Paul Medrano ganó el Premio Nacional de Cuento José Alvarado 2024, convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León a través de la Secretaría de Extensión y Cultura y la Facultad de Filosofía y Letras, con su obra Mala resina.
Medrano se considera un escritor periférico, pues vive en Zihuatanejo, desde donde escribe y disfruta, muy a su modo, la literatura que le llena el ojo. Nada de novedades, ni temas de moda. Medrano está empeñado en buscar veredas narrativas no convencionales que jueguen con el hablar cotidiano, la música popular y la escritura hecha con sudor y lodo. En entrevista, el escritor habla de la temática que aborda en esta obra.
La pregunta obligada es acerca del título, ¿a qué se refiere Mala resina?
Mala resina es el título del cuento que abre este libro compuesto de diez historias. El término se refiere a la visión del personaje, un chiclán, hacia su propio esperma, luego de que su suegra le pusiera una trampa para embarazar a la hija. También se usa como para describir que alguien es “mala sangre”, justo como son la suegra y el protagonista.
Paradójicamente, este libro premiado en el norte de México es el más costeño de todo lo que he hecho. Goethe decía que hablar es una necesidad, pero escuchar es un arte. De unos años para acá, he escuchado el habla costeña y traté de reproducir esa música que puede escucharse en una charla en el mercado, en el micho o la cantina. Historias que, además de un leit motiv intenso, tienen una musicalidad peculiar. Sobra decir que solo logré reproducir un poco de esa cadencia.
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Entre los motivos del jurado para elegir tu obra está su unidad narrativa. ¿Qué nos puedes decir al respecto?
A pesar de que las historias tienen su propio espacio y tiempo, todas ocurren en un universo costeño imaginario. Hay ocasiones en que algunos cuentos se tocan. Sin embargo, eso tendrá que descubrirlo el lector, si es que logra desentrañarlo.
Coincide que el día que recibes la noticia de que resultaste ganador, muere Paul Auster, quien en una entrevista dijo que él trata a sus personajes como reales, no los manipula, pues no son marionetas. ¿Qué podrías decir de tus personajes en Mala resina?
Contrario a Auster, mis personajes provienen de la vida real, pero los he manipulado a mi antojo para que protagonicen mis historias. No es que yo esté bien y Auster mal, no. Cada autor sabe lo que hace con sus personajes, ya que finalmente solo son ecos de la memoria, que rebotan en la imaginación y caen al teclado.
¿De qué manera elegiste los temas de Mala resina? ¿Tienes obsesiones?
Una de las obsesiones que me propuse en Mala resina fue excluir la violencia ocasionada por la maña. No es que me espante, ni mucho menos. Acá en Zihua es más fácil conseguir una pistola que un libro de Cris Offutt. Ya he escrito sobre el tema y muchos más lo han hecho. Simplemente quise hacer un libro con la violencia que está más allá del narcotráfico. Porque la hay y ocurre todos los días. La del narco, en cambio, termina por acaparar toda la atención. Empieza a ser un tema manido.
¿Cuáles son los escritores mexicanos que han influido en tu estilo literario y de qué forma?
No tengo una formación literaria. Tampoco soy aficionado al lobby literario. Leo lo que llega a mis manos. A veces me deslumbra, a veces me aburre. Pero de cada lectura aprendo algo. Mi estilo ha sido influido por el periodismo, la música popular y algunos escritores de acá del sur, quienes mantienen una coherencia entre lo que viven y lo que escriben.
Sé que es difícil opinar de la propia obra, pero ¿qué es lo que te gusta de lo que escribes?
Lo que más me gusta de lo que hago, es que puedo escribir lo que yo quiera. No tengo prisa, ni ganas por subirme al tema de moda. Tampoco me interesa la antesala editorial, ni el precopeo culturoso. La literatura ocurre, si es que ocurre, entre el escritor y la hoja. Todo lo demás solo es vida social.
AQ