Luis Miguel y los boleros

I

En 1995, dentro de un camerino del Palacio de Bellas Artes, le pregunté ingenuamente al compositor cubano César Portillo de la Luz (1922-2013) si acaso no le parecía que Luis Miguel convertía los boleros en baladas. Su respuesta fue contundente: “No. Él los canta dentro de la regla, con todas las de la ley. En la producción de varios de sus discos interviene Manzanero, alguien que sabe lo que hace. También participa Bebu Silvetti, un arreglista de gran talla”.

Quise saber si el bolero gozaba de cabal salud. Entonces, el autor de “Contigo en la distancia” y “Tú, mi delirio” hizo un estupendo análisis musical con más alusiones al exitoso intérprete: “El desarrollo histórico de la sociedad humana tiene sus altas y bajas, flujos y reflujos. Nada es estático, siempre hay un movimiento constante. A veces, dentro de ese movimiento se produce una involución desde el punto de vista de los valores”.

“Después de la Segunda Guerra Mundial hubo, en general, un gran salto en el desarrollo de las artes. Ese salto implicaba un progreso industrial y la industria del arte sufrió una gran sacudida gracias a que se utilizó el desarrollo tecnológico. En la industria discográfica se produjo una gran especulación mercantil, se grabó de manera indiscriminada y por ello se dio a conocer música mediocre. Surgieron muchos presuntos artistas y ahí se generó la involución de la que hablaba”.

“En medio de esa mediocridad se siguieron creando cosas valiosas que no encontraban salida. Ahora estamos viendo un cambio. Podemos hablar del bolero antes y después de Luis Miguel”.

“Las viejas generaciones de roqueros ya tienen historias amorosas que no encuentran exaltación en ese género musical y sí en el bolero. Entonces, surge un cantante joven como Luis Miguel, quien se da cuenta que tiene capacidad interpretativa para cantar boleros y la juventud se recluta en esa música. Los muchachos tratan de sorprender a sus padres mencionando ciertos temas y los papás contestan: ‘Yo estoy cansado de cantar esas canciones, pero tú nunca escuchaste’. Las nuevas generaciones están llegando a reafirmar la supervivencia de un género que es esencia de nuestra cultura”.

Me pregunto qué diría hoy el artista cubano acerca del reguetón.

II

En el Lunario del Auditorio Nacional alguien del público le preguntó en son de broma a don Armando Manzanero (1935-2020) si Luis Miguel estaría como invitado de la noche. El yucateco respondió: “Lamento decirles que no. Aprovecho para comentar que, más allá de dimes y diretes, nuestra relación ha sido muy provechosa. Yo tengo la fortuna de que el señor haya cantado varias de mis canciones y, sin lugar a dudas, él es el mejor. Esto es un negocio y si el mejor intérprete se interesa por tu trabajo como compositor, pues estás del otro lado”.

Luis Miguel ha grabado de Manzanero “Somos novios”, “Voy a apagar la luz”, “Contigo aprendí”, “No sé tú”, “Te extraño”, “Por debajo de la mesa”, “Nos hizo falta tiempo”, “Como yo te amé”, “Yo sé que volverás” (letra de Luis Pérez Sabido), “Cómo duele”.

III

En 1998 hablé por teléfono con Consuelo Velázquez (1916-2005) y le pregunté si ya había visto Grandes esperanzas, de Alfonso Cuarón, porque en esa película hay seis versiones de “Bésame mucho”. Me dijo que no, pero prometió hacerlo antes de nuestra entrevista.

Varios días después, en su casa, la compositora se sentó frente al piano para interpretar su icónica canción. Yo era el único y afortunado espectador. Me dijo que ya había visto la película y, emocionada, agregó: “¡No lo puedo creer, no lo puedo creer!”.

En ese soundtrack se escuchan las versiones de Eydie Gormé, Ray Conniff, Cesária Évora, Mantovani, The Coasters y Steve Lawrence. Extraoficialmente se habla de alrededor de tres mil grabaciones del tema en más de 30 idiomas.

Desafortunadamente no le pregunté a Consuelito qué opinaba acerca de la versión de Luis Miguel, pero cuando murió, su hijo Mariano declaró que ella había dejado una canción como legado para El Sol titulada “Por el camino”.

IV

El músico boliviano Manuel Monroy Chazarreta, mejor conocido como El Papirri, escribió una divertida crónica acerca de una visita a La Habana en 1999. Narra que fue a un bar de la capital cubana para escuchar en vivo a César Portillo de la Luz y el sitio estaba casi vacío. Al término del show, se tomó unos tragos con el compositor isleño y le preguntó cuál era su versión favorita de “Contigo en la distancia”. La respuesta: “Mira, chico, son alrededor de cien y me gusta la de Milanés”.

Entonces, El Papirri quiso saber qué opinaba Portillo de la Luz de la interpretación de Luis Miguel. A manera de respuesta, don César lo llevó a un balcón, le mostró un auto Mercedes Benz que estaba estacionado en la calle y dijo: “Eso opino de Luis Miguel, chico, ¿quieres que te lleve a tu hotel?”. El sudamericano aceptó el aventón y en el camino hizo otra pregunta: “¿Y cuál es la que menos le gusta?”. La respuesta: “La que viene, chico, la de Plácido Domingo. La ópera y el filin no se llevan bien”.

V

La lista de compositores de boleros que enriquecieron la discografía de Luis Miguel entre 1991 y 2001 es larga. Aquí, una lista incompleta: Vicente Garrido (“No me platiques más”, “Todo y nada”), Luis Demetrio (“La puerta”), Roberto Cantoral (“La barca”, “El reloj”), Gabriel Ruiz (“Usted”), Emma Elena Valdelamar (“Mucho corazón”), Álvaro Carrillo (“La mentira”), María Grever (“Cuando vuelva a tu lado”, “Júrame”), Agustín Lara (“Solamente una vez”, “Noche de ronda”), Frank Domínguez (“Tú me acostumbraste”), Alberto Domínguez (“Perfidia”), Osvaldo Farrés (“Toda una vida”), José Ángel Espinoza Ferrusquilla (“El tiempo que te quede libre”), Pedro de Urdimalas y Manuel Esperón (“Amorcito corazón”), Álvaro Carrillo (“Sabor a mí”), José Antonio Méndez (“La gloria eres tú”).

VI

A los 53 años, Luis Miguel anunció una nueva gira por América que ha causado revuelo. Entre agosto y diciembre del año en curso se presentará en Buenos Aires, Santiago de Chile y un puñado de ciudades de Estados Unidos y México, en ese orden. Cantará boleros y algo más porque el “muchacho” es muy versátil.

AQ