María Hanneman: entre Mozart, Javier Camarena y Luis Miguel

Doble filo

Pianista y prodigio, la joven de 15 años que ha demostrado su talento desde Bellas Artes hasta el Carnegie Hall, juega un pong-pong verbal con Laberinto.

María Hanneman, pianista mexicana. (Foto: Facebook de María Hanneman Vera)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

Al mediodía, ante la presencia de Carlos IV en su caballo de bronce y bajo los rayos del sol, la gente hace fila afuera del Museo Nacional de Arte de la Ciudad de México. Quienes ahí se acaloran, saben que vale la pena el sacrificio porque minutos después ingresarán al bellísimo y porfiriano Salón de Recepciones para escuchar gratis a la virtuosa pianista María Hanneman Vera.

Democráticamente, quienes llegaron más temprano ocupan las elegantes sillas que están dispuestas en torno al piano. Los que no alcanzaron ese privilegio, son enviados al auditorio del museo para que ahí sigan la transmisión en vivo a través de una pantalla.

Hanneman Vera, de 15 años de edad, interpreta con gran sensibilidad piezas de Bach, Beethoven, Chopin, Prokófiev, Ponce, Rodríguez de la Peña y Rajmáninov. Entre el público se encuentra el gran tenor veracruzano Javier Camarena, quien disfruta del talento de su ahijada artística y aplaude con el mismo entusiasmo que los simples mortales.

Hanneman nació con apenas siete meses de gestación y desde que estuvo un mes en la incubadora escuchó a Mozart. Empezó a tocar el piano a los cuatro años, a los seis ganó el primero de muchos premios y al cumplir nueve ingresó al Conservatorio Nacional de Música, donde aún estudia. Se ha presentado en el Carnegie Hall de Nueva York, en el Mozarteum de Salzburgo y en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana.

Varios días después del emocionante concierto en el Munal, que se llevó a cabo el 19 de febrero pasado, María jugó ping-pong con Laberinto.

—El Salón de Recepciones del Munal y el Mozarteum tienen alguna semejanza arquitectónica. ¿La memoria involuntaria te remitió a Salzburgo?

Eso mismo me dijo mi papá después del concierto en el museo. Yo no lo noté ahí porque ese día se me juntaron muchas emociones.

—¿Qué se siente tener el apoyo de Javier Camarena?

Lo admiro desde hace mucho tiempo, así que es un gran honor que me apoye y que el año pasado me haya invitado a presentarme con él en el Palacio de Bellas Artes. Ese día nunca lo voy a olvidar.

—Define con una palabra el concierto en Bellas Artes.

Mágico.

—¿Qué es lo más difícil de ser niña y adolescente prodigio?

Que haya gente que sólo se dedica a criticar, a decirte que te rindas porque no vas a poder. Lo mejor es no pelarlos.

—Si estuvieras enfrente de Mozart, ¿qué le preguntarías?

Me gustaría que me dijera qué lo inspiró a hacer tantas cosas bonitas en la música.

—¿Qué distingue a la música de Mozart de la que han escrito otros compositores?

Es difícil explicarlo, pero sí hay una chispa que la hace diferente.

—¿De vez en cuando tocas el violín?

Lo volví a agarrar hace poco y ya no me acordaba de nada, así que mejor lo dejé.

—Un compositor mexicano.

Manuel M. Ponce.

—Una pianista clásica.

Martha Argerich.

—¿Qué es para ti el silencio en la música?

Un momento de respiro.

—Tu aria favorita.

Me gusta mucho el aria que canta Javier Camarena en La hija del regimiento (“Ah!, mes amis, quel jour de fête”). Esa ópera la vi en Bellas Artes poco antes de la pandemia.

—¿Cuál es la clase que más se te ha dificultado en el Conservatorio?

Se me dificultaba Armonía, pero ya no.

—Una materia que te guste mucho.

Aparte de la clase de Piano, una que se llama Lectura a primera vista.

—Un gusto de música popular.

Me gustan cosas de pop y jazz.

—Tres jazzistas que te gusten.

Hugh Laurie, Andrea Motis y Joan Chamorro.

—¿Es verdad que te gusta Queen?

Sí. Tienen canciones muy padres.

—Dos temas de ese grupo.

“Don’t Stop Me Now” y “Bohemian Rhapsody”.

—Dos de Billie Eilish.

“Happier Than Ever” y “Bury A Friend”.

—Dos de Shawn Mendes.

“It’ll Be Okay” y “Teach Me How To Love”.

—Una travesura que recuerdes de cuando eras niña.

Meter bichos del jardín en un frasco y taparlo.

—Dos series de televisión.

Riverdale y El internado.

—Una película.

La novicia rebelde.

—¿Qué te parece Luis Miguel como cantante?

Me encanta. Antes de su serie no lo conocía mucho, pero me puse a verla con mi mamá y de ese modo me interesé en conocer más sus canciones.

—Estás cerca de cumplir 16 años. ¿Cómo son los nacidos bajo el signo de Aries?

La verdad, no me he metido en ese tema del Zodiaco.

—¿Recuerdas algún concierto fallido?

Para que no me pase eso, estudio mucho antes de las presentaciones, pero recuerdo un concierto en una iglesia que se complicó. Esa vez cayó un bicho en una tecla y me distraje. Luego empezaron a sonar muy fuerte las campanas y no escuchaba lo que estaba tocando, así que no supe si me equivoqué o no en esa parte.

—Un libro que te llevarías a una isla desierta.

La bailarina de Auschwitz, de Edith Eger.

—El día más alegre de tu vida.

Cuando fui con una amiga a Cuernavaca para ver allá una presentación de Javier Camarena. Nos divertimos muchísimo durante todo el viaje.

—Tu día más triste.

Cuando murió mi abuelita.

—Un pintor.

Vincent van Gogh.

—¿Cuántos años te gustaría vivir?

Si se puede, cien.

AQ

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