I
El autor ubica la acción en la costa de Chiapas, durante un día de eclipse total de sol.
La calma chicha de una familia que atiende un sencillo restaurant se trastoca en unas cuantas horas. Dominga, la matriarca, suelta el presagio sin contemplaciones: “Las cosas malas siempre las anuncia el cielo”. Luego trata de recordar el contenido de sus pesadillas que también anuncian hechos nefastos.
Elia, su hija solterona, renegó del catolicismo y se metió a una secta en la que Dios es considerado “la luz del mundo y el agua de la verdad”.
Mercedes es nuera de Dominga y viuda de Efraín, este último con pocas semanas de haber fallecido en un accidente. Mercedes y el difunto tuvieron dos hijos: Indira, una quinceañera que no tuvo fiesta a causa del luto y Gerardo, un maestro de primaria que, forzadamente, se ha convertido en el hombre de la casa.
Mario es un fotógrafo que llegó al pueblo para tomar imágenes del eclipse que está a punto de iniciar.
De todo esto me entero de primera mano, luego de comprar el último ejemplar que tenían de El eclipse en una librería de la colonia Roma. Es una bonita coedición de Conaculta y El Milagro, de 2004. Tal pieza del autor chiapaneco también está incluida en Carlos Olmos. Teatro completo (FCE, 2007).
El eclipse se estrenó en el teatro El Granero, en 1990, bajo la dirección de Xavier Rojas, quien celebraba 50 años de trayectoria. Escenografía de David Antón y un elenco encabezado por tres grandes actrices: Beatriz Aguirre, Marta Aura y Lilia Aragón. Las acompañaron en escena Betzabeth Saraí, Gastón Tusset y Armando Palomo.
En su momento, la inolvidable crítica Malkah Rabell calificó El eclipse como “la mejor obra de Carlos Olmos”. Por su lado, Bruno Bert escribió: “La estructura es sólida y permite integrar en una misma visión el tema religioso, las drogas, la sexualidad y algunas expresiones de hechos políticos”.
Con su fina pluma y buen humor, Rafael Solana tecleó: “Cuando se ve una obra muy bella o muy bien hecha, los glóbulos rojos se multiplican como si uno acabara de recibir una transfusión de sangre o acabara de tomarse un litro de aceite de hígado de bacalao, es como casarse con la mujer soñada”.
II
Solemos ensalzar las obras de dramaturgos anglosajones y olvidar que en México hay autores de grandes ligas como el propio Carlos Olmos, Emilio Carballido y Hugo Argüelles, al igual que otros aún vivos.
El eclipse es una obra breve a la que no le sobran ni le faltan palabras. En ella, el autor sintetiza la vida de tres generaciones en donde la felicidad brilla por su ausencia. Las costumbres y prejuicios dictan las reglas a seguir, mientras cada individuo se extingue agobiado por la presión social.
En realidad, Mario no es un fotógrafo profesional sino un fuereño que se enamoró de Gerardo. Ese no es el único gran secreto que se devela el día del eclipse; también se descubre que Elia está embarazada y el papá en un pastor protestante que ya se fue del pueblo. Por si fuera poco, queda claro que, antes de morir, Efraín tenía muchas ganas de vender tanto la casa familiar como el restaurante, propiedades que Dominga está dispuesta a defender con su vida.
III
En entrevistas, Carlos Olmos comentó varias veces que El eclipse era su obra más personal. Él nació en Tapachula, el 8 de diciembre de 1947 y murió el 13 de octubre de 2003, es decir, hace exactamente dos décadas. Apenas vivió 55 años.
En Tuxtla Gutiérrez estudió la carrera de maestro normalista (como el personaje Gerardo); en esa ciudad trabajó durante seis años en una estación de radio. Ganó un concurso de teatro de provincia que le dio la posibilidad de viajar a la Ciudad de México; estudió actuación y dramaturgia en la Escuela de Arte Teatral del INBA, con el apoyo de Hugo Argüelles y Salvador Novo.
En la capital del país escribió radionovelas, telenovelas didácticas y dramones muy exitosos como Cuna de lobos, en tiempos del Tigre Azcárraga, cuando el país se paralizaba para ver las maldades de Catalina Creel, con todo y parche en un ojo. También hizo la adaptación del cine al teatro de Aventurera.
IV
Para conmemorar 20 años del fallecimiento de Carlos Olmos, Teatro UNAM solicitó a Caracola Producciones que montara El eclipse en el teatro Santa Catarina, en Coyoacán (únicamente del 13 al 22 de octubre).
Caracola Producciones se caracteriza por realizar montajes en los que las imágenes, títeres y objetos escénicos tienen gran importancia. En el caso de El eclipse, esos recursos están al servicio del texto de Carlos Olmos y arrancan con un “acto cero” que consiste en la proyección de un video de animación realizado con la técnica stop motion. En ese segmento se narra el significado que tenían los eclipses en el mundo prehispánico, con un jaguar representando al sol, en lucha con una liebre que simboliza a la luna.
Dirige Gina Botello y la adaptación es de Jimena Eme Vázquez. Escenografía: Karla Bleu. Títeres: Daniela Villaseñor. Diseño multimedia y fotografía: Joel Cárcamo. Actores: Gabriela Núñez, Carolina Contreras Valadez, Sol Sánchez, Renée Sabina, Iván Zambrano Chacón y Alex Moreno del Pilar.
V
En febrero del año en curso, en el Palacio de Bellas Artes, se llevó a cabo una función especial de la película Estoy todo lo iguana que se puede (2022), de Julián Robles, basada en la obra El eclipse. También se ha presentado en diversos festivales y está durmiendo el sueño de los justos para ser estrenada en salas comerciales.
El fenómeno astronómico del 14 de octubre parecía el pretexto ideal para dar salida a la ópera prima de Robles, pero no ha sido así. Aunque el título proviene de un poema de Carlos Pellicer que le gusta al personaje Gerardo, no es muy adecuado que digamos desde el punto de vista comercial, y tal vez las distribuidoras no quieren apostar por la historia de Mario y Gerardo.
Estoy todo lo iguana que se puede cuenta con dos grandes actrices: Luisa Huertas y Dolores Heredia, además de Kristyan Ferrer, Mayra Batalla, Fernando Álvarez Rebeil y Sabina Pétriz. Fotografía: Claudio Chea.
La estupenda música original es de Enrico Chapela, interpretada por la Orquesta Filarmónica de la Secretaría de Marina, agrupación que también participó en vivo durante la proyección en Bellas Artes.
Julián Robles, quien fue asistente de Carlos Olmos, según el periódico AM dijo antes de la presentación de su película en el Festival de Cine de Guanajuato: “Tiene una visión cósmica donde los pequeños conflictos de los personajes son poco al lado de la inmensidad del universo, en este caso un eclipse que llega y te transforma”.
AQ