Los corridos tumbados recorren el mundo, son un fenómeno musical cuyo éxito resulta inexplicable para quienes ignoran su origen y los juzgan con inevitable aire de superioridad (“son procaces, misóginos, de mal gusto, hacen apología de la violencia”, argumentan), intentando incluso prohibir las presentaciones de sus intérpretes (como ha sucedido en Tijuana, Mexicali y Viña del Mar). Pero es un hecho que, sobre todo a través de las plataformas digitales, los corridos tumbados imponen miradas, formas de vida, aspiraciones que, así sea fugazmente, en ocasiones se cumplen para quienes deciden apostar en el universo implacable y sangriento del narcotráfico como vía de escape a las frustraciones cotidianas.
En su libro Corridos tumbados. Bélicos somos y bélicos morimos (NED ediciones, 2023), José Manuel Valenzuela Arce, el mayor especialista en estudios del narcocorrido, indaga en la historia, peculiaridades y discurso de los corridos tumbados y bélicos (en la segunda edición “ampliada” del volumen, de reciente aparición, se hace acompañar de otros dos reconocidos especialistas en el tema: José Carlos Ramírez Pimienta en el prólogo y Christian Fernández Huerta en el epílogo. Entre los tres ofrecen un amplio panorama sobre este género que ha proyectado internacionalmente, entre otras, a figuras como Peso Pluma, Natanael Cano, Fuerza Regida y Eslabón Armado).
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“El desarrollo de los corridos tumbados ha sido vertiginoso” escribe Valenzuela Arce. “El presentismo juvenil, la vida al límite, la velocidad y el exceso definen las narrativas y el formato musical de los corridos tumbados”. Hablan de la realidad que rodea a muchos jóvenes, de sus carencias, de sus sueños, de su machismo. Entre sus intérpretes más exitosos se encuentran Natanael Cano, quien en 2023 “posó como modelo para la firma francesa Saint Laurent” en una revista española, y Peso Pluma, invitado al popular programa The Tonight Show de Jimmy Fallon después de “haber colocado una canción en el primer lugar internacional de la lista Billboard Global”, dice Pimienta. Y Valenzuela agrega: en julio de 2023 el expresidente Barack Obama “indicó que tenía a La Bebé, una canción de Peso Pluma, en su top ten de canciones preferidas”.
Las mujeres como trofeos o decoración forman parte de la narrativa de los corridos tumbados, pero han aparecido compositoras e intérpretes que ofrecen un punto de vista diferente. Mujeres como Ivonne Galaz, Tania Domínguez o Lluvia Arámbula quien “reivindica la solidaridad del barrio y la protección que ofrece cuando se necesita”.
En una de sus canciones, Galaz escribe: “No necesita de un cabrón para sentirse amada/ porque ella sabe lo que vale, siempre empoderada. Una chingona en toda la extensión de la palabra”. Y Arámbula habla del amor de las mujeres —en especial de las madres— en un mundo que solo exalta el valor del dinero, del lujo, de las posesiones: “Tengo lo que quiero, dinero y fama, ¿pues qué más queda?/ El que vive de esperanza corre el riesgo de morir de hambre./ En esta vida no hay nada como el amor de su madre”.
Los corridos tumbados y bélicos no surgen de la nada, son parte de una realidad violenta pero también de las tentaciones que surgen del mercado, del ansia de disfrutar la vida al máximo, aunque sea un momento. En un contexto en el que pocos triunfan, la mayoría son carne de cañón, los corridos tumbados “narran historias de la vida real, muchas de ellas relacionadas con el mundo del narcotráfico, la violencia o el estilo de vida de los jóvenes en comunidades marginadas”, escribe Valenzuela, quien reitera: “los corridos tumbados tocan las realidades juveniles”, aunque muchos cierren los ojos y no quiera ver ni escuchar lo que reflejan.
AQ