Oficio de preguntar

Bichos y parientes | Nuestros columnistas

La inteligencia artificial y la humana participan en una misma tradición.

Platón usó la pregunta como una forma de adquirir conocimiento. Es la misma técnica de la inteligencia artificial. (Montaje: Laberinto)
Julio Hubard
Ciudad de México /

Hay conocimientos que pueden siempre ser teóricos; las herramientas, en cambio, son de aprendizaje y dominio prácticos. Nadie se convierte en maestro ebanista viendo videos ni leyendo libros sino con formones, cepillos y sierras. Los recursos teóricos ayudan mucho, pero son inútiles si no se meten las manos en las cosas: el uso y la práctica, para un aprendiz de carpintero, determina no sólo la calidad de la pieza sino el tiempo, el esfuerzo y, sobre todo, el desperdicio: para mi primera silla tuve que hacer siete patas.

Hay todo un universo entre saber y conocer, entre know-how y know-what, entre oficio, profesión y ocupaciones, y no se precisa la misma forma de la inteligencia. Pero hay préstamos entre los distintos ámbitos.

Digamos que la filosofía seguía pareciendo una extensión de la religiosidad hasta que a Platón se le ocurrió el recurso teatral de reproducir a Sócrates como tábano preguntón, y dejar como filosofía al modo de inquirir, averiguar, indagar, más que a las sabidurías acumuladas o los saberes transmisibles. Es la pregunta… como oficio y práctica.

Y es que acabo de dar con una herramienta extraordinaria, que apenas me funciona como juguete porque no alcanzo a ver sus límites. Se trata del famoso ChatGPT, que apenas abrió en noviembre de este año.

Le pedí al propio Chat que se presentara, y escribió esto:

«ChatGPT es un modelo de procesamiento de lenguaje natural (NLP) desarrollado por OpenAI que permite a los usuarios comunicarse con una máquina de manera conversacional. El modelo fue entrenado en un conjunto de datos de más de 8 mil millones de palabras y es capaz de generar respuestas similares a las humanas a una amplia gama de indicaciones.

Una de las características clave de ChatGPT es su capacidad para comprender el contexto y mantener la coherencia en las conversaciones. El modelo puede realizar un seguimiento de las declaraciones anteriores y usarlas para informar sus respuestas, lo que ayuda a crear una conversación más natural y fluida.

ChatGPT también puede realizar una variedad de tareas, como responder preguntas, proporcionar información y generar respuestas a indicaciones. Esto lo convierte en una herramienta útil para una amplia gama de aplicaciones, incluido el servicio al cliente, la traducción de idiomas y más.

Uno de los desafíos de usar ChatGPT es que aún no es capaz de comprender completamente las sutilezas y los matices de la comunicación humana y, a veces, puede generar respuestas que son inapropiadas o no están relacionadas con la conversación. Sin embargo, a medida que la tecnología NLP continúa avanzando, es probable que estas limitaciones se superen y ChatGPT se convierta en una herramienta aún más poderosa para la comunicación y el intercambio de información.

ChatGPT es un desarrollo prometedor en el campo de la PNL que tiene el potencial de revolucionar la forma en que interactuamos con las máquinas y que la comunicación con ellas sea más eficiente, efectiva y similar a la humana».

De pronto, buscar en la web se antoja primitivo. Ir a saltos entre información, publicidad, semejanzas indeseadas, contigüidades inútiles, y click aquí, click allá... Mejor que una sola línea produzca las cribas, elija las pertinencias, jerarquice. Después, uno corrige.

De entrada, el planteamiento lleva a los miedos comunes: la Inteligencia Artificial nos hará idiotas, o se apoderará del control y seremos sus esclavos o nos aniquilará. No es así. Se trata de una herramienta, y muchas veces la inteligencia consiste en el modo en que usamos las herramientas. Incluso podemos considerar al lenguaje como una herramienta. Es mucho más que eso, pero también “hace sentido”, aunque parezca anglicismo a los puristas, porque es mejor que “tener sentido”: el sentido se hace, más que se tiene.

En este caso, el lenguaje requiere de una precisión notable para formular las preguntas, los temas, los campos sobre los que inquirimos. A preguntas vagas, respuestas flojas. Saber preguntar es un arte y una disciplina mucho más compleja que la de aportar datos que respondan a esas preguntas. La interrogación lleva la carga de la inteligencia; la respuesta, la del saber o el conocimiento.

En todo caso, esta herramienta, de las primeras probaditas de Inteligencia Artificial, además de ser un salto cualitativo inmenso, abre una puerta al entusiasmo: es un recurso fantástico para desarrollar el oficio de preguntón. De otro modo: nos hace más inteligentes de lo que somos.

AQ

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