Ya le falta al cuerpo poco trecho,
una numeración implícita de años, pocos,
y olvidamos de golpe cualquier cifra,
rompe su ímpetu el tenue infortunio,
nos echamos a perder y no volvemos
a lavarnos las manos.
Ya falta al fin muy poco, poco trecho.
Ya están las hierbas secándose en el aire,
los pájaros rompen su vuelo
y se comen sus alas.
AQ