Mónica Morales Rocha: la amplitud de lo breve

Reseña

Ediciones Periféricas publicó recientemente 'Notas al pie (tergivérsame esta)', de Mónica Morales Rocha, un libro que es aprendizaje, recorrido y reflexión sobre textos de otros autores.

Portada de 'Notas al pie (tergivérsame esta)', de Mónica Morales Rocha. (Ediciones Periféricas)
Armando Alanís Pulido
Ciudad de México /

Citas citables o ¿a qué te refieres?

Hoy (como lector) tengo una cita con Mónica que a su vez ha tenido una cita con la breve enormidad de la cita textual, Notas al pie (tergivérsame esta) me recuerda irremediablemente a Pound en El arte de la poesía cuando habla de lenguaje y declara o aconseja con su fina locura lo siguiente: “Déjate influir por cuantos grandes artistas sea posible, pero ten la decencia de reconocer plenamente la deuda”.

Nada excita más que volver al lugar de los hechos, es decir, la autora, al mezclar citas de Barthes, Bauman, Borges, Di Fillipo, Gellner, Goffman, Mead, Owen, Pascal, Revueltas y Wittgenstein, alterna lo decible y lo demostrable. Morales Rocha tiene la nece(si)dad de ser textual y cuando uno se encuentra en ese estado, comunica, desea, triunfa; entonces el texto siempre será texto amoroso si triunfa, ¿y cómo triunfan las palabras? Creo que si somos testigos de lo que decimos, si nuestros deletreos nos conceden la aventura de establecer todas las combinaciones posibles de la interpretación, ese es el triunfo. Y si puedo citar a alguien más, citaré a Mallarmé: “todo escrito de cara externa a su tesoro debe en consideración hacia quienes toma en préstamo”.

Los que acompañan a Mónica, los que la inspiraron, los que la pusieron a mirar, a escribir, a acariciar, son traicionados de la mejor manera, recordemos que el acto de la traducción de un texto poético es un acto de traición en muchos sentidos. Digo “traicionados de la mejor manera” porque desde la mirada fría de la escritura académica se salta, se transborda hacia el cuerpo hecho texto: “nada tan seductor como el lenguaje bien articulado”, dice la autora en “ser-nos de palabras” (pág. 31).

IA vs IH

En literatura no hay que temerle a nada, existe el temor infundado de que la inteligencia artificial en muchos campos vencerá a la inteligencia humana, el pesimismo que confunde a todo (incluso a las inteligencias que crean inteligencia) con actos o acciones que se relacionan con o son arte, es fácil de enfrentar, pero la ventaja que nos da el gane —una dos y tres por mí y todos mis amigos y amigas que son artistas y que son inteligentes y escriben— es la que nos recuerda Mónica: nuestras formas de andar por la vida sintiendo: “yo quiero vivirte, amor, encarnado en las palabras” (pág. 39).

Juegos del lenguaje

Ubico a la autora como poeta, peninsular, periférica, que observa en este libro, en esta tergiversación, en estas notas al pie, el proceso desencadenado y el resultado, no en orden cronológico de ensayista o de lector que hace apuntes o notas al pie, o sea, lo que escribo es el resultado de como un eco eléctrico, hiperbólico, trémulo. Mónica se deja arrastrar por su propia corriente, sin la presión del instante porque contrario a la información de inmediatez que nos proporciona leer una nota al pie de página, la escritura de esta contiene años de bagaje, cientos de lecturas, conversaciones, consultas, reflexiones y, por supuesto, investigaciones, y ella se juega todo en las palabras, las suyas que son las nuestras, las de otros que son suyas. Escribimos, pues, “con las ventanas abiertas” (pág. 13).

La ilusión evolucionista positiva

Estoy convencido de que esa ilusión es la palabra amorosa que conforma el texto provocativo, el texto romántico (cursi incluso, porque el lenguaje se vale del mismo lenguaje para ilusionar) y Morales Rocha les apuesta a los intereses comunes de los enamorados, esos que se abandonan a la narrativa erótica y poética, a la epístola; le apuesta a la comunicación.

“Hacernos de palabras ¡Ay!” (pág.29).

El libro de Mónica es sampleo puro, no hay maniobras ocultas y eso vuelve a fuerza de hablar de amor al conjunto de estos decires no inesperadamente precisos, sino inesperadamente preciosos.

¿Qué tiene uno que decir, que tiene uno que hacer cuando la brevedad se resume tan acertadamente?, tomarse el tiempo suficiente, el necesario —sin extenderse— para asumir que lo atestiguado, aunque proceda de una satisfacción ajena se pone a tu alcance, entonces la reciprocidad es indispensable y se sugiere automática —yo aproveché las páginas de al lado para hacerle mis notas a estas notas y hacer infinito el beat y entonces el libro se volvió libreta, ¡que hermosa evolución! —, pero no quiero salirme del ritmo que tiene este libro que es el amoroso, porque creo entender que los que hacen poesía ven el orden de las palabras y sus sonidos como un alegato de amor contra la violencia; la poesía es esa fábrica del yo y del nosotros que apuesta por el arte como una creación de sentido.

“Busco en las pasiones lo divino” (pág. 27).

El destino de la voz

Disfrutemos nuestra textualidad, es la invitación de la autora y lo hace sin someternos a la justificación de un sistema de justificaciones (citar a otros), en el orden o desorden de esas ideas Mónica ordena en el acomodo dichas ideas, pero, en el otro sentido, el imperativo, proporciona las instrucciones para llevarnos a definir y definirnos ante el monólogo y la palabra abierta en diálogo:

“Pudiera juzgarse de irracional a mi deseo.
“Mis formas de andar por la vida sintiendo. Quizá esas inclinaciones, como decía Kant, vengan de fuera. Lo cierto es que son indispensables. En todo caso, valga decir que busco, ante todo, la congruencia. La correspondencia justa entre mis ideas y mis actos. Asumo la responsabilidad. Sí, para escribir la historia voy identificando escenarios propicios, interlocución.
“¿No resulta del todo irracional, cierto? Finalmente, mis amares se parecen a la ‘estrategia cognitiva’ que exige un tratamiento recíproco e imparcial y un sistema ordenado.

(“Inclinaciones sensuales”, página 35)

Este libro es aprendizaje, es el recordatorio de que la lectura conlleva un proceso paralelo, la conciencia elaboradora de otro texto, de otro decir, Morales Rocha descubre y pone a la vista los instantes de la fugacidad, nos muestra la amplitud de lo breve.

AQ

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