Napoleón, Ridley Scott y el cine que perdura

Doble filo

El director británico, quien ha creado películas trascendentes como ‘Blade Runner’ y ‘Gladiador’, derrapa con su ‘biopic’ del célebre general francés.

Vanessa Kirby y Joaquin Phoenix en 'Napoleón'. (Sony Pictures)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

Le pregunto al cineasta José Buil (La línea paterna, Los crímenes de Mar del Norte) si ya vio Napoleón. Me dice que aún no, que lo hará en los próximos días y califica al director Ridley Scott como “un maestro de la cinematografía, capaz de encabezar producciones muy complejas. No sé con cuánto personal y equipo resolvieron Napoleón, pero es una hazaña de mucho respeto”.

Buil comenta que su película favorita de Scott es Blade Runner (1982), “un clásico de la ciencia ficción que adelantó muchas cosas que ya están pasando, con una atmósfera del siglo XXI. Además es un filme con muchos hijitos menores”.

Del director británico también le gusta mucho Thelma & Louise (1991), “otro clásico sobre dos chicas delincuentes, con Geena Davis y Susan Sarandon, que están extraordinarias”.

Philip K. Dick, Savater y Cabrera Infante

El guion de Blade Runner está basado en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) del estadunidense Philip K. Dick, quien murió pocos meses antes del estreno de la película de Ridley Scott, así que ya no pudo beneficiarse directamente de las regalías que surgieron por las reimpresiones de su libro.

Cuando se estrenó Blade Runner, el escritor Fernando Savater escribió un artículo titulado “La puerta de Tannhäuser”, en el que muestra gran admiración por esa película.

Antes de referirse a la cinta, Savater explica que quiso verla luego de leer las opiniones adversas de varios críticos, deduciendo que sería buena o excelente: “En cuanto tengo localizado a uno de estos turbios adivinos, lo aprovecho sin escrúpulos: cada una de sus fobias se me convierte en recomendación y cada una de sus recomendaciones me hace poner pies en polvorosa. Les debo hallazgos inolvidables y milagrosas escapadas”.

Según el filósofo español, Blade Runner es un replanteamiento de Alien (1979), “pero con la notable variante de que lo artificialmente producido es precisamente nuestro vínculo más directo e irremediable con lo natural: la conciencia de la propia finitud. El miedo a la muerte es el filo más estrecho por el que camina la condición humana”.

Savater añade: “Blade Runner está presidida por el tema del tiempo. La ciudad del futuro se muestra ya vieja, gastada, pasada. A los replicantes se les inventa la falsa memoria de un pasado que nunca existió (pero ¿ha existido alguna vez lo pasado?): esa memoria sirve para identificarles en la ilusión y denunciarles en la realidad”.

En una entrevista de 1996, el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante le dijo a Eduardo Márceles Daconte que su director vivo favorito era Ridley Scott “por su extraordinario manejo de la técnica cinematográfica, la capacidad de compresión y el sentido de la estética. No olvidemos que Scott se estrenó en los anuncios comerciales de televisión, que suelen hacerse con mucho dinero. A mi juicio, Blade Runner y 2001: Odisea del espacio, de Stanley Kubrick, son las mejores películas de ciencia ficción que se han hecho hasta la fecha”.

Batallas eternas de Gladiador

Conozco a varias personas que han visto muchísimas veces Gladiador (2000), de Ridley Scott. Por ejemplo, mi cuñado Ricardo, quien calcula que la ha disfrutado en 200 ocasiones o tal vez más y conserva en su buena memoria el guion completo.

Mi amigo Alejandro considera a Gladiador como “mi película favorita de siempre”. No sabe exactamente cuántas veces la ha visto, “pero más de 100 estoy seguro que sí”. ¿A qué se debe tanta admiración por esta película? Responde: “Las frases que utiliza Máximo (Russell Crowe) aún las aplico en situaciones de mi vida. ‘Firmes y dignos’, ‘Lo que hagamos en la vida tiene eco en la eternidad’ y otras más, sin duda trascendieron en mí. Este personaje épico va más allá que cualquier líder. También todos hemos enfrentado en la vida a alguien del estilo de Cómodo (Joaquín Phoenix). Además, está la música de Hans Zimmer, cuyo CD no tardé en comprar”.

Emperador y Guasón

Que a los 85 años de edad Ridley Scott haya dirigido una superproducción del tamaño de Napoleón, habla de alguien que posee una gran energía y que ambiciona dejar una huella aún más profunda en la historia de la cinematografía. A las películas aquí mencionadas habría que añadir algunas menos trascendentes como Hannibal, Robin Hood, Black Rain y La casa Gucci, entre otras. Para 2024 planea el estreno de Gladiador 2 y una serie de televisión.

Vi Napoleón en una función de las 11 de la mañana, con poco público, aunque uno de los asistentes dejó encendido su celular para ver mensajes e incluso contestar una llamada (nunca falta alguien así).

Sin considerarme crítico de cine ni mucho menos, me pareció una buena película palomera con edición caótica. Existe una versión larga de más de cuatro horas que, para las salas comerciales, fue reducida a dos horas y media.

Con perdón de Fernando Savater, coincido con los historiadores y críticos franceses que la ven como una tendenciosa versión anglosajona de una importante época de Europa. Inicia con el militar corso observando la decapitación de María Antonieta (cuando realmente él estaba en ese momento en el célebre sitio de Tolón), alcanza lo caricaturesco con un bombardeo a las pirámides de Egipto que nunca existió y termina con una lista de los muertos que hubo en cada una de sus batallas. Lo anterior sumado al retrato burdo de Bonaparte, interpretado por un buen actor como lo es Joaquín Phoenix, quien irremediablemente remite al Guasón y cuya fisura labial lo ubica en el terreno del miscast (aunque con manga ancha se puede decir que en la ficción todo se vale, incluso que Napoleón hable todo el tiempo en inglés).

Tiene razón Ridley Scott al decir que una película no debe verse como una clase de historia, pero es un hecho que cuando el arte falla se filtran la ideología y los prejuicios de los creadores.

Cuando promocionaba La casa Gucci (2021), le preguntaron a Scott por qué en los años ochenta renunció a filmar Dune. Quien ostenta el pomposo título de Caballero del Reino Unido respondió: “Dino (de Laurentis) me dijo: ‘Es caro, vamos a tener que hacerlo en México’. Le dije ‘¿qué?’ y respondió ‘México’. Entonces me envió. Y con el mayor respeto a la Ciudad de México, en esos días estaba bastante apestosa. No me encantó. Fui a los estudios (Churubusco) donde los pisos eran de tierra. Dije ‘no, Dino, no quiero hacer de esto una dificultad’. Así que me eché para atrás y en su lugar pasé a Legend”.

Durante la promoción de Napoleón alardeó de su eficiencia y amor por el estrés diciendo que mientras Martin Scorsese filmaba Los asesinos de la luna, él había realizado cuatro películas, como si el cine fuera un partido de futbol que él ganó 4-1.

Al igual que Pepe Buil soy fan de Blade Runner. Me gustan Alien y Gladiador. Vi Napoleón para escribir este texto y ver a la bella y talentosa Vanessa Kirby, quien naufraga como Josefina (no se vale, Caballero Scott).

AQ

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