 2023), de Mercurio López Casillas, también autor de Libreros: crónica de la compraventa de libros en la Ciudad de México. Ubaldo López Barrientos y sucesores (Editorial Acapulco, 2017), en donde rinde homenaje a su padre y documenta la labor de su familia en una actividad que requiere tanto sentido comercial como especialización y, sobre todo, pasión por la letra impresa.

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En el prólogo, Mercurio habla de libreros legendarios que han muerto sin que nadie haya registrado su experiencia en este oficio. “La pérdida y la ausencia de la memoria escrita de tan notables personajes me impulsó a trabajar en la presente recopilación, que dejará una huella documental de los libreros y de su importante labor cultural”, dice convencido para enseguida explicar que entrevistó a los 31 libreros que aparecen en el libro en su lugar de trabajo y en la redacción final eliminó las preguntas —las mismas para todos— para dejar monólogos en los que cuentan su relación con los libros, desde el primer contacto hasta el momento actual. “Se trata de historias libreras cargadas de amor y pasión por los impresos, cuyas descripciones se complementan de manera precisa con los retratos fotográficos que captan la expresión justa de cada librero”, escribe el autor.

Libreros de viejo en la Ciudad de México (RM, 2023)

El libro contiene también testimonios de viejos y notables bibliófilos de otros tiempos, como Rubén M. Campos, Salvador Novo y Andrés Henestrosa, así como un apéndice con dos listados, organizados alfabéticamente: “Clientes asiduos al tianguis de La Lagunilla y a las librerías de viejo” y “Librerías y libreros en locales, zaguanes, puestos callejeros y de ‘la legua’”, estos últimos son lo que andan de un lugar a otro con sus libros en busca de lectores y entre ellos se encuentra Ramón Nava y Nava, quien nació en Picaña de Guerrero, en 1921.

La historia de Ramón Nava y Nava es ejemplar: procedente de su tierra, llegó a la Ciudad de México en 1942, no sabia leer ni escribir y dormía en la calle. Cuatro años más tarde, un primo le propuso vender libros cerca de oficinas públicas. “No sé leer”, le respondió. Los libros —le dijo— llevaban marcado el precio. “El primero que vendí fue María de Jorge Isaac en cincuenta centavos, allá por las calles de Madrid e Insurgentes; me metía a las oficinas: ‘Señor, vendo libros, aquí están’. ‘¿Cuánto es?’ ‘Ahí está el precio’”, recuerda don Ramón.

Después uno de sus hermanos lo enseño a leer y escribir, él continuó en el negocio de los libros y se fue especializando en historia regional: “Mi primo tenía bastantes libros sobre la provincia, me llamó la atención y me fui a vender a todos los estados, como pocos; de Yucatán a Sonora y de Tijuana a Tapachula, todo el país lo conozco como cualquier conoce su lugar de origen”, dice este personaje a quien la compraventa de libros lo dotó de una gran cultura y conocimiento sobre nuestro país y otros temas, por lo que comenzó a dar conferencia en varios lugares, así como a practicar y enseñar ajedrez.

Cada uno de los protagonistas de Libreros de viejo en la Ciudad de México ofrece un testimonio invaluable de un oficio que permanece a pesar de los vientos adversos a los que suele enfrentarse, entre ellos la falta de nuevos lectores.

ÁSS

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