Navidades redentoras

La guarida del viento

Charles Dickens tuvo una vida turbulenta que, sin embargo, produjo historias tan felices como la de las navidades con el señor Scrooge.

Cuento de Navidad. Ebenezer Scrooge recibe la visita del espectro de Jacob Marley. (Ilustración: John Leech)
Alonso Cueto
Ciudad de México /

Cuando Charles Dickens decide escribir su famosa novela corta A Christmas Carol a fines de 1843, el escritor contaba con poco más de treinta años y se encontraba en serios aprietos. Su novela Martin Chuzzlewit había sido un fracaso económico, un serio revés para la familia Dickens que se encontraba a la espera de su quinto hijo. Las relaciones con la editorial que lo publicaba eran por eso difíciles y en esas circunstancias el escritor decidió, en octubre, escribir una historia de Navidad. Por entonces las celebraciones navideñas habían perdido popularidad en Inglaterra, así que la empresa era un reto difícil.

El proceso duró seis semanas con días de trabajo encarnizados, disueltos en largas caminatas de treinta kilómetros nocturnos por Londres. Cada mañana, la familia del escritor lo oía llorar, reírse y llorar otra vez mientras escribía. Después de una serie de dificultades con la imprenta, financiado por el mismo Dickens, el libro salió a la venta el 19 de diciembre de ese año, con ilustraciones de John Leech. A un precio de cinco chelines, unos treinta dólares de hoy, se tiraron seis mil ejemplares que se vendieron en cinco días, antes de la Nochebuena. El libro agotó otras dos tiradas antes de Año Nuevo. Desde entonces nunca ha dejado de estar en los estantes de las librerías.

El protagonista de la novela, Scrooge, responde a la convicción de Dickens sobre el género humano. Un ser mezquino y cruel puede ser redimido. Enfrentado a las visiones correctas (como la de los fantasmas que lo acechan), cualquier persona puede redescubrir su lado más benigno. Cuando Scrooge ve una lápida con su nombre, descubrimos el terror es el camino más directo hacia el amor. Según sus biógrafos, es posible que el padre de Dickens haya inspirado al escritor pues tenía con él una relación ambivalente. La idea de la redención, tan cara a la educación cristiana de Dickens, está en la base de la historia. Dickens creó otros memorables villanos. Con frecuencia sin embargo, como en el caso de Madame Defarge en Historia de dos ciudades, son consecuencia de una infancia llena de violencia y crueldad.

A lo largo de su vida, Dickens se convirtió en el primer escritor de fama global. Sus dos giras a Estados Unidos fueron verdaderos acontecimientos, con multitudes esperando verlo en sus presentaciones. Se dice también que fue esta novela la que revivió el culto a las fiestas navideñas. Está documentado que la frase “Merry Christmas” se popularizó gracias a A Christmas Carol.

La novela fue lo que hoy se llamaría un gran éxito comercial y artístico. Pero eso nunca lo detuvo. Siguió escribiendo pues debía huir de una infancia penosa, unos recuerdos duros en la fábrica de betún donde trabajó, un matrimonio con una mujer a la que no amaba, el amor por su difunta cuñada y finalmente la relación con la joven actriz Ellen Ternan, que daría lugar al personaje de Estella en Great Expectations. Una vida secreta y turbulenta que sin embargo produjo historias tan felices como la de las navidades con el señor Scrooge.

AQ

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