Hay música en el barco
y una cauda de historias
paralelas.
Nadie sabe lo que piensa
el hombre en altamar
mientras come sardina fresca
con cerveza de lata.
Habrá que ahondar
en su rudo corazón,
el que embalsama y guarda
a 200 nudos.
A su regreso viene fortalecido
por el aire de las tormentas
y contra todo pronóstico
se declara
fuerte por dentro
suave por fuera
como un fundido
entre agua y acero.
ÁSS